Mi desesperación se estaba notando en mi respiración, abrí un poco mi boca para gritarle que no se fuera pero las palabras se habían ido con el viento, tragué saliva y dije en voz baja.
— Espera.
Ella hizo una pausa, logró escuchar mi deseo, me levanté con la esperanza de arreglar este mal entendido entre ambos, ví cómo abrió la puerta para irse. Con una mano empujé la puerta para cerrarla y con la otra acorralé a mi mujer para que escuche las pocas palabras que mis labios podían articular porque el miedo estaba recorriendo mi cuerpo frágil.
No protestó por mi reacción a no dejarla ir, más bien esperó para escuchar lo que tenía que decir. Tomé las últimas fuerzas mezcladas con esperanza para convencerla de comenzar una nueva vida desde cero.
— No te vayas — un silencio hizo que logre escuchar su corazón palpitante — Debemos hablar...
— Ya no hay nada de qué hablar — me empujó con su espalda para dejarla en libertad.
Tomó la perilla con desesperación y logró abrir la puerta por un corto tiempo porque la volví a cerrar, ésto no podía terminar de esta manera aunque sus palabras me hieren ambos nos amamos. Noté que se estaba irritado por esta situación, no había otra salida, es ahora o nunca.
— ¡Te amo! — grité.
Por fin, por fin se lo dije sin ningún problema. Durante todos estos años todo lo que necesitamos era ese inalcanzable "te amo".
Esperé por un momento para ver su reacción y lo único que hizo fue tomar mis manos para dejarla ir, volví a insistir.
— ¡Te amo (...)!
Su respiración se estaba entrecortada, hizo que me preocupé por ella, coloqué mis manos en su cintura para darle seguridad, con pasó lento se dió la vuelta para mirarme. Estaba sorprendida por mis palabras de ahogado, aún no lo creía porque miró cada detalle de mi rostro como si buscara una respuesta.
— No te vayas de mi lado — no me dí cuenta que un nudo en mi garganta estaba formado y me impide hablar con claridad — Se que fuí un estúpido porque pensé que ese "te amo" era innecesario. Me merezco tu infidelidad por ser tan estúpido.
Tenía su mirada perdida como si de un momento a otro ya no supiera hablar coreano, pensé por un momento si había articulado bien lo que dije pero estoy en lo correcto, ella bajo su mirada con culpa. Mordí mi labio porque no recibo ninguna respuesta de esperanza, debe decir algo.
— Mi vida sin ti ya no será la misma — de nuevo ese silencio que me desespera, quité mi mano de su cintura y golpeé muy fuerte la puerta — ¡Te amo (...)! ¡Carajo! ¡Te amo!
Necesitaba descargar todas mis emociones en ese golpe, miré que unas lágrimas recorrieron su bello y delicado rostro y me partió el alma verla tan indefensa, levantó su mirada y nuestros ojos se conectaron haciéndolo que su llanto sea más fuerte, jamás la había visto tan destrozada. Se estaba ahogando en sus propios gritos de auxilio, no sabía cómo actuar para cesar su llanto.
En un abrir y cerrar de ojos ella se desplomó por los suelos, se llevó sus manos a su rostro para llorar más fuerte, miré hacia otra parte y me mordí el labio para no llorar frente a ella, debía darle fuerza porque es lo que necesita pero no puedo, cada gritó y lágrima me hacen menos fuerte.
Coloque mis manos sobre la puerta para apoyarme, respiré para calmarme pero esto no es correcto, ambos debemos desahogarnos para lograr una reconciliación sincera, me arrodillé y miré que mi esposa estaba rota, no lo dude ni un segundo más, la abracé muy fuerte.
Ella recorrió con sus manos mi espalda y correspondió mi abrazo, la necesitaba tanto que mis fuerzas le estaban quitando el aire por unos momentos, besé su hermosa cabellera para que logré apoyarse en mi.
Después de un largo tiempo sin escuchar su llanto me separé para ver sus hermosos ojos cubiertos aún con lágrimas, tomé con mis manos su rostro y con mis pulgares limpié sus lágrimas, me acerqué a ella y le dí un beso que demostraba mi apoyo incondicional.
La cargué entre mis brazos para estar más cómodos, me senté en el sofá y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oído, suspiré muy profundo y la miré.
— Ahora es mi turno — ella asintió — Todo comenzó con una propuesta de Ji Yong.
Le relaté cada detalle de está espantosa vida que he llevado durante estos largos años de angustia y desesperación, con cada palabra que decía mi amada esposa sonreía incrédula por mis acciones, al terminar con todo limpié sus últimas lágrimas y me acerqué a la mesa donde ella había colocado el anillo de bodas. Tomé su delicada mano y la miré con una tierna mirada.
— Señora Choi. ¿Acepta ser mi esposa de nuevo? — pregunté con tono serio y juguetón.
— Lo aceptaría mil veces más — sonreí por sus hermosas palabras.
Un cierto rubor se posó en mis mejillas mientras colocaba el anillo en su delgado y pálido dedo, me acerqué a ella con recelo cómo la primera vez que le confesé mis verdaderos sentimientos, uní mis labios con los suyos y el latido de mi corazón volvió a ser él de antes. Hace mucho tiempo que no sentía este sentimiento de estar en paz conmigo mismo.
El nivel del beso comenzó a subir, de verdad deseaba a mi mujer así que la cargué entre mis brazos sin dejar de besarnos, cuando subía cada escalón sentía la desesperación de hacerla mía. Cerré la puerta con la punta del pie y comenzamos a quitarnos la ropa, la luna hizo su parte del trabajo mientras consumamos nuestro amor.
Acaricié sus cabellos perfumados y simplemente me volví a enamorar de mi bella (...), "te amo" ahora lo decía sin ninguna dificultad, pude apreciar la sonrisa de ella al escuchar mis palabras.
Sentirla de nuevo de lo mejor que me pudo pasar, cada caricia, mirada, beso y gemidos se compacta a tanto en el ambiente que el tiempo se nos hizo eterno. La abracé muy fuerte y se quedó dormida como una princesa a lado de su caballero.
Me levanté para tomar unas mantas porque el frío de la madrugada se hacía notorio y no quería que mi esposa se resfríe, escuché unos leves golpes en el balcón, al principio no le presté atención pero fueron repetitivos y molestos. Tomé un pantalón con un sacó para ver de quién se trataba, abrí la puerta y mi sangre se calentó al ver a ese estúpido en el jardín de mi casa, por buena suerte la capucha no dejaba ver mi rostro.
— (...) eres la mujer de mi vida y no voy a permitir que seas de nadie más — tenía las ganas de golpear su rostro pero me contuve — Como te lo dije, lucharé por ti hasta que seas mía otra vez.
No dijo nada más y se marchó hasta perderse en las sombras, me quedé pensando por un momento sobre la situación que se nos presento, debo hacer algo para que ese estúpido dejé a mi mujer en paz.
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Infiel © [T.O.P y Tú] ~ Segunda Temporada
FanficEs la Segunda Temporada de "Infiel" Todos los sucesos los relata Choi Seung Hyun aclarando que es lo que pasó en realidad durante los años de infiernos que vivieron junto a su esposa, muchos secretos serán revelados y las máscaras se les caerán a al...