{Drabble/KrisBer} Special Tree

Special Tree

Género: Fluff!AU

N° de palabras: 382

໒( ♥ ◡ ♥ )७

Todos los días salir a jugar con él era entretenido, teníamos muchas cosas en común, mi mamá me decía que cuando esté con él debería comportarme como toda una princesita, pero no, a mí no me gustaban ni los vestidos ni los zapatos, prefería la ropa floja y las zapatillas, y ese comportamiento se me hacía simplemente repulsivo y muchas veces falso.

Soy Amber, y desde que tengo 7 años soy amiga de Kris, él, al igual que yo, es chino y también tiene algo norteamericano. Recuerdo que la primera vez que lo vi, él estaba jugando en el parque con una pelota de color rojo, y su mamá lo miraba desde la banca próxima, y cuando él alzó la mirada se puso alegre – éramos los dos únicos infantes en el parque – y se acercó a preguntarme si deseaba jugar con él, el muy idiota pensó que yo era un niño, y es que con el cabello corto y por cómo estaba vestida cualquiera hubiera pensado eso.

Desde ese momento nos volvimos inseparables, hasta ahora, que tenemos 15 años y siempre nos reunimos en el árbol que fue testigo del nacimiento de nuestra amistad para poder ver el atardecer desde la copa de este.

Nuestra regla era que, el que llegaba primero subiría y haría espacio y limpiaría para cuando llegue el segundo, en esta ocasión fui yo la que estuvo primero en la copa del árbol, pero en esa ocasión había algo realmente curioso, había dentro el sobre de una carta con mi nombre escrita en esta, cuando la sujeté y decidí abrirla, una cabellera rubia asomó entre las ramas y me estaba mirando con una amplia sonrisa.

- Vamos, ábrela – me dijo aún más sonriente – sé que te gustará

Yo lo miré algo dubitativa, pero decidí abrirla, al hacerlo pegué un grito al cielo, se trataban de dos entradas en primera zona para el concierto que se realizaría de Linkin Park en un mes.

- Te dije que te encantaría – me dijo aún más feliz – así que, tu agenda está separada para Linkin Park y para mi esa noche.

Lo abracé y le sonreí, no tenía palabras para ese momento, sin lugar a dudas Kris me había regalado el mejor atardecer de mi adolescencia.