Help, momentary deal

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¡Hola!, muchas gracias por todos los votos y comentarios, espero que les guste esté capítulo.

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JiMin agitaba sus alas con frenesí, volaba a gran altura con la mente aturdida. Lo que acababa de vivir le creó un vacío en su interior, uno que se mezcló con el miedo cuando sus ojos se cruzaron con los de aquel demonio. Nunca había visto tanto deseo en una mirada: un deseo por matarlo, por poseerlo. El temor en su interior era tan grande que sus alas temblaban en pleno vuelo. En dos ocasiones perdió el equilibrio y se vio caer, pero se obligó a continuar en el aire. Pensó que lo mejor era buscar un lugar tranquilo y seguro donde poner en orden las emociones que bailaban como furiosas abejas en su interior.

Se lanzó en picado hacia un suelo blanco, a pocos metros del piso firme extendió sus alas de golpe, y detuvo la caída. Sus pies tocaron el suelo con suavidad, y el aleteo de sus alas formaron torbellinos en el aire.

JiMin miró a su alrededor con ojos precavidos, pero no había nada a qué temer. Se encontraba en una montaña cubierta por la nieve, con una temperatura gélida, aunque no podía sentirla en su forma celestial. Se agazapo, sus dedos acariciaron la nieve, pero no sintió el frío que destilaba, de hecho lo único que sentía era miedo. Estaba solo en aquel mundo. La misión que le habían encargado daba vueltas en su cabeza, pero el ángel terminó admitiendo que no lo conseguiría, porque tenía miedo. Miedo de volver a ver un demonio con tantas ansias por matarlo.

Desde que puso sus alas fuera del reino de los cielos todo cambio. Se arrepintió mil veces por haberlo hecho, por creer que era capaz de encontrar a NamJoon y los otros arcángeles, de creer que podía enfrentarse al mundo de los mortales, uno lleno de criaturas tenebrosas. Cerró los ojos y sintió como las lágrimas caían por su rostro, las toco con las yemas de los dedos y deseo detenerlas, pero los afluentes que caían por sus mejillas eran incontrolables, y sobretodo amargas.

Abrazo sus piernas sentado sobre la blanca nieve, no sabía qué hacer, estaba solo y asustado, y con muy pocos deseos de regresar a aquel mundo. Se cubrió con sus alas y continúo llorando, pero entre ese llanto JiMin escucho unas voces: eran susurros melódicos, llenos de amor y paz. Cerró los ojos y se dejó envolver en ese susurro alentador, cálido, y lo sintió crecer en su interior. No sabía cómo, pero lo que escuchaba eran las voces de los Serafines nuevamente, estaba seguro de ello. Levanto la cabeza, aparto sus alas y miro al cielo. Las voces se incrementaron, envolviéndolo en su manto de amor. Y lo llenaron de la paz que necesitaba, una que le devolvió el control de su cuerpo y de las emociones encontradas.

Dejó de llorar, dejó de tener miedo y de sentirse solo. Se puso en pie, en ese momento el silencio volvió a reinar. JiMin aún no entendía cómo era posible que pudiera escuchar a los Serafines desde tan lejos. Pero eso no importaba. Amaba esas voces, las que lo llenaban de un amor puro, una gloria eterna. La primera vez que había dejado de escucharlos en el reino de los cielos, experimentó un vacío bajo su pecho, como si le hubieran arrancado algo de lo más profundo de su ser. Y estaba seguro de que no solo él lo había sentido, y volverían a hacerlo si estos dejaban de cantar para salir del reino de los cielos a buscar a los arcángeles.

-No lo permitiré – se dijo, con la determinación a flor de piel, la seguridad emanaba como un torrente de sus poros y el fuego de sus pequeños ojos resaltaba aquel hermoso reflejo de la luz nocturna – No dejaré que sus voces vuelvan a apagarse. Esta vez lo haré, encontraré a los arcángeles como lo he prometido.

JiMin estaba sentado sobre la cornisa de un alto edificio, había contemplado el amanecer desde allí. Le resultó algo hermoso. Vio como la luz arropó la ciudad con lentitud, llamando a cada ventana anunciando el inicio del día, sin embargo, sabía que si no encontraba a los arcángeles la belleza que acababa de contemplar se empañaría con un manto oscuro lleno de dolor y odio. Por eso se encontraba en aquel lugar, decidido a encontrar a los suyos. Era el último ángel sobre la tierra, el único que podría encontrar a los arcángeles. Y no fallaría. Él, un inexperto ángel, devolvería la normalidad al reino de los cielos y protegería al mundo.

Ángel-Demonio [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora