Parte única.

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DongYoung odiaba a Lee TaeYong con todo su corazón. Era así de sencillo de decir y no había otra forma de resumir su relación.

Odiaba a TaeYong porque el maldito se creía la gran cosa sólo porque su belleza parecía irreal, porque podía hacerlo absolutamente todo bien y quién sabe por qué más.

Su sola presencia lo irritaba y siempre terminaba diciéndole cualquier cosa ante los ojos incrédulos del muchacho que había pasado de simplemente mirarlo sin entender, a molestarse también por recibir tanto maltrato de forma tan gratuita.

Así que ahora se porque decir que se llevaban como perros y gatos porque los dos se molestaban entre sí cada vez que se veían y como tenían muchos amigos en común, se veían más de lo que les gustaría.

Sin embargo, JaeHyun se había cansado de ver a sus dos amigos matarse cada vez que se veían, por lo que había decidido hacer algo para solucionar ese problema. Porque él tenía una teoría: ellos dos se gustaban. Eso era lo único que podía justificar que sacaran chispas cada vez que estaban lo suficientemente cerca.

Así que decidió organizar una fiesta en la casa de TaeIl, porque la infraestructura del lugar le gustaba. Invitó a todos sus amigos dentro de los cuales estaba incluído el revoltoso par y le comentó a todos los presentes el plan, menos a los involucrados, para que pudieran ayudarlo.

La noche de la fiesta llegó y cuando DongYoung apareció en la puerta; lo hizo con una brillante sonrisa y trayendo una botella de soju entre sus manos. Su buena actitud se mantuvo hasta que vio a TaeYong sentado en el sofá, entonces su alegría se murió.

— ¿Por qué invitaron a ese imbécil? — le preguntó a Johnny y él se encogió de hombros.

Entre la música, las botanas y la bebida; todos pasaron un buen rato conversando y bromeando. Claro, mientras TaeYong y DongYoung no se estaban tirando comentarios venenosos por amor al arte. A esas alturas de sus vidas, ya simplemente se reían de la mala relación entre sus amigos porque el resto ya se había acostumbrado a ello.

YoonOh le hizo una señal a Ten y él sugirió jugar al juego de Verdad o Reto.

— ¿Por qué no comienzas tú, DongHyuck? — sugirió SiCheng, todos asintieron inmediatamente.

— Qué raro que no juguemos piedra, papel o tijera — pensó en voz alta el muchacho. TaeYong también parecía confuso.

Pero todos sabían que DongYoung nunca le diría Verdad a DongHyuck, porque no quería que su dongsaeng le preguntara cosas vergonzosas.

— ¡Elijo a DongYoung-hyung! — exclamó el menor.

— ¿Por qué soy tu blanco favorito siempre? — lloriqueó el aludido. — Ya sabes que elegiré reto.

— Podemos hacer eso de siete minutos en el paraíso — sugirió el tailandés.

— ¿No era un minuto? — preguntó TaeIl.

— No se puede hacer nada en un minuto — bufó Ten.

— No se tú, yo puedo hacer muchas cosas en un minuto — respondió Yuta, guiñando un ojo.

— Que sean cinco y ya, todos felices — sugirió Johnny.

— ¡Oigan! ¡Donghyuck no eligió eso! ¡No elijan cosas perturbadoras por él! — exclamó DongYoung.

— Te reto a eso que dijeron los hyungs — dijo DongHyuck.

— Los odio — masculló DongYoung. — ¿Con quién?

— Con TaeYong-hyung — añadió el menor.

Todos empezaron a gritar y a vitorear, los dos muchachos se miraron sorprendidos. Inmediatamente se negaron.

— No, imposible. Jamás en la vida — sentenció DongYoung.

— No voy a estar cinco minutos en el armario con ese — espetó TaeYong.

— Claro que sí, es un reto. Si no cumplen los retos no tendrán honor — dijo Yuta muy seriamente.

— ¡No vale porque no se le ocurrió a DongHyuck, es todo culpa de Ten!

— Sí, vale, porque el dio la orden de reto — comentó Mark.

TaeYong suspiró pesadamente, tomó de la muñeca a DongYoung y lo arrastró el armario que había en la siguiente habitación. Ten los acompañó para cerrar la puerta del armario y poner el cronómetro.

El sitio era bastante incómodo, porque apenas podían entrar los dos y  DongYoung no podía poner sus ojos en ningún sitio sin estar viendo a TaeYong. Ambos estaban sumamente colorados y avergonzados.

— Uff, creo que serán los cinco minutos más largos de mi vida — murmuró el menor.

— Oye... — susurró TaeYong. — Siempre quise saber por qué me odias tanto.

— Obvio te odio porque tú me odias — respondió, titubeante.

— Eso es mentira, yo no te odio. Sólo me enoja que siempre me trates mal — masculló el chico, con su voz suavecita.

— B-bueno, es que...

DongYoung lo único que podía ver era el rostro infinitamente dolido del mayor, parecía una situación tan vulnerable porque sentía que su corazón retumbaba en el pequeño armario. Y mentiría si dijera que no se le partió un poco el corazón.

— Es que me gustas — habló, apresuradamente e inmediatamente ladeó el rostro porque no quería verlo y no le importaba si le había entendido o no.

Era un poco liberador saber que al fin lo había dicho. Aunque siempre se comportara como si lo odiara, lo hacía porque le molestaba las cosas que le hacía sentir y que TaeYong pareciera tan fuera de su alcance. Entonces, lo molestaba.

TaeYong lo miró sorprendido. No parecía ser una de sus típicas bromas, además, el menor tenía las mejillas intensamente rojas y le dio un poco de ternura. También se sintió un tonto porque nunca lo pensó así incluso si era terriblemente obvio.

A él también le gustaba, obviamente le gustaba el DongYoung que se reía con sus amigos, ese lado de él que le mostraba a todo el mundo menos a él. Así que por eso le afectaba tanto que lo tratara mal innecesariamente, cuando normalmente simplemente pasaba de la gente que era así de problemática.

Así que con cuidado, tomó el rostro del menor con la punta de sus dedos, obligándole a mirarlo. Entonces acercó sus rostros, primero sus narices, como si le estuviera pidiendo permiso.

— También me gustas, DongYoung, así que muéstrame un lado más amable tuyo la próxima vez.

El menor asintió y entonces alzó lentamente su cabeza para poder darle un beso, pequeño y breve. DongYoung le mostró su bonita sonrisa y él también se animó a sonreír.

De pronto, la puerta se abrió y apeteció Ten gritando: ¡Ding, ding, ding! Los miró un momento y encontró cierta desilución en su rostro.

— ¿Qué esperabas que estuviéramos haciendo? — bufó DongYoung, saliendo airoso del armario, seguido de TaeYong.

Chittaphon iba a quejarse y a anunciar que toda su treta había salido mal, cuando notó que disimuladamente los chicos entrelazaron sus dedos al caminar.

hate you / dotaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora