Act I - El cambio

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• Capítulo I.

一 ¡Eh, muchacho! ¿Te encuentras bien?

Las miradas recaían en él de las personas que se cruzaban en su camino, las calles, las aceras, empezaban a notarse en movimiento puesto que ya comenzaba a hacerse de día y la gente salía a trabajar o realizar sus respectivos asuntos a las siete de la mañana.
Ji hacía caso omiso a cada quién que preguntaba por la condición en la que se encontraba, caminando a paso acelerado con sus puños sucios y cerrados, los ignoraba, preocupándose solamente por llegar lo antes posible a su casa mientras pensaba en una buena excusa de por qué aparecía a esa hora... o peor, por qué llegaba en ese estado; un moretón del tamaño de una ciruela en su pómulo izquierdo, acompañado de una cortada debajo del mismo que cada tanto él limpiaba, evitando que perdiera sangre o gotease. También tenía el labio inferior cortado y las mangas de su camiseta rasgadas, sin contar que también estaba sucia o que además podría tener hematomas en la espalda... lo más seguro era que sí.
Dobló algunas esquinas metiéndose por un callejón que, a pesar de que el sol ya iluminaba gran parte del barrio, por aquellos callejones la luz aún era tenue. Los perros salieron de los basureros cuando escucharon los pasos acelerados del chico comenzándolo a seguir, aún así no le importó. Saltó un muro de ladrillos viejos en uno de los callejones, no era tan alto por lo que su aterrizaje no fue serio, así continuó caminando entre las calles sucias; aquella zona donde vivía, era una de las más bajas en Yongsan-gu. Las casas pegadas unas a otras, algunas no contaban con una puerta por lo que sólo había un trozo de madera o algún mantel usado tapando ese espacio, eran muy pocas las casas que contaban con alguna puerta corrediza de bajo presupuesto, era el caso de Ji.

一 ¡Ah, Yonggie! ¿Qué sucedió ésta vez? ¿Te encuentras bien? 一Cuestionó aquella mujer levantándose de aquella silla mecedora un poco desgastada luego de que Ji cerrara la puerta detrás de él y se quitara los zapatos en la entrada.

Él no contestó a sus preguntas, sólo mantenía la cabeza baja aunque por más que evitó que su madre viera sus heridas, las observó con cuidado, llevando una mano a la barbilla del muchacho y así logrando examinar cada zona. Sólo negó con la cabeza y suspiró.

一 Ya, no importa, buscaremos otra zona donde puedas-

一 No. 一La interrumpió en un tono seco.一 Allí consigo más que en otros lugares.
一 ¡Pero hijo! ¿No ves cómo llegas a la casa?
一 ¡Déjalo que haga lo que quiera Gi Ran, un día le van a disparar y será cuando recapacite!

Aquella voz fue lo que hizo que Ji levantase la mirada de forma rápida, fijando su mirada hacia el frente de donde provenía aquella voz. Su padre, Kwon Hwan. Alto, con canas propias de la edad que no rondaba más de los cincuenta y cuatro años. Mirada fría, un tipo serio y orgulloso que, a pesar de ser pobre, daba todo por su familia. Pero no cuando se trataba de Ji. Cada vez que llegaba a casa, tenía la excusa de que él se partía el lomo haciendo un trabajo digno y no "perdía el tiempo" en cantar canciones de cuarta en la calle como lo hacía su hijo.

一 Por favor, para, Hwan. 一Dijo la madre de Ji en un tono cortante, le dolía que hiciera ese tipo de comentarios hacia su más preciado tesoro.
一 ¿Estoy en lo cierto o no? Renacuajo cobarde, en vano fue llamarte dragón si no sabes ni defenderte, acabarás por matarte o traer a toda a esa pandilla de matones-
一 ¡Hwan...! -Intentó interrumpir de nuevo, pero una vez más falló.
一 ¡... A matarnos!

Ji abrió los ojos como platos, sin nada que decirle, sin saber cómo decirle que no sería así, que mientras él esté vivo no dejaría que nada les pase inclusive a su padre, los cuidaría hasta el final. Pero no lo dijo. Enseguida metió la mano en su bolsillo izquierdo, sacando de ahí ocho mil quinientos wons, lo suficiente como para comprar pan, algunos alimentos y agua, que fueron puestos en la mano de su madre. Con la mirada que le dedicó le dijo todo, él no quería el dinero, sólo el bienestar de su familia. Abandonó el lugar dirigiendose a su habitación, una pequeña pieza detrás de una cortina gastada, con un colchón delgado y una frazada vieja. Se paró frente al viejo y sucio espejo que tenía que no dejaba ver más abajo del pecho, así vió con atención las heridas que le habían dejado. Se quitó su camiseta, dejándola tendida a un costado, a pesar de estar rota no podría tirarla, no contaba con muchas prendas como para desecharla.
Pronto sintió la presencia de alguien en su habitación, quien aclaró su voz; Hye, su hermana mayor. Parecida a él, sólo que con una capacidad excelente en arreglar atuendos y tejer buenas bufandas. Ji no dijo nada, sólo se examinaba a sí mismo, aún así Hye se aproximó a él y le dejó un pequeño bote con agua sobre la pequeña mesada de roble viejo, además de un pequeño trapo para que pudiese limpiarse las heridas.

