Al despertar esa mañana lo primero que hizo fue extrañar la presencia de Kibum a su lado, las sábanas aún estaban cálidas y podía oír el movimiento en la cocina. Le tomó un momento salir del estado de modorra mientras seguía contemplando el lugar que le pertenecía a su pareja, y ese solo pensamiento le sacó una sonrisa de los labios, preguntándose exactamente en qué momento el joven había logrado voltear su mundo. Tomó unos pantalones ligeros y se dirigió hasta el otro cuarto apoyándose contra la encimera mientras lo veía moverse por la cocina, parecía sumido en sus pensamientos mientras cortaba el alimento, Jonghyun se mantuvo observándolo hasta que lo escuchó maldecir con rabia y lanzar el cuchillo a un lado. Con presteza, tomó la mano ensangrentada y la llevó hasta la llave para limpiarla bajo el agua, la herida era profunda y él se encargó de suturarla con cuidado, bajo la atenta mirada de un silencioso Kibum. Cuando terminó la curación llevó la mano herida hasta sus labios y luego se levantó hasta alcanzar el rostro del más joven y besarlo con cariño.
Estaba cansando de verlo fingir una fortaleza que realmente no sentía, estaba cansado de verle ocultar sus sentimientos y aunque quería protegerlo, no había mucho que pudiese hacer más que ofrecerle su compañía, Kibum se empeñaba en guardar sus sentimientos para él mismo hasta que estos se desbordaban y no era capaz de contenerlos; era difícil pero estaba intentando darle su espacio porque entendía que, aunque no le gustara, esa era su forma de lidiar con el dolor. Kibum estaba enfadado y afligido, como si no fuera suficiente, tanto la policía como la empresa estaban sobre él para aclarar cualquier trámite legal que estuviese pendiente, sin darle el tiempo para lidiar con la pérdida. La desaparición de Minho solo se sumaba a sus aflicciones y porque Jonghyun lo amaba y podía comprender su angustia fue que quizá accedió a ayudar a Minho.
Más tarde se diría que no estaba pensando racionalmente, quizá no lo estaba haciendo en absoluto cuando salió del local emprendiendo su arranque hasta el departamento e importándole poco los gritos de Jinki tras él y la mirada airada del mozo al que lanzó al suelo en su escape.
La cólera estaba nublando su juicio, el calor que amenazaba con sofocarlo obstruía su garganta de un modo doloroso y sus manos aún temblaban con tensión cuando llegó hasta la sala de su departamento, no pensó en Kibum en ese momento, no pensó en lo que él podría sentir; solo Minho estaba en su visión y se abalanzó contra él lanzando golpes en su rostro sin darle la oportunidad de responder o entender qué ocurría.
Minho trató de quitárselo de encima devolviendo los golpes con toda la fuerza que pudo reunir ante el imprevisto, pero fue quizá a causa de la adrenalina que Jonghyun era incapaz de sentir los golpes, desfogando la furia y el pesar que había reprimido durante todos esos años. El impacto en su pierna sin embargo, fue capaz de lanzarlo a un costado, dando la oportunidad al alto de levantarse y alejarse de su alcance.
Frente a ellos Taemin sostenía el arma que pertenecía a Jonghyun, sus manos temblaban mientras apuntaba pero su mirada mostraba la misma obstinación de cuando se habían conocido; Minho lucía tan sorprendido como el mismo Jonghyun, probablemente porque no esperaba verlo ahí cuando lo más lógico habría sido que escapara luego de su confesión.
A penas reparó en la presencia de Taemin encontró también a Jinki en el umbral de la entrada apuntando directo a la cabeza del menor, los sonidos comenzaron a volver y solo entonces vio a Kibum, a su Kibum sosteniendo a Minho mientra mantenía su mirada, rota e interrogante, puesta sobre él.
La presión que nació en su pecho se extendió con tanta fuerza a través de su cuerpo que se sentía en agonía, no podía luchar contra la imagen de su pequeño llorando por su culpa, su voz así como su cuerpo eran incapaces de reaccionar, todo el dolor y cansancio volviendo a él, aplastándolo y quitándole la respiración.
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The fox and the hound
Fiksi PenggemarA pasos rápidos se escabulló en el mar de gente que, estresada, atestaba la ciudad a esa hora, probablemente preocupada de aprovechar el poco tiempo antes de volver a sus rutinas de trabajo; con solo ver sus rostros se alegraba de no tener que pasar...