XVIII.

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...—¿Se puede saber por qué sigues con esa cara de mustio?.

—Déjame Liam, arranca y vámonos a casa ya, por favor—dijo Louis secando sus lágrimas.

—Louis, no te entiendo hermano, han pasado dos semanas desde que te trasladarse de terminal. Tú mismo lo pediste para no volver a verle la cara al gilipollas de Styles. Además no quisiste ponerle una denuncia por acoso, al baboso del copiloto, ese tal Kevin. Deberías estar liberado y no es así, pareces un fantasma, ¿Qué demonios te está pasando?, me preocupas.

—Estaré bien Liam, por favor llévame a casa—volvió a exigir el ojiazul.

Liam resopló resignado pues no conseguía que Louis le hablase, aunque él ya sabía que le pasaba a su amigo perfectamente, las noches que había pasado en casa, había estado gritando y hablando en sueños, a veces lloraba y otras se reía. Si amigo ojiazul siempre se despertaba sudando y empapado.

Nunca le explicó de que eran esos sueños pero Liam se lo imaginaba pues muchas veces le había escuchado nombrar a Styles.

Cuando ya casi llegaban a casa el teléfono de Louis volvió a sonar, lo sacó del bolsillo y miró la pantalla, entonces resopló y volvió a guardarlo cuando este dejó de sonar.

—¿Es ese número desconocido otra vez?, ¿Por qué no lo coges?, lleva semanas dándote el coñazo, quizás es importante y la persona confundida busque un pariente. Louis, que te ocurriese una vez, no quiere decir que vuelva a ser un hacker intentando estafarte.

—Me da igual, no voy a cogerlo y quien quiera que sea, ya se casará—habló molesto.

Cuando llegaron a casa Louis se encerró en su habitación y Liam lo dejó por imposible pues estaba cansado de preguntarle e intentar hablar con él, así que se fue a ver a Zayn.

El ojiazul se tumbó en la cama y lloró toda la tarde, no podía olvidar a Harry, lo había intentado por activa y por pasiva y hasta había conocido a un hermoso auxiliar en ese último vuelo en el que había trabajado, era un chico muy gracioso, amable y estaba muy bueno pero no era Harry.

Ya estaba anocheciendo cuando de pronto Louis escuchó un ruido en la calle, se levantó y miró por la ventana, entonces le pareció ver a Harry en un coche que arrancaba rechinando las ruedas frente a su edificio.

—¡Louis para ya!—se regañó— te estas volviendo loco, no es él. ¡Olvídalo ya!.

Pero no era así, no estaba nada loco pues si que era Harry realmente, el ojiverde llevaba días rondando su edificio pero nunca lo había visto hasta ese instante, en el que el ojiazul había salido a la ventana y éste huyó para no ser visto.

El ojiverde paró su coche unos metros más adelante y apagó el motor, golpeando con fuerza el volante por la rabia y la frustración que sentía.

—¿Qué coño haces Harry?, ¡Ten huevos joder!— se dijo a si mismo comenzando a llorar como un niño.

En eso se habían convertido sus vidas, en ser dos individuos que vagaban como zombis sin un rumbo al que ir, sin voluntad propia y sin autonomía.

Apenas tenían control de sí mismos, era como si estuviesen al borde de un alto precipicio, a punto de caerse y estrellarse contra el suelo sin remedio.

Más semanas pasaron hasta que Harry ayudado por su terapeuta, consiguió sobrellevar su angustia, pues llegaron a la conclusión de que contra​ todo pronóstico, lo que le pasaba no era culpa de Louis sino suya.

Harry era una persona muy exigente consigo mismo, por eso era muy meticuloso, ordenado y estricto con referencia al trabajo y las relaciones.

Él se había marcado unas pautas y unos límites, eso sumado a su miedo a sufrir y a que le ocurriese lo mismo que a su verdadera madre, lo hicieron una persona que aparentaba no tener sentimientos ni involucrarse sentimentalmente con nadie.

Cuando el tenía diez años, su verdadera madre se había suicidado después del abandono de su padre, tras prometerle amor eterno, y entregarle la mitad de su vida.

Su vida tras la adopción había sido muy feliz pero nunca lo había olvidado y por ello no quería que le sucediese eso y entonces se había creado su propio muro para los sentimientos, el cual al parecer Louis había derribado sin esperarlo, dejándolo totalmente vulnerable y perdido en su ordenada vida.

Por su parte el ojiazul, seguía enamorado sin remedio del comandante ojiverde pero se negaba a sentir e intentó rehacer su vida con Josh, el chico que conoció pero no pudo conseguirlo, así que aprendió a vivir resignado a amar.

32. Quiero aterrizar en tu corazón-Larry Stylinson 💕 Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora