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Pareces un gatito ”



—Cariño, despierta.

Yoora despertaba como de costumbre al pequeñito de cabello oscuro que descansaba tranquilamente en su camita. Hoy, al igual que el resto de los días de la semana, JiMin tenía clase, y aunque el niño fuera –a veces– algo inquieto, la mayor parte del tiempo cooperaba para terminar todo y no llegar atrasados a la escuela.

—¿Puedo dormir un poquito más? —Tomaba las sábanas entre sus pequeñas manitos y las tiraba hacia él.

—Son diez para las seis, pequeño. Debes levantarte.

Desde siempre Yoora fue una buena madre para el pequeño, y como resultado, JiMin también era un buen hijo. El jovencito de apenas siete años era aquel muchacho digno de envidiar entre las madres. Sabía comportarse, era educado, servicial, inteligente y millones de cualidades más de las que Yoora se había encargado de inculcar desde su nacimiento.

Desde que ella recordaba, JiMin jamás le causó algún dolor de cabeza por alguna travesura. Tal vez –y como todo niño– una que otra vez accidentalmente rompió algo, o por querer dárselas de pintor, rayó las paredes de casa, pero aquello era cuando el castañito ni siquiera tenía conciencia de sus actos, y vivía sus primeros añitos de forma "loca", causando uno que otro alboroto.

—Siempre me despiertas a las siete, aún tengo tiempo para mimir...

JiMin era un niño astuto, sabía cómo librarse de cosas como esta todo el tiempo, y era algo que su madre aceptaba con risas.

—Solo díez minutos más. —Dejó un corto beso en su frente y bajó hacia la cocina. Encendiendo el interruptor al pasar al lado de este.

Tomó el delantal y sacó su móvil. Bailaba en su lugar alegremente y cocinaba lo que sería el almuerzo de JiMin por la tarde, y sin darse cuenta en lo absoluto, estaba el castañito parado a los pies de la escalera, sobando sus ojos mientras daba un corto bostezo.

—¿Tienes hambre?

JiMin vaciló un poco llevando su dedo índice a la boca, y después de meditarlo un momento, respondió que sí.

Yoora fue hasta donde el pequeño se encontraba y lo tomó en sus brazos, llevándolo hasta la habitación nuevamente. Una vez estando ahí, tomó su uniforme y se lo colocó poco a poco. Partiendo por su camisa, después los calcetines y por último los pantalones.

Los zapatos se los pondría más tarde, al igual que la corbata. Envió al castañito al baño para lavar su cara y cepillar su cabello, y una vez haya terminado eso, podía bajar y desayunar lo que mamá había preparado con anterioridad.

—¿Estás emocionado por hoy? —Yoora preparaba otro pan con mermelada para su niño.

—¿Por qué lo estaría, mami? —Extendió su bracito y recibió el pan que mamá le entregaba.

—Hoy debes entregar tu dibujo. En el que trabajaste ayer, ¿no es así?.

—Ah, sí. Los colores que trajo papá eran muy bonitos. —Tomó el vaso de leche que estaba a su lado y comenzó a dar pequeños sorbos de el mientras jugaba con sus patitas que colgaban de la silla.

Mi pequeño amor | YoonMin [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora