Luz y Rubor.

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Las luces iluminan la silueta de pensamientos complejos y metódicos, sigue pensado que argumentará después de lo que ha sucedido, convenciéndose, haciendo de su mentira la mejor herramienta, la palabra una daga y su voz un estallido.
Eran tiempos calurosos, el sol en el cenit del cielo y sus nervios en los umbrales del terror; su tez blanca era más visibles con los colores de verano, sus mejillas ruborizadas pertenecían al retrato de la Meninas, su cabello rubio y recogido como mozuela francesa, era un collage, sus bucles de cabello, sus labios finos, su barbilla y sus orejas, no llamaban la atención. Solía sentarse en el medio del salón, caminar hasta las mesas del patio, ir al comedor, era una presencia reducida, tampoco se constituía como una distracción. Hasta que apareció su fotografía...
Eran las 15:47 pm, durante el servicio de una mesera con experiencia y una mirada concentrada en los postres del menú, entre el chirrido de la puerta y el amable enunciado de la mesera:
-Enseguida vuelvo
La voluptuosa mesera ocultaba el neoclásico cuerpo de una joven de cabello recogido, ondulado y ahora castaño que él la recordaría como un ruido, una interferencia en un espacio reducido, sin embargo, lo pensó y concluyó: lo que le rodea es un ruido, ella es una nota de Mi sostenido.
La joven se sentó en una de las mesas donde un leve giro de cabeza la pondría en la visión para él, pero, se levantó de su mesa y con la determinación en sus ojos, tal Alejandro Magno, en conquista, pasos que resonaban en sus huesos y una idea tan certera como flecha de arquero inglés, ordenó su postre y café para llevar, un café negro dos de azúcar y una tarta de queso.
Eran las 17:34 pm, seis semanas después, todo enmudeció, la puerta no rechinó, la mesera era un querubín, el cocinero el dios Baco, Afrodita bebía un café, Zeus cortejaba con su mirada y Narciso continuó amándose; el tiempo se detuvo La Luz no viajó más, las palabras perdieron sentido, el habla no fue necesaria, el cerebro no lo pensó, todo fue una experiencia espiritual la duda metafísica no existió, todo se respondió en un bisílabo: amor.
Su nombre era Sophia, 19 años, estudiante de relaciones internacionales en una de las universidades del centro, la timidez de sus gestos, su voz arrulladora, su frente amplia, sus ojos... tan fríos como el infierno.
Alex, estudiante de leyes, trabaja medio tiempo en algunos comercios para sostener sus estudios y otras actividades, lector promedio, fascinado por los clásicos pero inclinado por la literatura contemporánea, no muy asiduo a los deportes, más alto que promedio pero más bajo que una puerta, una sonrisa como parachoques siempre al frente y visible, su cabello estilizado cada 6 semanas por su barbero, un joven de lo más común.
Es difícil afirmar quien se enamoró de quien, quien le habló a quien y cuando comenzaron salir solo se sabe que antes del hecho habían salido durante 6 meses, a sus 20 años Sophia supo lo que era "hacer el amor"  fue la expresión que Alex uso, ella lo llamó "copular" o "sexo" era muy sabio por Alex que ella no gustaba de metáforas ni figuras literarias para aminorar el significado de sus palabras, hábito que constantemente le sorprendía; hasta los 17 años se ruborizaba al escuchar los nombres propios de los genitales masculinos y femeninos, mientras que ella podía nombrar metódicamente y sin morbosidad las partes del pene y la vagina.
Eran las 16:55 pm del día que se encontrarían en el cuarto de un hotel después de un almuerzo especial, entre sonrisas de complicidad de los jóvenes ambos comían, pero sus pensamientos eran otros, ella una neófita en los actos sexuales se ruborizaba al imaginarse la situación, él con experiencia se excitaba al pensar en desnudarla, entre gestos de inocencia de dos segundos, curiosidad y deseos, la tarde pasó y el acto entre ellos sucedió; un vestido de verano hasta arriba de las rodillas, de tirantes delgados y ballerinas, sus ropa interior combinada para causar impresión en sus amante, color beige y encaje en los bordes y rayas horizontales negras; él, presuroso sacó su cuerpo de sus camisa de botones azul, desabrochó el cinturón y dejó sostenidos sus pantalones en la cintura mientras la admiraba, mientras la desnudaba, mientras sucedía.
A las 19:23 pm una joven camina por la calles de la ciudad pensando en que dirá a sus padres, planea comprar un auto con el dinero que ha ahorrado, mientras se acerca a un basurero y lanza un objeto brillante manchado de rojo. Ha tomado sus decisión comprará su auto. Unas calles atrás, autos de policía y ambulancia, se estacionan, ha ocurrido un crimen, un hombre ha muerto.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2017 ⏰

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