Ha sido un día duro, ¿verdad? Pude notarlo desde que me senté a tu lado y no me dedicaste ni una mísera mirada, encontrándote fundido en la fría tarde de otoño que podías ver a través de la ventana. Una tarde solitaria, triste. Tan triste como tú. Decidí no saludarte. Aunque aún así ni te diste cuenta de ese hecho. Te observé por unos segundos. Tus labios fruncidos, mirada perdida y cabeza apoyada en tu mano, sí, algo te pasaba. Y aunque estaba acostumbrado a verte de esa manera, me dolía el corazón solo de mirarte.
Pero no había nada que pudiera hacer por ti más que estar a tu lado. Así que fue lo que hice. Tal y como había hecho desde siempre. Durante las clases, permanecí callado esperando a que abrieras la boca para decir algo, y cómo no fue así, me preocupé de atender y esperar hasta la hora del descanso en donde quizás podría haber una posibilidad de que me dijeras algo. Sin embargo, no fue así. Y aunque yo sabía que nunca sería así, no perdía la esperanza de que algún día cambiara.
Nos levantamos de nuestros asientos, me miraste para dedicarme una sonrisa amarga, casi como si fuera una mueca y empezaste a caminar en dirección a la cafetería. Te seguí con un fuerte dolor en el pecho. Estabas tan guapo cuando sonreías que, al ver que habías perdido tu sonrisa quería ser el que te la devolviera sin importar lo que costara, aún sabiendo que jamás podría acabar con tus males. Me acerqué hasta tu lado para empezar a conversar de alguna manera que pudiera hacerte volver a sonreír. Pero, lo único que conseguí es que siguieras callado, a mi lado, esbozando sonrisas pequeñas que no eran lo suficiente para mí. Que no eran lo suficiente para que volvieras a sentirte feliz.
No era la primera vez que estabas de esa manera. Desgraciadamente, no dejabas de tener problemas en casa por la actitud de tus padres, por lo que estaba pasando con ellos. Y yo lo entendía, no porque estuviera en la misma situación, sino porque tenía que comprender que no todos somos felices ni podemos estarlo. Pero, aunque lo entienda, no puedo dejar de pensar que verte llorar es una de las cosas más horribles que me pudieron pasar en la vida. Ver cómo tus ojos están rojos, hinchados o cansados me parten el corazón. Preferiría llorar yo antes de permitir que llores tú, preferiría que nunca te hubiera pasado nada malo.
Preferiría hacerme daño yo antes que te pasara algo a ti, porque incluso me dolía más que tú sufrieras y salieras herido que fuera yo el que estuviera así. Porque, realmente era doloroso ver que una persona como tú ha tenido que pasar por todo esto y que ni siquiera yo pudiera hacer nada. Porque aunque sea raro querer sufrir antes de que otra persona lo haga, amar era raro y yo te amaba. Estaba dispuesto a sufrir si tú podías ser feliz.
—¿No quieres de esto? —Te pregunté al ver que dejabas tu pudin casi completo. Negaste con la cabeza.
—No me apetece.
Y eso fue más doloroso que todo. Nunca en la vida pensé que ibas a rechazar algo que tanto amabas, ¿tanto es lo que sufres? ¿Cómo puedo ayudarte? Aún no lo sé. Pero lo único que tengo claro es que necesito ser tu apoyo, aquella persona en la que puedas confiar, tu descanso, aquella persona en la que piensas cuando algo malo te pasa, alguien a quien puedas acudir. Porque siempre haré lo que pueda para consolarte. Pero tú no confías siempre en mí y cuando más pasa el tiempo, más parece que nos alejamos. Más quiero amarte.
No entiendo cómo una persona como tú puede ser tan desgraciada. Eres una persona con un corazón muy amable, eres simple, divertido, agradable incluso, a pesar de tu timidez, eres una persona tan buena y especial que me da rabia el dolor que tienes que sufrir. Eres de esas personas que ves y sabes que no merecen todo el sufrimiento que tienen. Porque, es lo que siento cada vez que te veo sufrir solo. Lo único que quiero es hacerte feliz aunque cueste. Y sé que aunque tú quieras agradecérmelo de alguna manera, nunca sentirás que mereces mi apoyo.
Quiero que sonrías de nuevo, que ríamos como unos niños pequeños que están disfrutando de una soleada tarde de verano en un parque porque, realmente el tono de tu risa es la mejor melodía que escucharé en mi vida. Quiero que tus ojos vuelvan a brillar, que sean destellos como los que se ven en el cielo en una noche estrellada, esos destellos que te hacen desear lo que más anhelas esperando a que se cumplan. Quiero ver de nuevo tus dulces hoyuelos que adornan tus mejillas cuando sonríes con tanta fuerza que parece que te harás daño en el rostro. Quiero volver a sentir tu calidez. Pero, siento que cada vez estoy más lejos de que eso suceda.
Te quiero, más que a nada en este mundo y me duele ver que no puedo hacer nada por ti más que sentarme a tu lado viendo como cada vez el mundo se cae más a tus pies. Ojalá pudiera arrebatarte ese dolor, deshacerlo en pedazos para que vuelvas a ser quien eras. Sufrir yo por ti para poder ver tu felicidad. Porque te lo daré todo si tú me dejas. Y aunque sé que no quieres preocuparme, quiero que lo hagas porque no puedo seguir viviendo de esta manera.
—Jimin —me llamaste mientras caminábamos por los pasillos de camino a clase—, ¿por qué sigues aquí?
Y aunque fuera una pregunta inesperada yo sabía la respuesta. Podría decirte todo lo que siento por ti, todo lo que mi corazón siente cuando sonríes, cuando haces alguna expresión bonita, cuando me miras con intensidad o rozas tu mano con la mía de casualidad, cuando te apoyas sobre mi hombro y lloras como si fuera la última vez que pudieras hacerlo... Podría decirte lo feliz que me haces solo por existir. Porque tu existencia es un arte que no me canso de admirar, que no me canso de describir. Pero era más fácil resumir todas esas palabras que me daría vergüenza decir.
—Es raro cuando quieres a alguien —te miré esbozando una sonrisa. Abriste los ojos confuso.
Y sonreíste. Sonreíste de tal manera que mi corazón se aceleró de nuevo como la primera vez que lo hiciste, ese día en el que me caí en un partido de baloncesto y tú me recogiste del suelo. Después de mucho tiempo pude ver tu brillo y supe que no me había equivocado. No me arrepentía de haber seguido a tu lado, de querer tu dolor por no verte sufrir, de acompañarte y ser tu apoyo aunque tú no me dieras lo mismo a cambio, no me arrepentía de amar a alguien más de lo que podría soportar. Pero sobretodo...
No me arrepentía de quererte.
—Gracias —murmuraste antes de acariciar mi mejilla con tus dedos que volvieron a ser cálidos por un mísero instante.
Cuando amas a alguien todo es extraño, ¿verdad?
¡Hola! ¿Cómo están? Bueno, esta es la típica historia que se te ocurre repentinamente y no puedes evitar subir porque te gusta como quedó y quieres que los demás la vean. Quizás no es el mejor One Shot del mundo, pero de verdad me encantó la canción y sobretodo el significado. Es el primer kookmin que subo (a pesar de que es mi OTP de la vida) así que espero que para ser el primero no esté mal. Gracias por leerlo, tienen la canción en el capítulo por si quieren escucharla, de verdad, realmente deberían de escuchar Day6♡
¡Muchas gracias!
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when you love someone ━kookmin/jikook
Fanfiction«Amar a alguien más de lo que puedes soportar. Es tan raro cuando quieres a alguien» · one shot. · Inspirada en la letra de When You Love Someone de Day6. · prohibida copias y/o adaptaciones. (011017)