Primos.

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Leandro se sintió algo triste al saber aquello; en el pasado, Gabriel le había comentado que sólo tenía un par de primos, ambos mucho mayores que él y ninguno de nombre Roger. Tal vez se le había olvidado mencionarlo, o no quiso compartir esa información con él.

Después de la charla en la cafetería, Leandro se había despedido de Roger y prácticamente corrido hacia la oficina de mensajería, llegó justo a tiempo, y con varias entregas que hacer, la tarde había estado demasiado ocupada como para detenerse a pensar en la razón por la cual no sabía de la existencia de "Roger, el primo de Gabriel".

El bailarín suspiró antes de colocarse su rompe-vientos azul, durante la madrugada había nevado un poco y el clima ahora era bastante frío, pero eso no impediría que hoy, por fin, estrenara lo que tanto había deseado y para lo que había ahorrado varios meses; aunque su madre estuviera un poco renuente a ello.

—¿Ya te vas? ¿Tan temprano— preguntó Bianca cuando vio a su hijo entrar a la cocina.

—Tengo un asunto qué atender antes de ir al ensayo— evitó dar detalles, sería una sorpresa, tal vez no muy agradable para ella.

—¿Irá Jelena contigo?

Miró un poco dubitativo a su madre, —¿por qué tendría que ir ella conmigo?

—Ya sé que nunca será mi nuera, pero es parte de la familia. Es más, deberías pedirle que te presente a alguien, ya es hora de que traigas a un muchacho a casa.

—¡Mamá!

—¡¿Qué?! No es nada malo, hijo— a Bianca no le preocupaba el hecho de que su hijo fuera gay, le inquietaba que "aún estuviera soltero".

—Eres increíble— Leandro negó con la cabeza antes de tomar una gran manzana roja de la canasta y dirigirse a la salida.

.

Oh, my, god— Jelena exageró su expresión cuando vio aparcar la bonita motocicleta negra en la entrada del teatro. No era una "último modelo", pero tampoco se trataba de cualquier cosa.

—¿Qué te parece?— exclamó Leandro tras quitarse el casco y, con un ademán que parecía ensayado, ceñirlo a su cuerpo colocando su brazo en forma de jarra, descansando la mano en su cadera.

—Que tu madre va a matarte.

El bailarín rodó los ojos.

—Hablo en serio, cariño— insistió ella al ver el gesto de su amigo, —Bianca no estará de acuerdo.

—Eso me temo; pero ya es mía, además facilitará mi trabajo y es menos peligroso que andar en bicicleta por las calles en horas pico.

—Ya quiero ver que la convenzas de ello.

—No tendré que hacerlo— bajó del vehículo, pasando la pierna por encima, hacia atrás.

—Apuesto a que te obligará a devolverla— sonrió Jelena con malicia burlona.

—Apuesta lo que quieras, pierdes tu tiempo— refutó y se dirigió hacia el interior del teatro, seguido de cerca por su amiga; —la motocicleta es genial.

—Sí, pero también es peligrosa. Opino como tu madre, devuélvela a la tienda.

Leandro sacudió la cabeza de manera negativa, —ella ni siquiera sabe que la tengo y estas asumiendo su postura; no me agrada la alianza entre ustedes dos. ¿Sabes qué dijo esta mañana?

—¿Qué debes obedecerme siempre?— tal como Leandro había dicho, Jelena y Bianca se llevaban bien, incluso, a veces, confabulaban para vigilarlo y también "avergonzarle".

—No. Dijo que deberías presentarme a alguien.

La risa que Jelena soltó hizo eco en el recinto; —si supiera que ya lo he intentado.

—Sí, si supiera— suspiró y caminó con mayor rapidez entre los asientos vacíos del teatro. La última vez que había salido con alguien que Jelena le había presentado, se había aburrido demasiado, el sujeto en cuestión no dejaba de hablar de él mismo y de lo bien que hacía su trabajo; demasiado egocéntrico para el gusto de Leandro.

—Eso me recuerda algo. ¿Cómo te fue en tu cita de ayer?— preguntó Jelena tras unos instantes, cuando rodeaban el escenario.

—¿Cual cita?

—¿Cómo que cual? El café, con Roger.

—Ésa no fue una cita.

—Cumplió los requisitos para serla, ¿no? Hombre guapo, charla, bebieron café— enumeró; pero al ver que Leandro sólo torcía la boca en un gesto entre fastidio e incomodidad, la chica decidió dejar de bromear; —bueno, bueno; ya— ondeó la mano y preguntó de manera más seria, —¿A qué se dedica? ¿Alguien comprará el teatro?

—Él y Gabriel trabajan en una empresa de consultores, abarcan tanto el área fiscal, de finanzas, mercadotecnia, y transporte, tienen clientes nacionales e internacionales.

—Vaya, son todos unos hombres de mundo.

Leandro ignoró ese comentario y respondió la otra pregunta de su amiga; —Roger me explicó, en términos generales, que el dueño del teatro acudió a ellos para visualizar las opciones que tiene para saldar una deuda, para ello deben hacer un recuento de sus propiedades.

—Entiendo— afirmó con la cabeza.

—Y también me dijo una cosa más.

—¿Qué?

—Él y Gabriel son primos.

Jelena parpadeó algo confundida y acudió la cabeza, el cambio abrupto de tema la tomó por sorpresa; —¿son primos?

—Eso dijo cuando le pregunté sobre su relación.

—¿Le preguntaste sobre su relación?

—¿Por qué vuelves a preguntar lo que ya he dicho?— Leandro la miró frunciendo un poco el ceño.

—Lo siento, primor, pero es que no me lo creo. No la parte de que son familia, sino que tú le hayas preguntado. Debes de admitir que eso es extraño en ti, no has querido hablar ni siquiera con el mismo Gabriel y te atreves a cuestionar temas familiares a un sujeto que apenas conoces.

—Sí, yo tampoco me lo creo— concordó y pensó que debido a la personalidad de Roger era fácil sentirse en confianza. Hablando sinceramente, el tipo era divertido, ocurrente y simpático. 

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2017 ⏰

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