Café.

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—¿Roger?

El nombrado y Jelena voltearon hacia la puerta lateral que daba a los vestidores, era Leandro, se notaba su cabello un poco húmedo, seguramente se había duchado.

Hi!— Roger levantó una mano, mostrando la palma como saludo.

—¿Qué te trae por aquí?— preguntó el bailarín, dándose cuenta de que probablemente sonaba algo descortés.

—El destino.

Leandro se acercó a él y se sentó a su lado.

—¿A qué te refieres?

—Nos hemos visto cuatro veces en menos de una semana, ¿acaso eso no es el destino?

—Es sólo una muy extraña coincidencia.

Roger sonrió y decidió no discutir más ese asunto, en vez de ello explicó, —el administrador del teatro ha solicitado los servicios de la empresa donde Gabriel y yo trabajamos. Estoy aquí porque quería conocer el lugar— amplió su sonrisa como la otra vez, tanto, que incluso sus ojos parecían felices, —¿Qué opinas si me hablas de qué se trata todo esto del teatro y las artes, y yo te invitó un café?

Leandro miró hacia el escenario, donde Jelena parecía haberse quitado las zapatillas y recogido sus pertenencias con suma lentitud, porque era la única bailarina que quedaba allí, seguramente había hecho eso con la intención de escuchar. Esa mañana Óscar había llamado para decir que iría a buscarla, así que Leandro pensó que no habría inconveniente en ir con Roger a tomar un café.

.

—Así que la academia de artes lo ha arrendado, ¿eh?— Roger meneó la cabeza al resumir lo que Leandro le había explicado. La academia de artes estaba a sólo dos calles, tenía amplios salones, tanto de música como de baile, pero su auditorio era algo pequeño, considerando la obra que Robert estaba dirigiendo. El teatro era viejo, pero bien conservado.

—Sí, sólo será este invierno— completó el bailarín antes de darle un pequeño sorbo a su bebida; habían escogido la cafetería de enfrente del teatro.

—Además de tu academia, ¿sabes si alguien más solicita el inmueble?

Leandro dejó con cuidado la bonita taza color marfil sobre al plato y dijo, —no estoy seguro, tal vez en primavera llegue alguna obra proveniente de otra ciudad.

Roger asintió pensativo, —entonces creo que deberé solicitar la lista de sus clientes.

El bailarín tuvo la intención de preguntar, pero fue obvio que el comentario de Roger fue más para sí mismo, puesto que sonriente agregó; —mejor ya no hablemos de trabajo, y cuéntame, ¿cómo conociste a Gabriel?

—¿Eh?— Leandro se acomodó mejor, pegando la espalda al asiento; segundos antes estaba casi con los codos sobre la mesa.

—Sí, ustedes son amigos. ¿No es así?

—No, sí. Bueno, éramos— desvió la mirada por unos instantes.

Roger se apoyó sobre la mesa, estirando el cuello para acercarse un poco y observarle mejor, —¿Eran? ¿Ya no te agrada?

—No, nada de eso— suspiró, dando algo de tiempo para acomodar sus ideas; no quería que se mal interpretara, así que explicaría lo mejor posible la situación sin dar muchos detalles. —Verás, a pesar de él es mayor que yo, y de haber estado en cursos separados, nos llevábamos muy bien. Pero fue inevitable la separación, él tenía sus metas y yo las mías.

—¿Y por eso ya no son amigos?

—No nos hemos visto en algunos años, las personas cambian.

Roger asintió, con un claro gesto de convencimiento, agitando con cuidado su bebida caliente con la diminuta cuchara y luego echándose hacia atrás para sentarse mejor.

—Eso es verdad. People change. Pero, ¿están enojados, se pelearon? En casa de Lisa y Manolo su interacción era mínima.

Entonces Leandro reparó en algo; —Ey, ¿por qué tanto interés en ello?— frunció el ceño.

—Sólo curiosidad.

El bailarín entrecerró los ojos no muy convencido, era la segunda vez que Roger argumentaba eso: "curiosidad"; la primera cuando indagó sobre su relación con Jelena, y ahora cuando cuestionó sobre su amistad con Gabriel. Si el moreno de ojos claros preguntaba sin disimulo, él también podía hacerlo; así que no se quedó más con la duda.

—Gabriel y tú... ¿están saliendo? ¿Cuál es su relación?— soltó la pregunta sin mucho rodeo, incluso reclinándose hacia el frente.

La cuestión pareció tomar por sorpresa a Roger, quien parpadeó tupidamente.

What? ¿Gabe y yo?

—Por favor, no me creo el cuento de que sólo son amigos o compañeros de trabajo— incluso el mismo Leandro se sorprendió de sí mismo, la manera en que había hablado era con demasiada confianza; pero ya no había marcha atrás, además, hablar con Roger le provocaba eso: decir las cosas como las pensaba y sin mucha vergüenza. Como cuando, según Jelena, cuchichearon sobre los burritos picantes.

Tras unos instantes, Roger comenzó a reír, primero fue algo parecido a una risilla ahogada, luego se convirtió en una carcajada. Cuando los demás comensales comenzaron a mirarles, Leandro se cohibió un poco, hundió los hombros y volvió a pegar la espalda en su asiento.

Do you think...? ¿Eso parece?— preguntó el moreno cuando su risa cesó un poco.

—Sí, bueno, no. No lucen sólo como un par de amigos— explicó, recordando cómo incluso se tocaban el brazo y los hombros con demasiada familiaridad en la reunión en casa de Lisa.

—Es que no somos sólo amigos.

Leandro se enderezo, preparándose mentalmente e incluso físicamente para la respuesta; pudiera ser que no sólo salieran, sino que fueran pareja, amantes e incluso ya vivieran juntos. —¿Ah, no?— miró con detenimiento la taza color marfil que tenía ante él, no se había dado cuenta de que tenía unos bonitos detalles color salmón en el borde.

—No, Gabe y yo somosfamilia— dijo Roger por fin.     

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