La princesa y el Rizador

Una pelirrosa en una alta torre.

"Érase una vez una princesa.

Una princesa que adoraba la fresa.

Una princesa cuya belleza,

decían, "a todo el mundo embelesa".

Su cabello, fino como el lino,

resplandecía como aquello a lo que llaman platino.

Conoció a un hombre, alto y mezquino,

cuyo desconocido nombre era de campesino:

Rizador fue, finalmente, llamado por el destino.

Y con esto, comienza la historia

del imbécil y apuesto que fue llamado escoria."

La princesa pelirrosa dormitaba en su torre, después de comer. Tenía sueño, pero había algo que la inquietaba.
-No puedo parar de pensar, mi mente da vueltas sin parar... -Exclamó. -¿Quién eres tú, rizador, que vives en los pueblos con peor hedor? -Se preguntaba ella, desolada. -Tu mirada de largas pestañas, es apasionada cual musaraña... -Y sin más, comenzó a recordar...

El día anterior...

-Oh, Madre, ¿por qué habré de ti heredado este pelo liso y desaliñado? Si tan solo, de padre, hubiese sacado esos rizos indomados... -Se cruzó de brazos y se sentó con rabia sobre la cama.
Su madre, la Reina Begoña de Joaquín Bustamante, se la quedó mirando con tristeza.
-Mas has de mirar con orgullo todo aquello que es tuyo. ¡Es mi sangre, es mi estirpe! Si no lo ves... ¡habrás de irte! -Dijo con furia, y cerró la puerta de golpe.
La princesa se quedó encerrada durante toda la mañana, pensando en lo que hacer.
-¡Si tan sólo pudiera, ver a mis amigas la tarde entera! -Y su desdicha se convirtió en réplica, cuando escuchó por la ventana a alguien exclamar:
-¡El rizador! ¡El Rizador! ¡Paso por las calles y arreglo hasta el motor! ¡El Rizador! ¡El Rizador! Arreglo el pelo a chicas y... No se me ocurren más rimas...
La princesa se asomó por la ventana.
-¡Eh, usted, el que dice ser de fé! ¿Podría su merced llevarme al café?
El Rizador se la quedó mirando.
-Yo solo arreglo cosas, mi especialidad es pelo rosa. -Se fijó en que su pelo era como decía. -Podría ayudarte, aunque un precio habré de cobrarte.
La princesa asintió.
-Lo que sea, lumbreras, necesito salir de aquí en menos de lo que canta un pirulí.

Continuará...