CAPÍTULO 1

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El chico de sonrisa gatuna se hallaba en la tienda de conveniencia más cercana a su casa, a una distancia de 5 cuadras aproximadamente, esperando pacientemente en la fila para pagar por los chocolates que su chico le había pedido y por un par de helados que se le habían antojado y pensó sería una buena idea llevarle a Min, ya que si este lo veía comer solo le reclamaría y lo mandaría por uno para él, aunque claro, no era algo por lo que preocuparse pues generalmente siempre optaba por llevarle algo más a su bebé.

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Luego de un rato volvió a su casa, llegando y llamando inmediatamente al otro para saber donde se encontraba.

– ¡¡Xiumin!!, ¡¡Bebé!!, ¡¿Donde estás?!

El más alto no recibió ninguna respuesta y suspiró llevando los helados al congelador y al girarse sobre sus talones, ya estando en la puerta de la cocina para salir de la misma, pudo divisar un cuerpo recostado sobre el sofá de la sala, sonriendo instantáneamente de esa forma tan característica que sus labios tomaban cuando este lo hacia, o como Xiumin le decía "Sonrisa de gatito".

Caminó hasta el sofá donde el mayor se hallaba y se puso en cuclillas a un lado del sofá, admirando con detenimiento cada una de las facciones de su esposo ~Simplemente perfecto~ y llevando una mano a su vientre el cual se encontraba abultado de 3 ½ meses y llevaba a su mini dinosaurio dentro, el cual, por cierto, se trataba de una niña según la última visita al ginecólogo. Acarició su vientre por unos momentos y se puso de pié optando por cargar a su marido en sus brazos, cual princesa, y llevándolo a la habitación para que pudiese dormir mejor.

JongDae subió las escaleras una por uno con mucho cuidado y caminó hasta su habitación donde se aproximó a la cama y recostó a su chico, del cual recién descubría que había estado comiéndose su yogurth, que para comenzar no le gustaba pues decía que le faltaba sabor, pero ahora había estado hurtándolo. Negó suavemente con su cabeza, riendo bajito tras su hallazgo (hecho debido a que el aliento de Min olía enteramente a yogurth) y lo arropó bajo las cobijas, dejando la bolsa de plástico con los chocolates en el buró de a un lado de la cama y bajando tras ello para ordenar un poco la sala y lavar los trastos. Min odiaba el desorden y por ende Chen se acostumbró a mantener todo en perfecto estado hasta que empezó a odiar el desorden de igual manera.

TE HARÉ RECORDARME [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora