I «El chico de dos caras»

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 I

El chico de dos caras

«Kalen»

Bajé las escaleras mientras escuchaba los gritos de Katia extenderse por toda la casa porque su jersey nuevo había acabado en el cesto de la ropa sucia por accidente. La culpa era suya por haber dejado su ropa tirada por ahí en lugar de guardarla, pero eso era algo que mi hermana jamás estaría dispuesta a admitir.

Me senté para comenzar a devorar el suculento desayuno que había preparado Kayla, pues ella siempre se encargaba de las labores de la casa. Mi padre siempre estaba ocupado con viajes de negocios de la empresa familiar que dirigía la mayoría de empresas de constructoras más importantes del país, aunque mi padre tan sólo se encargaba del trabajo sucio que le correspondía como jefe, la verdadera dueña era mi madre. Por lo que se podría decir que éramos una familia «distinguida», dentro de lo que cabe, aun así no vivíamos en una enorme mansión rodeada de jardines y con una hermosa rotonda antes de llegar a la puerta principal. No, nuestra casa era un chalet de dos plantas, que aunque costoso, nada excéntrico a comparación de las ostentosidades a las que estaba acostumbrada la familia por parte de madre, pero fue nuestro padre el que prefería que no fuéramos unos malcriados. Acción que le agradezco profundamente.

— ¡Kayla! — Exclamó Katia mientras entraba a la cocina con los ojos entrecerrados, emanando un aura capaz de intimidar a cualquiera. — ¿Por qué demonios lavas lo limpio?

Katia, se limpió la boca con la servilleta, manteniendo su figura tranquila y relajada, antes de dar un pequeño sorbo a su zumo de naranja y mirar a su melliza totalmente impasible.

— Porque eres una vaga y ya es hora de que empieces a cuidar tus cosas, no tienes criadas. — Contestó Katia tal cual, antes de volver a su desayuno. Claro, ella era la única que podía hablar así a Katia y salir sin ningún arañazo en la cara.

Katia abrió la boca para replicar, pero terminó por cerrarla mientras apretaba los puños con fuerza y se ponía roja de rabia. Pues era imposible llevarle la contraria a Kayla, ya que siempre tenía la razón.

— Se te van a enfriar las tostadas. — Comentó Kayla con parsimonia.

Katia dejó salir un grito frustrado antes de sentarse a mi lado para comenzar a desayunar.

— Me has fastidiado el primer día de la universidad. — Refunfuñó en voz baja para sí misma, protestando, mostrando su disconformidad con la situación, cosa que no llegaba a comprender ya que ella tenía casi más ropa que nadie de esta casa.

— Recordad estar los dos en casa a tiempo. — Informó Kayla mientras recogía mi desayuno y el suyo. — Kay vuelve a casa por lo de la universidad.

Mi corazón dio a un vuelco a escuchar su nombre, hacía cerca de dos años desde que no veía a mi hermano mayor. Quizás fuera por nuestros sexos, pero siempre he tenido más preferencia con Kay, al igual que Katia con Kayla –a pesar de las repetidas peleas que tenía con su melliza–. Aunque cuando éramos pequeños Kay y Kayla parecían un matrimonio mientras se encargaban de cuidarnos a ambos.

— No prometo nada, hoy es el primer día de clase y si un chico guapo me invita a alguna fiesta o a comer, no voy a poder negarme. — Como no, el primer comentario superficial del día de Katia. — Además, ¿No se va a quedar a vivir aquí el resto del año? Creo que tendré suficiente tiempo para verlo hasta que me harte de su cara.

— ¡Estás hablando de nuestro hermano! — Replicó Kayla.

— Exacto, nada relevante. — Dijo antes de levantarse y salir de la cocina. — No te preocupes por mí, yo me voy sola en mi coche. — Espetó antes de salir de la casa.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2017 ⏰

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