Podía sentir el calor en mi pecho expandiéndose, como fuego inundándome mezclado con la adrenalina, Solo corría, y corría, sin mirar hacia atrás en ningún momento. De pronto el paisaje se volvió espeso y solo lograba ver algunos enormes arboles iluminados con lo que quedaba de luz solar... ¿Por qué estoy aquí?.
Sentí mi rostro algo húmedo... estaba llorando, pero aun no sabía por qué. Vivo en el campo, y mas vale que vuelva antes de que se haga mas tarde, aunque.. la verdad no tenia ganas de moverme de ese lugar. Algo me dijo que no me mueva, y eso es lo que hice.
Cayó la noche y el frío comenzaba a helar mis huesos, pero seguí confiando en ese algo... -estarás bien, Alexey, sécate esas lagrimas-. Me había terminado de refregar las mangas y escuché una moto a lo lejos, "Alex!!". Era la voz de mi abuelo... a propósito , deben conocer a mi abuelo. O aprovechando, a mi familia.
Mi familia es pequeña, sin embargo es todo lo que tengo y la adoro, mi padre conoció a mamá cuando ella estudiaba, huérfana y sin un hogar estable consiguió lo que anheló desde pequeña, ser una bióloga, papá la conoció en el viñedo, no sé muy bien como. La verdad tampoco es que me haya adentrado tanto en el tema. Vivimos en un viñedo que fundó mi abuelo cuando era joven. El para mi, es mi tercer padre. Sabiendo esto podemos seguir sin problemas.
Cuando mi abuelo notó mis ojos algo rojos se notó preocupado -¿qué pasa, mi tigre?- preguntó
Si, lo sé, tigre no es el mejor apodo de abuelo a nieto, pero ya estoy acostumbrado.
-No sé abue...- no tenia idea de por qué llegué ahí, sé que podía confiar en el, así que no se lo oculté.
Me miró fijamente y frunció el ceño para decirme, -hace frío, loco. Vamos a la casa- cuando me nota raro o cometo un error no me dice nada, aunque se pueda estar muriendo por dentro. No sé si considerarlo bueno o malo, en momentos como aquel me sirvió bastante.
Después de un rato en moto pasamos el canal y llegamos a casa, ahí me di cuenta de que no estaba el auto de mamá y ni rastros de papá, sinceramente no presté mucha atención a eso, son adultos, no voy a meter las narices en cosas que no me incumben.
Mi abuelo me dejó en casa y salió a caminar, o eso es lo que me dijo, el día había sido raro, así que agotado me fui a acostar.
En la mañana me desperté con el cacareo de los gallos, temprano para gente común, normal para mi. Me abrigué y fui por unos huevos, los cociné y llamé a mi abuelo, -¡abuelo Pedro!- exclamé... nada.
Llamé una segunda vez, y otra vez nada. Fui a su cuarto y la cama estaba estirada, no llegó anoche.
Esa sensación de cuando te dan una mala noticia y no puedes hacer nada, esa maldita sensación, solo pensaba -que no cunda el pánico- después de todo, lo único que tenía en ese momento es a mi, a mi y a mi mente, es lo que mejor debes conservar. Las ganas de comer se fueron por la angustia -estarás bien Alexey- volví a escuchar. Esa familiar voz tenía un tono tan calmado que llegaba a contagiarte.
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Tu peor enemigo
Teen Fiction¿Quién se imaginan que podría ser tu peor enemigo?, esta breve historia juega con la psicología y el misterio.