NdA: llevo muchísimo tiempo sin actualizar, lo sé y lo siento, pero he tenido la cabeza en mil cosas y me ha sido muy difícil centrarme en esta historia. La parte buena es que ya tengo escrito el argumento hasta el final, por lo que solo me queda redactar los capítulos. Sé que este es muy corto pero, al igual que el anterior, es de transición. Prometo más batallas y muertes en los capítulos por venir. Un beso y espero que lo disfrutéis. ♥
El nombramiento de Jon como señor de Invernalia tendría lugar al amanecer, pero Lyra seguía en vela mucho después de que el sol se ocultase tras el Muro. Tenía entre las manos la carta que nombraba a Shireen heredera de la casa Baratheon y de Bastión de Tormentas y no podía dejar de darle vueltas. En su mente seguía brillando el rostro de lord Davos Seaworth, el miedo que la había recorrido a ella al darse cuenta de que el hombre la creía capaz de matar a su propia prima, que no era más que una niña. Suspiró, frotándose el rostro como si así fuese capaz de borrar todos aquellos pensamientos de su mente, y tomó asiento frente a la chimenea.
—Edder —apenas había alzado la voz, pero el silencio de la medianoche llevó el nombre al otro lado de la puerta, que se abrió pasados unos segundos.
—¿Sí, alteza? —preguntó el hombre. Lyra no lo miró.
—Tráeme a la sacerdotisa —ordenó. Edder asintió con la cabeza y cerró la puerta tras de sí.
Lyra no había dejado de tener aquellos horribles sueños -más bien pesadillas-, ni siquiera ahora que aquella a la que ya llamaban la Gran Guerra había llegado a su fin. El rostro del adolescente desconocido aparecía cada noche y aquellos ojos azules parecían rezumar más y más odio con cada día que pasaba. Suspiró de nuevo y selló la carta tras añadir que quería que Edric Tormenta fuese llevado ante ella, daba igual si vivo o muerto.
Aún pasaron unos minutos antes de que la puerta se abriese sin previo aviso. Melisandre, la sacerdotisa, cerró el portón con suavidad. Lyra no la miró pues estaba de espaldas a ella, encarada hacia la ventana abierta de par en par, pero pudo notar desde allí el calor que irradiaban los ojos como brasas de la mujer.
—¿Me habéis llamado, alteza?
—Sentaos —madó, en un tono autoritario que ni siquiera había pretendido.
Los pasos de la mujer resonaron por el dormitorio mientras esta recorría la estancia hasta llegar al otro sillón, que estaba junto al de Lyra y que también apuntaba hacia la chimenea. Ambos asientos estaban ligeramente ladeados, por lo que Lyra no tuvo que mover la cabeza para poder mirar a Melisandre. Durante medio segundo, sus ojos se desviaron hacia el generoso escote de la sacerdotisa, por el que asomaban sus pechos grandes y rosados.
—¿En qué puedo ayudaros, alteza? —la voz de Melisandre era como una suave llama acariciándole el rostro.
—Me habéis servido bien durante la Gran Guerra —empezó a decir Lyra; Melisandre asintió a sus palabras—, pero tengo muchas preguntas que haceros.
—Adelante, alteza —pidió la mujer, inclinándose ligeramente hacia delante. "No os hace falta hacer eso", quiso decirle Lyra—, tenemos toda la noche.
—Antes de la primera batalla —Lyra tuvo que tragar saliva para deshacer el apretado nudo que se le había formado en la garganta—, una bruja salvaje formuló una profecía sobre mí y sobre mis hijos —Melisandre asintió, lo que provocó que un largo mechón de cabello tan rojo como su vestido acariciase su cuello sin mácula.
—¿Y queréis que os la confirme? —su voz había bajado hasta ser un susurro ronco y sensual. Lyra desvió de nuevo la mirada hacia el fuego, como si aquello pudiese disipar el calor que se había instalado en su pecho.
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The Lionhearted Deer | Juego de Tronos
FanficReyes contra reinas. A la muerte del rey Robert Baratheon, Robb Stark no tarda en autoproclamarse Rey en el Norte, apoyado por la casa Baratheon gracias a su matrimonio con Lyra Baratheon, melliza del rey Joffrey. En las Islas del Hierro, tambi...