Capítulo 5 "A una semana de vernos"

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***

Ya es navidad. Por fin estaré de vacaciones y por fin podré ver a Peter. Cada vez que pienso en que estoy mas cerca de volver a verlo me emociono y no puedo borrar la sonrisa de mi cara. En estos días no he parado de pensar en el y de lo bien que espero pasarla con el aunque se que pasará más tiempo con su novia que conmigo. Ni si quiera importa si de un mes que estará acá nos veremos media hora como la última vez que lo vi. Se que el tiempo a su lado será el más increíble que podré pasar en todas estas vacaciones de navidad.
Recibí un mensaje.

-A una semana de vernos.

No pude evitar sonreír ante la idea de que el estaba muriendo por verme tanto como yo me moría por verlo.

-No imaginas lo emocionada que estoy.

Me levanté de la cama y fui a darme un baño. Al salir de la ducha me vestí y fui a desayunar. Se que nunca hablo de mis padres, tampoco he mencionado si tengo hermanos. Vivo con mi mamá que tiene seis meses de embarazo y mi padrastro al que normalmente quiero como a mi propio padre ya que mi papá y mi mamá se separaron cuando yo apenas me graduaba de escuela elemental y desde entonces el ha sido mi figura paterna. A mi papá lo veo algo así como una ves cada dos o tres meses, supongo. No es un mal tipo, es solo que su trabajo no lo deja ser mejor.

~~~Llamada telefónica~~~

-Hola. -dijo Emmanuel desde el otro lado del teléfono.

-Qué pasó? -pregunté cabreada. No tenía ganas de hablar después de dejarnos hace una semana.

-Estás bien?

-Estoy bien Emmanuel, espero que tu también estés bien. -dije cansada de tener que repetir esta maldita conversación cada vez que nos dejamos.

-Si. Estoy mejorando. -contestó sarcástico.

-Me alegro. Nos vemos. -dije despidiéndome.

-De verdad me vas a colgar?

-No quiero seguir teniendo esta maldita conversación Emmanuel. Siempre es lo mismo. Estoy jodidamente cansada de que siempre sea igual con nosotros.

-Lo siento. -dijo para luego colgar la llamada.

~~~Fin de la llamada~~~

Ahora me dirijo a dar un paseo hasta la casa de mi papá en mi longboard. El no está, solo me gusta pasar un poco de tiempo a solas en su casa de ves en cuando. La casa sigue igual desde que nos mudamos de aquí. Mi cuarto sigue teniendo las decoraciones de princesa y la habitación que le pertenecía a mis padres sigue teniendo la misma pintura y el mismo juego de cuarto desde entonces. Encendí el aire y me recosté a ver televisión. Un par de minutos más tarde escuché la puerta sonar. Me asomé para ver el rostro de Sean, mi amigo desde de la infancia, amigo desde que tengo memoria. Hace mucho no lo veía, antes era gordito y tierno ahora se veía como todo un hombre.

-Osito?! -grité con duda pero con mucha emoción. Solía llamarle así cuando los demás chicos del barrio no estaban, era una forma tierna de llamarlo sin que los demás chicos sintieran celos porque el tenía más mi atención que cualquier otro chico del barrio.

-Hermosa? -dijo con confusión. Me aparté para ver su cara.

-Que dices? -pregunté con una sonrisa.

-Que está hermosa, no esperé verte así, no así tan casi perfecta.

-Casi?!! -pregunté con cara de enojo.

-Ahora estás perfecta. -dijo con una enorme sonrisa.

Solía hacerme enojar por estupideces, decía que no entendía cómo los otros chicos pensaban que yo era un niño más si para el siempre fui tan bella. Aún sigo sin entender porqué pensaba eso de mi. Solía andar llena de fango como ellos, corría descalza por la calle y aveces tenía escapes de orina porque sabía que si iba al baño y era muy tarde mi papá me vería y no me dejaría bajar a jugar con ellos hasta más tarde.

-Pasa tonto -dije tirando de su brazo. -Como te va? Creo que no te veo desde hacen unos tres o cuatro años. -dije mientras el se sentaba en el sofá y yo buscaba algo en la nevera.

-Si. Fui reclutado para ser parte de las fuerzas armadas. Adelanté el cuarto año y ahora estoy allá, solo vengo de vez en cuando cuando me lo permiten.

-Eso es asombroso. -dije sentándome a su lado y entregándole una lata de refresco.

-Y cómo te va a ti? -preguntó curioso.

-Sinceramente me va bastante bien, no me quejo mucho. -dije con una mueca de comodidad.

-Y los novios? -preguntó bebiendo un sorbo.

-El que? Novios? Son del diablo esas cosas. Jesus reprenda! -no pudimos evitar reírnos.

-Siempre tan graciosa. -dijo con una sonrisa.

-La verdad es que estuve con un chico. Llevábamos un año y cinco meses pero era mas lo que nos dejábamos que lo que estábamos juntos. Lo bueno era que me daba buen sexo, lo demás no importa. -dije en broma, pero con certeza.

-No puedo creer en lo que te has convertido Tanya! A dónde se fue la niña que si le tocabas el cabello o le decías lo linda que se veía te daba una paliza? -dijo entre risas.

-Experimentó, sufrió y creció. -dije seria. -De igual forma preguntó a dónde fue mi osito? Donde están los rollitos y las tetas que solías tener?

El levanto su camisa dejándome ver lo perfectamente bien que había trabajado ese cuerpo en las fuerzas armadas durante los últimos años. -Lamento decir que sufrió, experimentó y maduró. -sonrió enormemente al ver mi expresión. El tipo estaba comenzando a seducirme.

-Baja esa camisa si no quieres que te de una paliza por provocarme. -dije con una cara coqueta. Necesito controlarme. Creo que estoy enferma.

-Lo siento. -dijo bajando su camisa y riendo inocentemente.

Luego de eso fuimos a la habitación de papá a ver una película. No pasó nada, lo juro. Ni si quiera me quedé dormida por miedo a que sonámbula lo violara. Cuando calló la noche mi mamá llamó y le dije que me quedaría acá. Estaba muy cansada para subir. Me di un baño y me fui a dormir. Solo espero que esta semana pase más rápido de lo normal.

A escondidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora