Comienzos [One Shot]

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La lluvia se hacía más intensa a cada segundo, era como si un diluvio hubiera tomado la ciudad de Paris. Nadie en su sano juicio saldría de sus casas, pero alguien lo hizo. Iba a hacer solo un pequeño paseo, nunca iba a creer que una tarde soleada se convertiría en una tormenta. Se encontraba un poco lejos de su hogar, pidió un taxi para llegar más rápido pero justo antes de subir vio a un señor un poco mayor que también estaba esperando un transporte. Dudo por un instante, pero le cedió el transporte al señor, este le sonrió y se despidió.

Soltando un suspiro se dispuso a caminar hacia su hogar. No se sentía tan mal, ayudar a ese señor le había dejado un sentimiento de bondad. Y en los últimos días eso era lo que más necesitaba.

Últimamente se había sentido fuera de lugar, en casi todas sus actividades deportivas él era quien llevaba al equipo al fracaso, literalmente. Era tanto su pesar que sus compañeros lo habían nombrado el amuleto de la mala suerte.

Iba tan sumergido en sus pensamientos que no notó como un auto venía a toda velocidad, y ya que las pistas estaban hechas una laguna el resultado fue obvio. Termino mojado por el charco de agua que le cayó encima.

"Porque siempre tengo mala suerte"

Resignado siguió caminando, que más daba un poco de lodo. Las calles estaban desiertas así que no podía irle peor.

Paro un rato frente a una vitrina, su aspecto le dio un poco de risa, estaba cubierto de lodo de la cabeza hasta los pies, pero aun así trato de acomodar su cabello. Le daba igual su aspecto, siempre podría arreglarle cuando llegue a casa, sin embargo, tenía que reconocer que era un chico muy presumido. Sobre todo, con las chicas.

En ese tema se podría decir que era "afortunado". Su sentido del humor, o como él lo llamaba su arma especial, siempre había funcionado en las chicas. Y era algo de lo que estaba orgulloso.

Además, no se podía negar que era un chico atractivo. Su cabello negro, oscuro como la noche, y sus ojos verdes tal esmeralda hacían una buena combinación y lograban suspirar a cualquier chica que cayera bajo sus encantos.

Esa idea le levanto un poco el ánimo.

Retomo de nuevo su camino, pero unos gritos le llamaron la atención. Al parecer en una tienda, una chica estaba siendo reprendida por su jefe.

Trato de concentrarse en sus asuntos, pero los gritos fueron poco a poco subiendo de tono. Intento dejarlo pasar, pero algo no lo dejaba. Por alguna razón quería intervenir. Además de sentir curiosidad por la conversación, él no iba a permitir que le gritaran de esa manera a una dama.

Con más confianza se dispuso a entrar en la tienda.

***

Eres una tonta− Fue lo último que escucho antes de ingresar a la tienda.

Al parecer el dueño de la tienda no le gustaba hacer escándalos frente a sus clientes. Observo un poco más la pequeña tienda. Era acogedora pero nunca le había llamado la atención. Por los productos que vendían era normal que nunca la había visitado.

El olor era característico de ese lugar y creía que no lo iba a soportar un rato más. Ya había cumplido su misión. Los gritos habían cesado. Ya podía marcharse de ese lugar que solo hacía que le dieran nauseas.

−Puedo ayudarte −Escuchó una voz detrás suyo.

Su voz era tímida y dulce por lo que pude notar, sin voltearse negó con la cabeza a lo que escuchó un suspiro por parte de ella.

ComienzosWhere stories live. Discover now