•Novio de un Bakugo•

Tímido

Bakugou era demasiado tímido para su explosiva personalidad, y Kirishima lo sabía a la perfección.

De vez en cuando, durante las prácticas de combate, lo observaba por el rabillo del ojo. Podía ver perfectamente cómo este en ciertos momentos también lo veía pero con una expresión diferente a la usual, lo necesitaba.

Cuando eso pasaba Kirishima iba en busca de su novio, sabía perfectamente lo que debía hacer.

Durante el camino iban tomados de las manos, no literalmente, sino que había pequeños roces entre sus dedos y algunos segundos en el que uno de los dos sostenía con firmeza la mano del otro. Cuando llegaban a sus dormitorios Bakugou ignoraba a todo aquel que quisiera acercarsele sin importar la razon, iban directamente a su habitación mientras Kirishima se disculpaba por la actitud de su compañero.

Una vez dentro de su cuarto el rubio se sentaba al borde su cama, a veces lo miraba a él y otras miraba algún punto de su habitación, pero Kirishima siempre terminaba acercándosele por la espalda para poder abrazarlo, consolarlo.

Podrían pasar horas así y no se cansarían jamás. Eijirou le susurraba cursilerías al oído, cursilerías que Bakugou no tendría el valor de mencionar con tanta frecuencia como el otro.

—Cariño, bebé... lo estás haciendo bien, te amo ¿lo sabes?

Solía repetir constantemente, quería asegurarse que siempre lo supiera pues era la más pura, inocente y varonil verdad que existe.

—Lo sé, cabello de mierda, deja de repetirlo... Es molesto.

Pero Kirishima sabía que esto era una gran mentira, porque podía ver cómo sus orejas tomaban un tono rojizo y su cuerpo temblaba ligeramente.

Nunca le preguntaba la razón del porqué se encontraba tan decaído, esperaba a que Katsuki le contara por su propia iniciativa. Detestaba presionarlo, no era nada varonil hacer tal cosa.

Ser el novio de Bakugou Katsuki no es algo fácil, pero sin duda es una experencia que Kirishima no cambiaría por nada del mundo.