Lapis tardó algo en levantarse de la silla, no hubiera tardado tanto si hubiera aceptado la ayuda de Peridot, pero su necedad era demasiada y quería demostrar que podía sola.
–¿Estás bien?–preguntó Peridot en cuanto Lapis se puso de pie.
–Si, si.–Lapis se arregló su ropa.
–¿no quieres que te acompañe...?
–¡no! No hace falta.–Lapis empezó a caminar dando algunos tropiezos al principio.
Peridot puso los ojos en blanco y alcanzó a Lapis.
–¿Por que no te gusta la compañía?–inquirió Peridot en cuanto avanzaba a un lado de Lapis.
–¿Tu éstas en silla de ruedas, no es así?
Peridot quedó por un momento quieta, no esperaba tal pregunta tan secamente.
–uh...si. Pero aun no respondes mi pregunta. ¿por que no...?
–¿Por que estás así?
–Muchas preguntas y no has respondido la única que te e hecho.
–solo son dos preguntas.
Peridot se puso enfrente de Lapis y esta detuvo él paso en cuanto sintió la presencia enfrente de ella.
–¿te puedo ayudar?–volvió a preguntar Peridot.
–no, no puedes. Nadie puede y no es por que no me agrade que me ayuden. Él hecho aquí es que nadie puede ayudarme.–Lapis rodeó la silla y de poco en poco caminó nuevamente.
–Ambas nos encontramos en una situación en la que no podemos negar obtener una ayuda.–Peridot se volteó a donde Lapis.– Aunque no te guste admitirlo.
Lapis detuvo el paso.
–Te guste o no, a mi me falta la manera de caminar...a ti te falta la manera de ver.
–¿Que es lo que quieres lograr?
–Solo quiero ayudar. Crees que me burlo de tu situación, pero no es así. Yo...quiero ayudarte.
–Ya lo has dicho.–Lapis volvió a emprender camino.
–Quiero ayudarte...–Peridot volvió a acercarse a Lapis.– a ayudarme.
Y nuevamente la atención de Lapis se dirigió a la rubia.
–¿Yo...ayudarte?
–Si, si.–Peridot trató de no sonar tan ilusionada.– quiero ayudarte y que tu me ayudes a mi. Tu tienes lo que a mi me falta y yo tengo lo que a ti falta. ¡ayudemonos entre nosotras!
–Yo no...
–no necesitas ayuda. Pero solo quiero que me apoyes a mí. Demuestra que puedes hacer muchas cosas, cosas que los demás no harían.–Peridot extendió su mano, aunque sabía que era algo tonto de su parte hacer tal acción, pero no perdía esperanza.– Nadie me ayudaría.
–¿En que te ayudo?–Lapis apartó la mano de Peridot.
–ehm...–Peridot por un momento vio su mano y sacudió su cabeza para despejar un poco las ideas.– mi plan es él siguiente. Tu...puedes empujar mi silla y yo te guiaré para donde ir.
–¿Tu vas a ser como un perro guía?
–este...algo así.
–¡Genial!–Lapis se dirigió detrás de la silla.–¿Y también puedes ladrar?
–no soy un perro guía.–dijo con seriedad la rubia.
–¿Podrías intentar?
–¡Hablo en serio!–dijo con algo de molestia.
Lapis en realidad no quería ayudar a Peridot. Fue muy motivacional lo que le comentó, pero le parecía una idea terrible. Sabía lo crueles que podían ser los "compañeros", no quería ser mas señalada, no quería que la nueva alumna tuviera mas problemas por su culpa, pero al parecer la nueva no perdía esperanza de esta alianza.
–bien, bien. Entonces...¿que debo hacer?–Lapis tomó la silla.
–solo debes avanzar y ya. Yo te avisaré para donde. Ahora...–revisó él horario que sacó de su mochila.– tenemos clase en él salón 3T ¿Que materia es?
–¿que día es hoy?
–¿hoy? Jueves.
–Oh...economía. Deberíamos apurarnos.
Lapis empezó a caminar según como lo habían planeado. Peridot la guiaba diciéndole para donde ir, algo que a Lapis le empezaba a desagradar, pero finalmente llegaron al salón, él cual estaba vacío.
–¿¡Que?!–exclamó Peridot confundida.
–¿que pasa?
–no hay nadie.
–¿segura que es el salón correcto.?
–si, si. ¿Donde estarán todos.?
–oh...cierto. La profesora Rose me había dicho que tendrían junta. Supongo que son ultimas clases libres.
Lapis soltó la silla, se dio media vuelta y caminó en dirección contraria. Peridot algo confundida le alcanzó el paso.
–¿y...cual es el plan?–dijo Peridot con ánimo.
–¿yo? Me iré a casa.
–oh...entonces. ¿ya te vas?
–Sip.
–¿como...?
–pregunto en la parada del autobús.
–¡Yo podría guiarte también!
–Es demasiado por hoy. Además...supongo que tu si te quedarás hasta que terminen las clases.
–si, yo si.–Peridot miró el piso con desgano.
–yo me voy.–Lapis trató de apresurar el paso.
–¿y si te invito algo de la cafetería...?–Peridot dijo con algo de nervios mientras sonreía tontamente.–¿te quedarías otro rato?
–¿para que?–volteó.
–soy...¡nueva! No conozco mucho por aquí y...
–el perro guía eres tu.–dijo Lapis con una sonrisa burlona.
–uh...lo sé. Pero...¡tengo una idea! En efecto,somos él complemento de la otra ¿no?–Peridot se acercó a Lapis. – ¿no te gustaría saber como es tu entorno? ¿o lo sabias ya?
Lapis iba a contestar lo mismo de hace un rato, pero la oferta era tentadora. Ver o imaginar, mejor dicho, su alrededor. ¿como era aquella fantástica escuela llena de idiotas? Claro, sonaba mejor que un recorrido turístico por Londres.
–no me interesa.–y Lapis retomó el camino.–adiós perro guía.
–¡oye! No me llames así.
Lapis sonrió y soltó un silbido, como si le estuviese hablando a un perro.
–¡no es gracioso!–gritó Peridot para después volverla a seguir.– no me digas perro guía. Tengo un nombre.
–oh cierto. ¿cual era? ¿Perrito? ¿Perridot?
–Peridot, y quiero que dejes de hacer bromas sobre lo del perro guía.
–En fin Perridot.–revolvió torpemente el cabello de la rubia.–Me parece que me has convencido pero...me gustaría salir de este lugar. ¿y tu?
–uh...yo...tengo que regresar en cuanto termine el horario. Pasan por mi.
–yo te regreso, descuida.–tomó la silla por el respaldo.–aleja las manos de las ruedas.
Peridot obedeció lo que para ella fue una sugerencia.
–y ¿entonces? ¿A donde vamos?–preguntó Peridot con ánimo.
–yo solo camino hasta perderme.–sonrió.–¡vamos a perdernos!
–¿¡que?!
No había actualizado este :O pero ya estoy aquí.
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¿¡Que Haces Besando a La Lisiada?!
AléatoireSerán la guía entre ellas, se ayudarán mutuamente. Pero su situación les hará dudar sobre su estabilidad. ¿Te hizo reír el título? veamos si opinas lo mismo de la historia.