Capítulo I

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Un tipo de pelo rubio, abundantes pecas y gafas redondas con armazón negro caminaba por las calles de la Ciudad de México.

En ese momento no tenía un rumbo fijo, no tenía alguna tarea asignada por la Organización Secreta de Seguridad. Veía hacia los lados mientras le daba un sorbo al café a través del pequeño popote. Un día aburrido, era cierto que esos últimos días no había tenido tanta "acción" en su trabajo como ya estaba acostumbrado.

Él luchaba por la justicia, algo ya bastante perdido en el país y sobre todo en el mundo entero. Tenía una mentalidad bastante radical, eliminar a los delincuentes más peligrosos. Para él no había otra opción, seres infectados de maldad y faltos de escrúpulos. Sobre todo el hecho de que se extendían como cucarachas.

El pensar en ello, le hizo recordar un fragmento de su asqueroso pasado. Provocando que aplastara con furia su bote vacío de café para luego tirarlo en el cesto de basura que encontró en la tienda de conveniencia más cercana.

Hasta que por fin vibró su celular.

—Por fin, maldición.— Mencionó mientras sacaba el celular de el bolsillo de su pantalón negro. —Flug al habla.— Se dirigió a una calle menos concurrida para no llamar tanto la atención.
—Doctor, tenemos una nueva encomienda para usted, con una muy buena paga como siempre, ya sabe, estamos seguros de que le interesará.— En cierto modo, al chico le molestaba cuando le daban mucho parloteo, sobre todo que siempre le decían lo mismo "buena paga, le interesará". Ciertamente, su sed de justicia era mucho más fuerte que el dinero.

—Sin rodeos, ¿Quién es esta vez?—dijo con fastidio.

—Black Hat, ese atracador tan mencionado últimamente, seguramente ya sabe quién es.

—Ah, claro, sin problemas.— Siguió caminando por la calle algo vacía. —Pero sabe, creo que tardaré un poco ya que he oído que el tipo es muy discreto y que nadie sabe su verdadero aspecto, en fin, que tengo que investigar.

—Doctor, en cuanto a eso no hay problema alguno, ya hemos quedado y contactado con una chica que al parecer es su colega, o algo más. Quién sabe. Ella te llevará directo con Black Hat. Pero quiere algo a cambio que seguro le puedes ofrecer. Algo así de una poción de apareamiento.

Se escuchó cómo otro le interrumpía.— ¡Jefe, es una poción de amor!

—Como sea, es lo de menos.—Retomó la conversación el otro y dio una pequeña pausa.— Bien, ¿Estás dispuesto a cumplir la misión?

—Más que dispuesto, ya tengo ganas de aplastar su maldita cabeza hasta que no quede nada.— Esbozó una pequeña sonrisa un tanto sanguinaria. —Aunque debo mencionar que no es muy original lo de la poción de amor, empiezo a sospechar por dónde van las cosas.

—Muy bien Doctor, le mandaremos la dirección en donde se encontrará con la señorita. Le advertimos que está un poco ida de la cabeza.

Flug finalizó la llamada, inmediatamente recibió el mensaje de una dirección. Era un café. Que bien, a tomar más café. Seguro algún día sufriría del corazón por tomar más de ese líquido que tanto amaba. Pero qué más da, tal vez lo merecía ya  que vivía de matar personas.

Afortunadamente, no estaba tan lejos el lugar por lo que pudo ir caminando. Hubiera sido una tortura tomar el transporte, ya que siempre había un tráfico terrible en esa zona y ni hablar del puto calor que llegaba a haber a esas horas, ni un invernadero era capaz de eso. También mencionar que algunos ya sonaban tanto que pareciese que en el camino se estuviesen desarmando. Y sí, daría muchas más razones por las cuales odia tomar el transporte al que ahí llaman "camión". También podría escribir un libro completo de sus inconformidades en el metro.

En la mira |Paperhat| |Lemmon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora