Locura y Razón

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Cada paso por el sendero de la civilización nos arrastra hacia lo más profundo de la barbarie. Nos embriagamos de razón hasta llegar a la locura, y nos hartamos de progreso hasta tocar lo más profundo de la decadencia. La humanidad depositó sus esperanzas en la razón, y ese camino nos condujo a los rincones más sórdidos y oscuros de nuestras pasiones más inconfesables. La razón nos llevó a la más terrible de las locuras. La razón no es compasiva, y la compasión es el único camino para llegar al futuro. 

Hace una semana, un poder destructivo acabó con gran parte de una ciudad y sus habitantes en unos cuántos segundos, y gran parte de la humanidad festeja inhumanamente ese acontecimiento. Hoy es el final de una historia y el comienzo de otra. Dios ha muerto y, efectivamente, nosotros somos sus asesinos.

El día de hoy debe ser considerado como el peor de toda la historia de la especie humana, nuestro nivel más bajo, nuestro fondo; el día que nosotros mismos inclinamos la balanza hacia el infierno en esta apocalíptica lucha entre el bien y el mal. Un Armagedón  que no será al final de los tiempos sino que se libra aquí y ahora, en cada uno de nosotros. La razón nos hizo descubrir los secretos del universo, los ingredientes de la materia, y caímos en la locura de usar el poder de la existencia contra la existencia misma.

¿Qué tipo de historia puede conducir a este final, qué especie de odio puede convertir el asesinato en regocijo, qué clase de veneno hay que infundir en el corazón del hombre para que se convierta gustosamente en una máquina asesina?

Asesinamos el mito con la fuerza de la razón y dimos un paso sin retorno. El amor sucumbió ante el pensamiento, la poesía cayó fulminada por la razón, y la verdad por la propaganda. El arte pereció ante el pragmatismo y la belleza ante el comercio.

Éste es el mundo que hemos construido.

Amar más allá de la razón, solíamos decir ella y yo... más allá del tiempo y el espacio; amar hasta el último aliento; amar, porque sólo eso nos hace más que humanos. Qué difícil parece todo, ahora que el tiempo y el espacio están amenazados por el odio, esa pasión tan nuestra, tan humana, tan exclusiva de nosotros.

Sólo hay dos formas de vivir la vida: como una ecuación o como una poesía. Las ecuaciones tienen fórmulas, pero no dejan de tener incógnitas; la poesía, en cambio, es pasión e improvisación. En la poesía no se cometen errores. Todos tenemos tanto miedo que hemos transitado por el camino equivocado. 

La humanidad se enfrenta a su gran encrucijada: vencer el miedo y soltar la ilusión de control para poder vivir la eternidad sin espacio ni tiempo, o sucumbir a él, aniquilar el espacio y el tiempo y morir sin haber experimentado la eternidad. Soltar nuestros impulsos egoístas o aferrarnos a ellos. Esa es la alternativa humana: elegir entre el paraíso y el infierno. Hoy elegimos el infierno.

Esto es lo que hemos hecho con nosotros mismos. Hicimos de nuestro planeta un mercado y de nosotros una mercancía, de cada país una fábrica y de cada individuo un engrane. Una historia de odios y miedos; una historia de amor, como todas las historias humanas. Puede ser un paso más hacia el abismo sin fondo al que ya todos vamos encaminados, o el primero en un nuevo sendero que conduce hacia la divinidad. Es tu libertad y tu decisión, pero cada elección individual es una elección por toda la raza humana. 

Esa es nuestra historia, nuestra herencia, nuestro legado, la historia de nuestro mundo, la tuya y la mía, la historia de todos nosotros, la historia de nuestro lento camino hacia la autodestrucción, y de la frágil y débil esperanza de despertar de la pesadilla. Es el momento de darte cuenta de que tú eres toda la humanidad. Ésta es la historia de cómo la razón nos condujo a la locura.


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⏰ Last updated: Dec 26, 2018 ⏰

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