La puso y empezó a reproducirse. Pasaban los minutos y cada vez estábamos más metidos en la película. A veces, giraba la cabeza para ver si a Eric le estaba gustando y realmente, estaba disfrutando. Llegó el final, y la última escena fue increíble. Cuando acabó nos miramos:
—Que película tan bonita... Me gusta muchísimo. Es una historia de amor real y totalmente leal, no como lo de hoy en día, que a vosotros lo único que os interesa es pasar un buen rato —expuse realmente indignada.
—¿A ti te han roto el corazón verdad?
No me esperaba esa pregunta, miré hacia otro lado, no quería ni podía mirarle. No podía si quería aguantar mis ganas de llorar.
Me hizo recordar viejos tiempos. Tiempos en los que me enamoré locamente de un chico, y un día que le llevaba la merienda por sorpresa me lo encontré besándose con otra chica en la puerta de su casa. Tonta yo que le creí cuando me decía que me quería, después intentaba darme explicaciones ¡Bah!
Estuve una larga temporada realmente deprimida. No pude evitar llorar por esos recuerdos. Maldita sea, no podía haber mantenido su boca cerradita. Me escuchó sollozar y habló:
—Lo siento Júlia, no quería...
—Vale Eric, da igual —intentanté relajarme.
—No, de verdad, lo siento. Mírame —hice lo que me pidió—. No todo el mundo es igual que ese gilipollas, te lo digo en serio.
Me miró directamente a los ojos y acarició mi mejilla. Esa simple carícia me hizo sentir un leve escalofrío recorrer por todo mi cuerpo.
—Un día encontrarás a alguien que se enamore tan perdidamente de ti que ni se le ocurrirá engañarte ni mucho menos te dejará escapar nunca. Ese idiota no valía la pena.
Seguía insistiendo en el mismo tema.
—Gracias Eric.
Se acercó a mí y me abrazó. Yo sin dudarlo, acepté su abrazo.
—Me gustas más cuando no estás todo el rato a la defensiva y respondona —me chinchó.
—Y a mí me gustas más cuando no haces el idiota. Aunque bueno, es difícil viniendo de ti no hacerlo.
—Pero soy irresistible.
—Claro claro. Sigue soñando.
—Por eso le dices a tu amiguita Celia que soy odiosamente atractivo, ¿Verdad?
—¡Que se lo dije para que se fijara en ti y ya me dejaras en paz de una vez! —grité tirándole un cojín que se encontraba a mi alcance.
—Pues a ver si un día me la presentas.
—Cuando quieras. Bueno, yo me tengo que ir ya, devuélveme mi móvil.
Tocó su cuerpo varias veces.
—No recuerdo donde está.
—En el bolsillo trasero de tu pantalón —Llevó la mano hasta donde sugerí que estaba. Tocó esa zona y ahí no estaba.
—¡Vaya! Pues tendrás que quedarte un rato más.
—Venga por favor, que no estoy de humor —prácticamente supliqué.
Estaba muy cansada, quería irme a mi casa de una vez.
—Si me lo pides así... Toma.
Lo casó del bolsillo interno de su chaqueta. Iba a cogerlo pero echó de nuevo el brazo para atrás, me lo suponía.
—Pero antes, un beso de despedida —señaló su mejilla.
—¿Me puedes llevar a casa? Es que estoy muy cansada. Por favor.
—Tú, Júlia, ¿Pidiéndome que te lleve en mi moto? ¿Tienes fiebre? Te recuerdo que has dicho que ni muerta te subías a esa moto. Y ahora tienes más recursos, puedes ir andando.
—Vale, dame el puñetero móvil, gracias por nada.
Arrancé con brusquedad mi móvl de sus manos.
—No, Júlia espera, que era broma.
—No tengo tiempo para tus estúpidas bromas, me voy de una vez —y salí dando tal portazo que hasta yo misma me asusté.
Ya eran las 22 de la noche, estaba todo muy oscuro. Seguí caminando y caminando por las calles siguiendo mi instinto porque se me hacía imposible divisar nada. Pasado un cierto tiempo, me empezó a sonar la zona por la que iba, estaba tan sólo a dos minutos de mi casa.
Caminé más rápido con la emoción de haber llegado a mi calle y cuando estuve ya en frente de mi puerta, entré, y me fui directa a mi habitación. Cerré la puerta y me fui a duchar. Que gozo. Ducharse era una de las mejores cosas del mundo.
Cuando salí, revisé el móvil y tenía un mensaje de Eric, muy previsible.
"Siento haberte ofendido si lo he hecho, no quería que te lo tomaras así, era una broma. Obviamente te llevaba encantado."
Le contesté al segundo.
"Me da igual tu moto, tus bromas y todo tú. Me da igual todo lo que tenga que ver contigo. Maldito cruce que nos unió."
Me había pasado, lo admito.
"No lo puedes estar diciendo en serio."
No contesté. Pasó una hora y sorprendendemente me llamó él. La verdad es que no me esperaba ese gesto:
—Lo siento mucho, no quería contestarte así —dije antes de que pudiera ni siquiera respirar.
—No pasa nada Júlia, un mal día lo tiene cualquiera.
—¿Tanto te gusto como para que me hayas llamado después de todo lo que te he dicho? Y es que en realidad yo soy así, a veces me dan prontos, contesto mal y después me arrepiento.
—Ajá, entiendo. ¿Estás mejor? —ignoró mi comentario anterior, así que decidí dejarlo estar.
—Supongo que sí. Bueno Eric, te dejo ya que me voy a dormir. Hasta mañana.
—¿Cómo hasta mañana? ¿Quieres que nos veamos mañana?
—No no, es una expresión que utilizo de despedido, como un "Hasta luego" o simplemente, un "Adiós".
—No, lo has dicho, has dicho hasta mañana. Así que sólo por complacerte a ti, podríamos citarnos mañana a las 17. Esta vez será una cita más divertida.
—¿Has bebido o algo? —reí—. En ningún momento esto son citas, son quedadas.
—LLámalo como quieras, mañana a las 17 voy a buscarte.
—Bueno, está bien... Pero no te traigas la moto.
— Vamos por buen camino. Ahora ya aceptas mi propuesta. No tengo que robarte el teléfono para que quieras quedar conmigo.
Me podía apostar cualquier cosa que estaba sonriendo de esa manera tan irresistible, ya está, ya lo he dicho, su sonrisa era tremendamente irresistible.
—Quita esa odiosa sonrisa de la cara —mentí. De odiosa no tenía nada.
—¿Eres adivina o algo? Y además, no es odiosa, es bonita. ¿O no?
—No lo es, para nada —intenté sonar seria y segura de mi respuesta.
—Bueno cuelga ya, pesada.
—¡Pero si eres tú el que no se calla! Cuelga ya tú.
—No tú.
—Ese juego no me va, así que cuelgo yo. Hasta mañana.
Colgué y por fin, pude dormir.
Continuará...
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Vete, pero quiero que te quedes
Teen FictionQue cosa tan complicada el amor, y para ellos no iba a ser menos. Júlia y Eric se amarán. Pero, como en toda relación, hay ciertos obstáculos y ciertas dudas. El pasado, en el pasado se queda. Pero, ¿Y si vuelve? ¿Y si encima vuelve para estropearl...