Capítulo 3: La Victoria de los Daleks

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Entro a la consola con un vestido cuadrado con tonos grises y un cinturón de color, siendo acompañados por unos botines

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Entro a la consola con un vestido cuadrado con tonos grises y un cinturón de color, siendo acompañados por unos botines. El Doctor me analiza por unos segundos antes de regresar su mirada hacia los controles con una sonrisa.

― ¿Por qué siempre te tienes que cambiar cuando llegamos al pasado? – pregunta curioso.

― Soy mujer – me acercó a los controles –. Si algún día decides regenerarte en una mujer, que por los padres del tiempo, debes de tenemos la ropa de mujer es que cambia constantemente mientras que ustedes pueden usar un solo traje por mucho tiempo.

― Pero eso es para humanos – señala el Doctor.

― ¿Qué es para humanos? – la voz de Amy suena en la sala de la consola.

― Cosa que solo nosotros entendemos – interviene de inmediato mi esposo haciendo que niegue con la cabeza.

El Doctor continúa moviéndose por la consola mientras le ayudo con algunos botones y palancas para poder llegar a tiempo con Winston Churchill. Habíamos conocido a Winston hacia varios siglos y nuestros caminos se encuentran constantemente. El primer ministro nos tiene un gran aprecio, a pesar de que le negamos usar la TARDIS para que lo use como arma para terminar la Segunda Guerra Mundial, pero no queremos acabar ante de tiempo.

Amy se había cambiado y bañado porque su pijama había terminado lleno de baba de ballena estelar; aparte de que el Doctor solo le había ofrecido un viaje con nosotros. No creo haber recordado que iríamos a la mitad del Blitz. Aunque lo que menos importa en estos momentos es como nos veamos.

Se escuchan los motores de la TARDIS para acercarme a la pantalla. Distingo varios soldados armados rodeándonos listos para disparar en cualquier momento. El Doctor y Amy se ponen a mi lado para ver como una figura tan familiar camina con un paso solemne.

Doctor, Elizabeth. Salgan antes de que les confisque su máquina.

― Ese hombre y su buen sentido del humor.

Los tres salimos de la TARDIS haciendo que los soldados guardaran las armas en el instante. El Doctor y Churchill se dan un apretón de manos en lo que intercambian cumplidos. Amy se encuentra sorprendida al conocer una de las figuras más sobresalientes de la Segunda Guerra.

― Elizabeth – el ministro me da un beso en cada mejilla.

― Winston, estoy tan feliz de verte – comento emocionada.

― Debo de felicitarlos por su boda. Estoy encantado de saber las noticias.

― Eso pasa cuando el Doctor se compromete dos veces – miro hacia el mencionado.

― ¿Quién es ella? – pregunta Winston viendo a la pelirroja.

― Ella es Amy. Es una acompañante – los presenta el Doctor.

― Jovencita, debe de sentirse orgullosa de viajar con ellos. Son las personas más inteligentes que he conocido.

― ¿Por qué nos llamaste? – pregunta el Doctor interesado.

Doctor Who (V) : Coincidences don't exist [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora