Capítulo 18: Hielo.

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-Llegamos. -informó Finn.

Miré en dónde estabámos y nos encontrabamos en un estacionamiento. Al ver la desilución de mi cara él rio y me tendió un pañuelo.

-¿Para qué es? -pregunté recibiendolo.

-Te vas a tapar los ojos con eso, obvio. -me dijo.

Lo miré fijamente sin ninguna expresión, y el se echó a reir.

-¿Estás de broma? -me preguntó.

-No. -me dijo más serio.

Que genial.

-Bueno. -contesté bajando la cabeza resignada.

Él echó una carcajada, y luego me agarró la mano.

Yo levanté la cabeza para mirarlo, y él me sonrie.

-Tranquila, te va a gustar chica. -me dijo sobandome la mano para tranquilizarme.

Mi mente se fue por unos minutos, dejando solo mi cuerpo, en blanco. Me quedé sumamente quieta, mientras mi latido aumentaba cada vez más.

Mi mano estaba sobre mi muslo y su mano encima de la mía. Si él no quitaba la mano de dónde la tenía, me iba a dar algo ahí mismo.

-De acuerdo. -logró decir mi voz, pero en realidad no sabía de dónde venía. Estaba perdida en el universo, universal.

Él retiró la mano y me tranquilicé.

Me coloqué el pañuelo cubriendo mis ojos y lo amarré detrás de mi cabeza. Me asugeré de que no viera nada y giré mi cabeza hacia el sonido de la risa de Finn.

-¿Estás segura de que no vez nada? -preguntó él.

-Sí, no veo nada. -dije. Y era cierto, no podía ver nada la verdad.

-¿Estás segura? -preguntó y escuché la voz más potente.

-Sí, no veo... -mi voz se cortó, cuando sentí sus labios callando los míos.

No fue uno de esos pocos y deliciosos besos compartidos, fue diferente. Lo demás besos eran duros y deseados por los dos.

Este fue más suave, y más lento. Con más cariño y más lindo. Fue una cosa aparte.

Sentí como su lengua se juntaba con la mía y cómo nuestros labios se movían en total sincronía. Antes de nuestro primer beso, yo nunca había besado a nadie, y no sabía como hacerlo.

Pero con él, lo sentía como si lo hubiera aprendido desde pequeña, y no sabía la razón.

Nos separamos por falta de aire lastimosamente, sentí como su frente se juntaba con la mía mientras los dos recuperabamos el aliento.

Cómo seguía ensimismada, mis labios estaban entre dormidos y despiertos, es decir que yo misma, no los controlaba.

Sabía que estabámos muy cerca porque podía percibir su aliento, súper agradable.
Por eso estiré mis labios y me acerqué a él para volver a besarlo. El accedió rápidamente.

-Creo que debemos irnos. -me dijo separando nuestros labios con voz ronca.
-Si, debemos. -le respondí.

Ninguno se retiraba del lugar, así que él agarró mi mano sobándola. Y me dió un cortó beso en los labios.

En ese momento sentí como se separaba de mi para abrir la puerta y salía de ella. Y luego segundos después, escuché como el abría la puerta de mi lado del auto, aunque fuera cierto que no estaba lista para ver el lugar del que me había hablado Finn, pues el beso me había relajado un poco. 

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