The help of a demon

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Se volvió dispuesto a abandonar el lugar, tenía que hacerlo, antes de que el miedo se calará tan profundo que perdiera el conocimiento otra vez, pero no fue capaz de moverse cuando una figura alta de grandes alas oscuras le cerró el paso. Tenía la apariencia de un humano, uno joven, llevaba el pelo corto de un color rubio, y sus oscuros ojos lo miraban con algo más que odio. Su expresión era tan severa, que el ángel retrocedió un paso, su cuerpo estaba ya a un diminuto mili centímetro de temblar y el nudo de su garganta que incrementaba las ganas de llorar era insoportable.

-Creo que alguien se ha perdido – dijo el demonio sin alzar la voz, pero JiMin pudo escucharlo perfectamente, a pesar del sonido apabullante de la música.

El ángel apretó los puños, buscando valor en su interior, no podía dejarse intimidar por un demonio, ni dejar que aquellos sentimientos nuevos le frustraran la mente, lo bloquearán de nuevo. Intento pasar por su lado, para salir corriendo de allí, pero el demonio lo retuvo por un brazo. Sintió como su mal le recogía el cuerpo con su tacto, como una corriente, sintió tantas cosas horribles que le provocaron náuseas, aunque él no supiera exactamente que fuera eso. JiMin, en un intento desesperado por quitárselo de encima, le lanzó un puñetazo al rostro, solo que no llegó a dar en el blanco, el demonio lo había detenido sin esfuerzo alguno con su mano libre. El ángel tiró de su puño y de su brazo, pero solo consiguió liberar uno, se llevó esa mano a su cintura y la cerró en torno a su espada, fue cuando el demonio lo soltó y retrocedió, interponiendo espacio entre ambos para poder desenfundar sus armas, pero no llegó hacerlo.

-Te dije que no te alejaras de mi – JiMin dejó escapar un soplido de sorpresa cuando lo vio a su lado. El joven tenía sus oscuros ojos puestos sobre el demonio y su expresión era felina.

-¿Quién lo dejó entrar? – rugió el demonio – En este lugar no se aceptan ángeles, al menos no con alas.

-Si tienes alguna queja, te aconsejo que pidas una hoja de reclamación – contestó él con voz filosa – Pero creo que sería mejor que vigilaras tus intereses.

El demonio siguió la mirada del joven y frunció aún más el ceño al ver a las dos humanas con las que estaba hablando con otro demonio, gruñó de forma colérica y avanzó hacia ellos. El chico relajó la postura de sus hombros y con la misma mirada felina que le dedicó al demonio miró al ángel.

-Creía que las espadas eran para usarse – le espetó con sarcasmo, viendo como el ángel se encogía en su lugar.

-Iba a usarla.

-Luego de aventurarte a golpear a un demonio con un puño ¿No? – JiMin bajó la vista – !A un demonio solo se les vence con el filo de una espada! Se le atraviesa su negro corazón. – parecía molesto al parecer, aunque intentaba modular su voz, aquello lo había sacado de control.

-¿Por qué me has traído aquí?, ¿Por qué los ángeles se mezclan con ellos?

-Vamos, hay que curar tus alas – fue lo que dijo y tiró de él, no le apetecía responder aquellas preguntas cuyas respuestas eran tan obvias, o bueno para él lo eran.

Avanzaron por todo el lugar con los ojos de muchos puestos sobre sus nucas, sin embargo, ninguno osó a acercarse. Atravesaron una puerta y el sonido de la música quedó atrapado tras ella. JiMin apartó la mano de él con un brusco movimiento y observó su entorno. Estaban en un largo pasillo, poco iluminado y con una escalera a pocos pasos.

-¿Por qué no me contestas? – grito sin ser consciente de ello, y con los ojos húmedos, sus emociones a flor de piel. – Ni siquiera se tu nombre y me has traído hasta aquí, a un lugar en donde hay ángeles de alas cortadas junto a demonios, a sus enemigos, ¿Por qué? Aunque ya no tengan alas, su deber es continuar velando por los humanos.

Ángel-Demonio [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora