Unidas

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-¡No lo hagas por favor, quédate conmigo!
Dije entre sollozos, no quería que saltara y cayera a ese frío vacío, oscuro y sin vida. Ahí me encontraba yo, sollozando, gritando que no saltara.

No lo podía permitir.

Ella era una de las personas más importantes de mi vida, un alma libre, que no merecía ese castigo.
Puso un pie en el abismo.
Corrí hacia ella y le atraje junto  mí. Ninguna de las dos podíamos soportar ese destino.
Con las últimas lágrimas brotándome en los ojos, nos miramos las dos,
nos agarramos de las manos como si fuese lo único que nos quedara en nuestras vidas.
¿Saltaríamos?, ¿O nos quedamos así?
Juntas, con nuestros dedos entrelazados, observando la luna...
Créeme es mejor la segunda opción.

La luna está preciosa esta noche.

Un alma másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora