Capítulo 07

1.4K 139 10
                                    

"Paradise club" 


-¡Nos vamos de putas! 

Exclama Noah, alzando los brazos mientras termina de estacionar el auto a unas cuantas cuadras del club de prostitución al que me trajo Noah.

-Ya me estoy arrepintiendo de haber subido al auto contigo- suspiro- No lo sé, ¿no podemos comprar otra cosa con el dinero que tenemos? ¿tal vez un drone? 

Noah me mira ofendido.

Ruedo los ojos.

-¿Eres gay o que mierda? 

-No es que sea gay, Noah. Nos estamos arriesgando a contagiarnos de sida o cualquier otra enfermedad de transmición sexual.

-¿Podemos hablar de eso después? estoy a unos 20 minutos de cumplir todas mis fantasías sexuales.

A pesar de que el momento me inquieta y me llena de inseguridades no puedo evitar reír. Ya que una de las fantasías sexuales de Noah, es hacer una orgía con dos rubias, y hacer miles de posiciones con ellas.

A mí en particular, no me llaman la atención las orgías. 

Lo único que me llama la atención en estos momentos, es ______.

Debo admitir de que estoy comenzando a obsesionarme en saber más de ella, en por qué siempre hace todo sola, está sola, y hay miles de rumores de ella.

Lamentablemente ella no me tiene tanta confianza como para contarme todo.

-No corras.

Le digo a Noah, siguiéndolo por las calles vacías, ya escuchando el sonido de la música, bajo la mirada cuando él esta a mi lado. Doy una carcajada al notar que ya esta empilado.

-Eres un desesperado, Noah.

-Soy muy hombre, es diferente.

Me dice con una sonrisa, sacando nuestras identificaciones falsas de su billetera. Al llegar a la puerta de la discoteca, donde se oyen muchísimas voces de hombres, y olor a cerveza combinada con tabaco, nos encontramos con dos tipos de dos metros con un cuerpo muy bien trabajado, vestidos de terno.

-¿Identificaciones?

Nos dice el más moreno.

Noah las da, el moreno hace una seña al otro tipo y los dos ríen juntos.

Frunzo el ceño, el corazón se me acelera. Noah me mira nervioso.

-¿Sabían que hacer identificaciones falsas es un delito, verdad? 

-Sí, señor.

Contesto, nervioso. Dándome la vuelta, pero Noah me detiene dándome una patada en la pierna.

-¡Oh, vamos! ustedes han sido jóvenes- comienza Noah- Tenemos fantasías por cumplir.

-No es un club gay.

-No somos gays, somos hermanos- digo al instante.

-Sí, y tenemos fantasías sexuales cada uno que queremos hacer por... separado- dice nervioso- A ustedes no les cuesta nada dejarnos entrar... tenemos dinero, podemos pagarles, y si alguien nos descubre allí adentro, aceptaremos las consecuencias.

-30 dólares a cada uno.

Dice rápidamente el moreno y Noah no duda en aceptar.

Entramos a aquel club, la música sonaba tan fuerte que de alguna manera lograba retumbar todo el local, habían unos tubos a lo lejos de la entrada principal, los cuales captaban toda la atención de los hombres. Trago saliva.

Ángel negro | Ross Lynch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora