Capítulo Único

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El olor de aquel lugar era peculiar, a tierra mojada, como si de una forma permanente lloviera ahí. No se podría calificar como desagradable, pero tampoco era algo que se disfrutará al estar en aquel lugar. El clima era frío, bastante, el aire les golpeaba en la cara y sentían que la nariz seguramente ya estaría roja. Por un segundo por las mentes de todos pasó que tuvieron que haberse puesto algo que los hubiera abrigado mejor pero la verdad poco les importaba si pillaban un resfriado por eso. El ambiente era lo más complicado de ahí, triste, desolado, pesado, agobiante y muchos adjetivos más que no eran buenos.

Sus miradas se encontraban algo pérdidas, veían directamente a aquel hoyo formado en la tierra, más bien era un rectángulo. Pero en realidad no le veían. No lo hacían. Sus ojos se notaban levemente hinchados y algo rojos.

¿Llorarían? Ya lo habían hecho, mucho, a un punto donde ninguna palabra de consuelo y tranquilizadora los pudo parar hasta que ellos lo decidieron así o hasta que ya no tuvieron fuerzas para seguir llorando (como mayor mente fue). Pero quizá se permitieran (y seguro lo harían) llorar cuando regresarán al palacio, donde nadie les viera. El protocolo era estricto, no se podía llorar en público y eso era una gran fuerza de voluntad. Para todos.

¿Por qué las cosas tenían que terminar así? ¿Por qué no podía ser de otra forma? ¿Por qué tuvo que terminar de una forma tan trágica como heroica a la vez? Pero... ¿A quién le importaba si fue heroico o no? Al menos a aquellos cuatro chicos no. Lo único que les importaba en ese momento era su dolor... ¿Qué era lo qué había pasado? Eso era algo fácil de resumir.

Una salida planeada algo lejos de la capital, casi saliendo de la ciudad, cuatro príncipes junto al tutor real y sólo dos guardias con ellos, unos bandidos que portaban armas y una pelea contra ellos. Y un disparo que para su mala y maldita suerte fue acertado. Todo por defenderlos, por salvarlos... ¡Por ellos!

¿Cómo no se echarse la culpa? Era algo imposible de hacer, aunque les habían dicho miles de veces que no lo hicieran, que no les hacía bien, que los lastimaría más, hasta su propio padre se los había dicho.

-Ustedes no tienen la culpa de nada, tengan lo siempre en mente.

Eran unas palabras tan sinceras cargadas con una dulzura amarga, se encontraba igual de destrozado que ellos. Habían perdido a una de las personas más importantes para la familia real. No sólo era por que fuera quien estaba formando a cuatro de los candidatos al trono para que quizá un día uno fuera el próximo rey, no, claro que no era eso, para ellos no. Era la persona que gracias sus esfuerzo habían cambiado, habían empezado a ser todo lo que podían ser y más, a ser mejores personas. Era el hombre que cada vez que lo necesitan les tendía la mano y les daba un consejo o una lección para que empezarán a actuar por ellos mismos. Heine Wittgenstein, aquel hombre serio pero maravilloso. Que fue más que un simple tutor, era un amigo y hasta confidente muchas veces.

No habían invitado a muchas personas, no conocían mucho de Heine. El príncipe Bruno (después de recuperarse un poco como los demás) fue quien dijo que se encargaría de ir a la capilla en el bosque, a María Vetsera a darles la noticia a pesar de la oposición de su hermano menor Leonhard.

-No permitiré que nadie más lo haga, además no es algo que les pueda ocultar... Esos niños adoraban al Maestro, no sería justo.

Y con aquello tomó el carruaje y se fue en aquella dirección ¿Había sido fácil? No, claro que no. La voz se le había quebrado un poco, temblaba ligeramente y sentía que podía llorar en cualquier momento, pero se logró como buenamente pudo controlar e increíblemente a pesar de lo que había pensado él lo había dicho con mucho tacto, aquel que jamás había tenido ni salido. No podría decir que había sido tampoco algo agradable ver a aquellos niños llorar ante la noticia y que ahora buscando los con la mirada les veía callados y llorando en silencio. Provocándole otro nudo en la garganta.

Adiós | Oushitsu Kyoushi Heine |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora