Capítulo VIII - Apasiona2.

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—Te voy a secuestrar —repitió—. Ven. —Me tomó por el brazo y me arrastró con él. Caminaba y yo no sabía qué plan loco se le había ocurrido.
—Chris, ¿a dónde me llevas? —pregunté.
—Shh.. Nos pueden descubrir. —Me calló.

Llegamos hasta el estacionamiento y todo el camino estuvimos pegados de las paredes y ocultos de los demás, parecíamos agentes secretos en una película de acción. Pero a pesar de no saber a dónde me llevaría, era divertido y emocionante.

—¿Qué hacemos aquí? —susurré. Él se detuvo frente a un auto deportivo azul y buscaba las llaves. Las encontró. Abrió la puerta del copiloto.
—Entra —me dijo. Le hice caso. Él entró al auto y lo puso en marcha.
—Christopher, dime a dónde vamos, o me lanzo afuera del auto. —Hice ademán de abrir la puerta.
—Igual no la vas a poder abrir, le puse seguro. —Me sonrió. Puse los ojos en blanco.
—Pero ¿cómo vamos a salir del internado? Si me ven los guardias no me van a dejar salir.
—Ya lo sé, Sandie. Ya pensé en eso. Agacha la cabeza para que no te vean. —Casi llegábamos a la puerta de salida. Lo miré como negándome—. ¡Hazlo! ¡Date prisa! Si no, te van a ver. —Justo antes de pasar cerca del guardia, me hice bolita contra el piso para que no me vieran. Y creo que funcionó.
—Uff.. Eso estuvo cerca. —Me senté de nuevo.
—Claro que estuvo cerca, si no querías hacerme caso —me reprochó.
—Sí, porque no me has dicho a dónde vamos.
—Te voy a llevar a comer al mejor sitio de la ciudad —explicó.
—Uhm, ¡Qué bien! ¡Muero de hambre! Oye ¿y este auto es tuyo?
—No, lo robé. —Puse cara seria—. Jajaja, es broma. —Nos reímos—. Sí, es mío.
—¿Cuándo me lo prestas? —pregunté.
—¿Sabes conducir? —preguntó extrañado.
—¿Qué, tienes miedo que destroce tu bello auto? —Sonrió—. Sí se conducir.
—Igual, voy a tener mis precauciones. Jajaja —bromeó.

Detuvo el auto frente a un puesto de tacos. Yo lo miré alzando una ceja.

—¿Este es el sitio de lujo al que me ibas a traer? —Seguí mirándolo raro.
—Sí, no me digas que no te gustan los tacos. —Sonrió. Bajó del auto—. Ya vengo, no hagas una locura.
—Locura es mi segundo nombre. —Él se alejó a comprar tacos y yo metí el acelerador, volteó rápidamente y trató de alcanzarme.
—¡Hey, regresa! —gritó. No tardé mucho en volver, solo le di una vuelta a la manzana. Él me estaba esperando con los tacos en la mano.
—¡Hola bombón! ¿Quieres que te lleve? —pregunté divertida.

—Ja-ja, muy graciosa. Ahora, déjame entrar. —Me rodé, dejándole espacio. Entró. Me ofreció un taco, yo lo acepté. Terminamos de comer. Y charlamos un rato también.

—Nos vamos, tenemos que volver antes de que nos descubran —me dijo. Mientras ponía en marcha su automóvil azul.
—Yo conduzco —le dije.
—No, ni se te ocurra.
—Pero si no le hice nada a tu amado carro. Anda, déjame conducir. —Me le eché encima.
—No, Sandie. Ahora, siéntate bien.
—No, no te voy a dejar en paz hasta que me dejes conducir. —Comencé a hacerle cosquillas por todo el cuerpo.
—No vas a lograr que te deje conducir. —Se reía.

Yo seguía buscando un sitio de su cuerpo donde le diera más cosquillas para que tuviera que detener el auto y así poder conducir. Seguí y seguí. Hasta que toqué algo que no debía haber tocado. Mis ojos se abrieron como platos y me sonrojé por un pequeño instante. A pesar de eso, seguí insistiendo, yo quería conducir, aunque.. hacer eso no me disgustaba del todo.

—Chris, ¿no vas a dejarme conducir? —Seguí tocándolo, ahora sin darme cuenta. Él sonreía. Creo que mi mano lo apretó demasiado fuerte allí. Frenó inmediatamente y me miró serio un momento.
—¿Qué haces? —preguntó.
—Ehm.. —Debo mantener el control de la situación. Al darme cuenta que tenía mi mano en su "paquete" volví a sonrojarme por un instante—. ¿Qué hago? Ésto.. —Lo besé apasionadamente.

Me acarició. Yo lo acaricié. Sentía fuego en todo mi cuerpo. Nos miramos y sonreímos. Y de nuevo nos besamos.

Fuimos interrumpidos por el sonido de un celular. Por un momento pensé que era el mío, pero recordé que lo había dejado en la habitación. Era el de Christopher. Lo sacó de su bolsillo, miró la pantalla, era un mensaje, y de pronto mostró seriedad en la cara, mucha seriedad. Se le notaba como preocupado.

—¿Pasó algo? —pregunté. No me respondió—. Chris. —Nada—. ¡Christopher! Te estoy hablando.
—Ah, sí. Lo siento, ¿qué me decías? —preguntó distraído.
—Te decía que si pasó algo, te pusiste muy serio —dije preocupada.
—No, no te preocupes. No pasa nada.
—¿Seguro?
—Sí, Sandra —respondió seco.
—No te creo, dime qué decía ese mensaje. —Tuve la intención de quitarle el celular de la mano para leerlo.
—Nada Sandra, no decía nada. ¡Ya!

Quitó mi mano bruscamente. No me dejó quitarle el celular. Lo guardó. Yo me quedé como en shock, él se dio cuenta que me había tratado mal.

—Sandie, lo siento —dijo con sincero arrepentimiento.
—No, no lo sientas —dije.
—Sí, sí lo siento. No debí hablarte así.
—Fue mi culpa. ¿Quién rayos me manda a preocuparme por ti? —dije un poco molesta.
—Sí, creo que me merezco que digas eso.
—No, perdón. Supongo que todo ha pasado tan rápido que no hay tanta confianza entre nosotros.
—No creo que sea eso. Yo confío en ti. —Puso su mano encima de la mía.
—Entonces dime lo que dice el bendito mensaje, Christopher. —Insistí. Él quitó su mano.
—Ya te enterarás. ¿Podrás aguantar hasta que te lo cuente? —Soltó una ligera risa.
—Si no tengo más remedio —dije resignada.
—¿Sabes? A veces te comportas como una niña. —Le dirigí una mirada asesina—. Sí, no me mires así. Es cierto, pero así me encantas.

De nuevo me besó. Puso en marcha el coche. Condujo todo el camino tomado de mi mano.

Hicimos el mismo proceso de antes, me escondí y el guardia de la puerta no me vio. Aparcó y nos bajamos del auto. Como en los alrededores no había nadie, caminamos hacia adentro del Internado tomados de la mano. Detrás de nosotros escuchamos un ruido que nos hizo voltear inmediatamente...

*** Hola readers, soy la writer.
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Les gustó? ¿O no?

¿Descubrirán al profe y a Sandie?

PD: En multimedia les puse una fotito sobre el tema del capítulo.

¡Bye, bye! Los amo!!! 😙😙😙 ***

Triángulo Amoroso ⚠ Juego Peligroso © No terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora