Tengo un secreto

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CAPITULO 1:

Elisa camina tranquila hacia el insti, presiente que algo especial va a pasar, se lo dice su interior; aunque ella ya no está segura de ello, todos los días presiente lo mismo y pocos pasa algo fuera de lo normal, pero ¿algo en su vida es normal?

Antes de seguir su trayecto se para en un edificio y llama a un telefonillo.

-¿Si?- una chica responde al otro lado del aparato.

-¡Baja ya pesada!

-¡Voy, voy!- la chica tardona es Gema, su mejor amiga; llevan siéndolo desde parvulitos y ahora, en primero de bachiller, lo son más que nunca. Si hay algo normal en su vida desde luego ella no lo es... Una chica morena y alocada baja corriendo las escaleras.

-Tía cada día tardas más

-Lo sé, es que hoy me he dormido

-Ya claro...- Gema la mira con cara ofendida.

-¡Que sí! ¡Que va en serio!- Eli ríe.

-Bueno vale, te creo.

Y después de esa parada siguen su camino hacia el insti, todos los días es lo mismo, la misma rutina, pero hoy las dos están de acuerdo en algo: presienten que algo va a pasar.

Unas horas después...

Jorge no lo soporta más, está encerrado en su cuarto, llorando, aquella situación es superior a él. En cuanto cumpla los veinte se va a ir de casa. Lo que sigue sin entender es cómo puede ser todavía tan gilipollas de derrumbarse por las mismas cosas, parece que los palos de la vida no funcionan con él.

-¡Eres una zorra! ¡Eso es lo que eres!- oye gritar de repente a su padre. Se van a divorciar, lo tienen claro, pero no entiende por qué siguen viviendo en la misma casa. Oye llorar a su madre. El padre es alcohólico y la madre es una gilipollas por seguir con él, según la describe Jorge, pero a veces no nos queremos dar cuenta de que la persona a la que un día amamos ya no es con la que queremos pasar el resto de nuestra vida. El amor es una mentira, simplemente no existe; sólo es un estereotipo más creado por la sociedad. Si está seguro de una cosa es de eso. Desde la ventana de su habitación se ve una pequeña plaza en la que no hay ni un alma.

No aguanta más, está lloviendo y hace mucho frío pero no le importa, se pone su trenca gris de cuadros y abandona su habitación.

Sus padres ni se dan cuenta de que su hijo ha salido de casa, están demasiado entretenidos en su discusión; pero lo peor es que pasan de lo que haga Jorge, si no díganselo a sus antiguos profesores, que le dejaron en el historial varios partes.

Baja las escaleras de dos en dos a toda velocidad, cuanto más se aleje mejor. Abre rápidamente el portal y camina deprisa, su calle está llena de yonkis y alcohólicos, por suerte nunca ha tenido problemas con ninguno.

Cruza la esquina, una mujer con ropa provocativa y fumando está apoyada en la pared. Y para poner la guinda al pastel también está llena de prostitutas; vamos, que es el mejor barrio para vivir. La chica se le acerca y él acelera aún más el paso.

-Eh amor, ¿a dónde vas?- Jorge la ignora y vuelve a doblar la esquina. Camina unas manzanas más, ya ha llegado a la plaza. Suspira y crea vapor a su alrededor. Ahí está el banco al que acude cuando quiere alejarse por un rato de su realidad. Todavía tiene las marcas de las lágrimas.

Saca su móvil y pone el pin. Lee los nuevos whatsapp que le han llegado, entonces oye unos pasos, cosa rara porque esa plaza no es transitada. Se gira y ve a una chica alta y delgada, rubia y con los ojos claros, es guapa. Detrás de ella hay un chico que la llama. Entonces ella se da la vuelta y empiezan a discutir, ella está llorando, por lo visto aquel chico es su novio y la ha puesto los cuernos... Jorge deja el móvil. Pues mira, a lo mejor verlos le hace olvidarse un poco de todos sus problemas.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2018 ⏰

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