Four

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Jimin

Jimin: hola!

Jimin: Polinaa

Jimin: quieres contestarme ya

Jimin: por que sigo intentandolo

Yo: es verdad. Por que lo haces?

Jimin: oh esta viva

Yo: como si te importase

Jimin: quieres firmarle la carta de cumpleaños?

Jimin: es tu compañera de clases

Yo: ya no y

Yo: no, no quiero firmar nada

Jimin: que borde

Yo: me has preguntado algo y yo te he contestado

Yo: no es borde.

Jimin: escucha, no puedo seguir asi.

Yo: tiene que ser muy duro para ti

Jimin: no puedo seguir hablandote

Yo: oh vaya que sorpresa

Yo: y pensar de que fuimos amigos durante toda la vida.

Jimin: pues creo que ya no

Yo: como has podido

Jimin: yo no he hecho nada malo

Jimin: eres tu la que ha comenzado todo esto

Jimin: polina?

Jimin: ah bueno

                             ***

Mi móvil resbaló de mi mano hasta caer el la almohada.
Mis libros seguían en el mismo sitio, en el suelo y el cuadro mi madre lo volvió a colgar.
Y ahí estaba yo, sentada en el sofá del balcón de mi habitación, mirando al horizonte. Durante todo este tiempo había tomado hábitos malos, y ahora fumaba.
Tomé otra calada del cigarrillo y lo tiré abajo por el balcón.

Supongo que hasta aquí hemos llegado, Polina. Ya no hay un Jimin x Polina con final feliz. No son cuentos de príncipes y princesas. Ya nadie me va ha rescatar. Y no habrá ninguna hada madrina que vendrá y lo solucionará todo... no esta vez.

En vez de la hada madrina, vino mi madre y al notar el olor a tabaco, me regañó como si fuese la última vez de mi vida.
No prestaba atención de las palabras de mi madre, simplemente me vino otro recuerdo a la mente.

Jimin y yo estábamos jugando en el parque hasta que le robé un juguete a uno de los niños que jugaban ahí. Era un conejo azul con ojos verdes y con una guitarra eléctrica de color rojo intenso. Mi madre también me regañó aquella vez. Jimin se acercó y me abrazó para consolarme.

Instantáneamente me empecé a reír a carcajadas. Mi madre me observó en silencio, curiosa. Mis risas locas se convirtieron en sollozos. Empecé a llorar desconsoladamente.
Mi madre me abrazó.

And there we go again.-Park JiminWhere stories live. Discover now