Prefacio

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— ¡Mamá! ¿Por qué papá entró con otra mujer a la casa? —Se dio cuenta la pequeña Abby.

—No digas eso en voz alta, a nadie le importa —la tomó del brazo bruscamente haciéndole caminar más rápido.

Doris aguantaba eso de su esposo porque estaba todo arruinado, pero jamás había llevado alguna de sus prostitutas a casa. Agradecía que fueran vacaciones y que sus vecinos hayan informado sus salidas. No permitiría que alguien se enterara de lo arruinada que estaba. Tenían el dinero suficiente para darse algunos gustos, pero una familia quebrada era el mayor de los problemas.

Fueron, son y serán años de reconstrucción o de fingir ser perfectos. No dejes que vean a través de las cortinas, todos desean ser como nosotros solo cuando vienen o cuando vamos. No quieren conocer nuestro otro lado.

Sentimientos de una muñeca © j.b.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora