San Valentín: "In memoriam"
Es verdad, tengo 22 años y a mi larga o corta edad, nunca he tenido un día de san Valentín al lado de un amor (y no es que realmente me importe), claro está que creo en el amor, más cuando fui apenas una puberta le daba importancia a fechas como esta. Poco a poco a medida que fui creciendo, fui conociendo amores; carnales, espirituales, sentimentales, familiares, y hasta amistosos. Porque es así, el amor tiene muchos rostros y aprendí que no precisa de un título.
Pues bien, hoy precisamente salí de casa con la intención de pasar parte de la noche con él, no precisamente por la fecha de hoy, simplemente porque queríamos vernos, (y como siempre o casi siempre todo sale a lo inesperado), cuando hube arribado a su casa me topé con un pequeño incidente que le ocurrió a su sobrinito, precisaba de que lo llevasen al hospital, y como se sabe, él era su prioridad. -"No puedo recibirte"- prácticamente me dijo (porque lo dijo con palabras más suaves que en este preciso momento no recuerdo) a través del celular, pero yo ya estaba afuera, él también, así que se aproximó a mi encuentro y me dio un beso pequeño y preguntó: -¿Estas enojada?- Realmente no lo estaba, comprendí la situación y le dije que entonces saldría con mis amigas. Quedó de llamarme cuando volviera a casa, así que decidí caminar un tanto dejándome llevar por mis zapatos.
Llamé a mi mejor amiga, mas era lógico que ella se encontraba con su novia, (tenían que ser mujeres y amarse hasta en este día). Sólo saludé a través del teléfono porque no quise interrumpir, quedamos de vernos mañana.
Y como no podía volver a casa como un perro apaleado me quedé en la plaza próxima a su casa, la de él, porque aún espero su llamada y que me diga que volvió con su sobrino del hospital y que quiere que llegue... En fin, debía matar el tiempo con alguna cosa, así que decidí continuar la saga que estoy leyendo. A veces me dejaba distraer por el peaje, los niños jugando y corriendo de aquí para allá, niñas sobre sus patines, parejas que pasaban agarradas de la mano emanando amor, grupos de amigos o amigas... ¡Todo un espectáculo de caras y siluetas!
Decidí enfocarme en mi lectura, justo empezando el primer capítulo de la tercera parte de la saga, me dejé envolver por cada palabra, por cada escenario de la historia, cuando de repente un sonido me sacó de mi éxtasis literario para robar mi atención y convertirlo en placer musical.
Un desconocido de aspecto extranjero fue el culpable de la situación, yacía sentado en el umbral del museo, mientras yo perpendicular a él, permanezco sentada en la acera de la biblioteca. Ahí está y sigue tocando mientras escribo. ¡Si supiera que me expulsó de mi burbuja para adentrarme a la de él! Me arrastra a su mundo sonoro, es exquisita cada melodía emanada de su clarinete, mientras le acompaña notas de piano que reprodujo en su celular con amplificador.
¡Un rostro que desconozco y que es apenas visible por la distancia y la luz de la noche! Justo hay un faro a mi lado, mas no me es suficiente para describir su rostro, y sigue ahí, creo que va por su sexta canción ¡Qué exquisita se escucha! ¿Cómo es posible que no escriba de antaño y un desconocido ajeno a mis costumbres se haya adentrado a mi escenario y provoque que mis dedos no cesen de escribir en el teclado de mi celular?
¡Já! Al menos no soy la única atrapada por su talento, justo ahora permanece rodeado de jóvenes que se están deleitando con su toque, la única diferencia entre ese público y yo, es que el provocó que yo sí derramase letras por él, más que por él por su música; más que por su música, por su auténtico clarinete; y es que yo siempre he amado el clarinete...
En intervalo de mi escritura me llamó el chico del incidente, supe que su sobrino ya estaba bien, y al haber vuelto del hospital a su casa me preguntó si aún llegaría -la verdad no sé si sea conveniente - pensé. Le dije que explorara el ambiente de su casa, si la situación estaba relajada hasta con su madre, entonces quizá llegaría, prometió hacerlo y volver a llamarme. Mientras tanto sigo deleitándome ahora con la pista de la canción clásica "Sé que nunca bailaré otra vez como bailé contigo" en versión inglés, mientras el clarinete sigue montándose en la banda sonora robando la atención, o más bien, mi atención.
¿Y cómo terminará mi momento en este increíble día, o más bien, noche de San Valentín?
No lo sé, mas yacer solitaria a la acera de la biblioteca bajo el faro, mientras escucho al chico del clarinete cómodo en el umbral del museo, hace que haya sido un momento más que ameno, placentero (sino para mi cita estropeada) al menos para mi estancia en la plaza, a vista de gente desconocida, y orgasmeada del sonar de su melodía, la melodía del clarinete que de seguro conmemora la muerte de San Valentín.
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San Valentín (In memoriam)
Short StoryRelato corto que te hará viajar por el arte, miradas perdidas y los estropicios del romanticismo en una plaza abundada de traséuntes; una chica plantada y un músico extranjero que acabó haciendo de su noche un éxtasis musical.