一 ¿Quieres contarme qué sucedió? 一Preguntó la delgada mujer de unos veinticinco, acomodándose el cabello a un lado y recostandose sobre el marco de la entrada a la habitación, esperando una respuesta por parte de su hermano menor. Ji sólo negó con la cabeza en silencio. 一 Eso pensé, hay un poco de arroz y tofu casero si quieres comer algo.
一 Le dijo en un tono tranquilo, dandose media vuelta y saliendo de allí, enseguida escuchandose los sonidos de la vieja máquina de coser que disponían, así él se dió cuenta que su hermana había llevado su prenda para arreglarla.

Ji tomó el pequeño trapo mojándolo en el agua, volviendose a examinar en el espejo viendo qué herida curar primero.
Kwon Ji Yong, Ji, Yonggie por su mamá, renacuajo, sabandija, rata pobre, rata inmunda por sus enemigos. Veinte años. Delgado y tez un poco morena, cabello oscuro, introvertido, callado, un poco relleno en las mejillas que ahora las tenía golpeadas pero talentoso para quienes le dan un poco de dinero por escucharle cantar en las aceras del centro o las estaciones del tren. "Si no fuera tan desafortunado, definitivamente me casaría con él" , "pobre muchacho, pobre rata", eran algunas de las frases que resonaba en su mente, de las que escuchaba cada dos por tres en los lugares a donde presenciaba de la gente de un status más alto. "Lo que no tienen de cerebro lo tienen lleno en el bolsillo" pensó, aquello le había dicho otro hombre un poco más mayor que se dedicaba a hacer malabares en los semáforos y tenía toda la razón.
Mientras lavaba sus heridas recordó, recordó lo sucedido la madrugada del mismo día, cuando ya había acabado su horario y planeaba volver a casa.

***
3:15 a.m Estación de Samgakji.

一 Eh, se ve que te hiciste un buen dinero allí, ¿no? Rata inmunda.一 Dijo aquel muchacho alto, pelinegro, vestido con ropa ancha y algunas cadenas que de él colgaban, lo mismo su pandilla que venía detrás de él.
Ji hizo caso omiso, levantándose del suelo y recogiendo la lata de arvejas vacía que tenía enfrente, ésta contenía el dinero que había hecho durante la tarde. Así se dirigió hasta las escaleras que llevaría hacia la calle principal, pero no pudo, enseguida su paso se vió cerrado por otros cinco muchachos con las mismas fachas de Ri, el mismo que le había gritado momentos atrás.
一 ¿A dónde vas? ¿No sabes que es de mala educación no responderle a la gente? O peor... si ellos con un par de billetes podrían manejarte.一Comentaba mientras se aproximaba a su víctima de brazos cruzados, era obvio que buscaba humillarlo.
一 A mi no me mueven tus asquerosos billetes.一Contestó Ji, frío, no tenía la mínima intención de pelear, sólo quería huír y que dejasen de joderle el paso.
一 Tu hermana y tu madre no dicen lo mismo, tú no tienes idea de cómo ellas se moverían por mil won-... 一Ni siquiera había terminado la frase el chico del medio que le cerraba el paso y además le hablaba de cerca, cuando por un momento parecía que el impacto del puño de Ji contra la cara de su enemigo había resonado por toda la plataforma, haciéndolo caer enseguida. Para qué;
Ri tomó de los hombros a Ji, volteándolo y pegándole un puñetazo en la cara. El anillo de plata que llevaba en su dedo anular hizo que cortara una parte de su mejilla. El golpe hizo que se cayera por los pocos escalones que había subido, enseguida amontonandose sobre él, sintiendo la punta de las zapatillas golpearle con fuerza la espalda y el estómago. No duró más de diez segundos, pero se sentía como una hora de golpiza. Acto seguido Ri se posicionó encima del muchacho, tomándolo por el cuello de la camiseta obligándolo a que lo mirase.

一 Debes agradecer que no fue más, que Jackson acaba de unirsenos... No debes andar haciéndote el niño malo por ahí, un día podrías morir... Pequeña sabandija. 一Dijo por último y lo soltó, reincorporándose nuevamente y así encendiendo un cigarrillo, echando las cenizas sobre el pobre muchacho.一 Ya dejémoslo, que se vaya a llorar a su casa.

Así lo dejaron, Ji tardó varios minutos en volver a recuperar el aliento para volver a pararse. Cuando por fin pudo, la poca gente que se encontraba por allí comenzaron a murmurar sobre lo que sucedió, aún así él no hizo caso, sólo se preocupó por buscar su pequeña latita y verificar que su dinero se encontrara allí. Se acomodó un poco su ropa y salió de aquél lugar, tomando rumbo camino a su casa a pie.

***

Ji hizo un gesto de dolor al pasar el pequeño trapo por una zona de su costilla, también tenía un pequeño corte pero el moretón era grande. Así negó con la cabeza un par de veces y suspiró. Deseaba tanto poder tener el valor suficiente de enfrentarlos, quería cambiar, quería que todo fuera mejor, quería triunfar... Pero no sabía qué le tocaría mañana o si seguiría con vida.

미안해 (mianhae) | Kwon Ji Yong (G-Dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora