Karin nació con un el don de su madre y desde entonces su libertad fue negada.
Permaneció varios años rodeada de personas que solamente querían utilizarla y dañarla, solamente era una de las armas de su aldea, no tenía sentimientos, no tenía pensami...
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Takara y Karin continuaron su camino con muchas complicaciones, ya que Takara tenía un estado de salud bastante deteriorado y eso se había hecho notar en el primer día que pasaron juntas, pues la niña se desmalló a tan solo unas horas de haber salido de Otogakure y eso alerto a Karin quien pensó que se encontraban bajo ataque una vez más, sin embargo, al no percibir nada y no saber que hacer con la niña al nunca haberse hecho cargo de alguien, no tuvo más opción que buscar un refugio improvisado y esperar a que despertara... al menos con vida.
Después de esperar un par de horas, Takara finalmente despertó desorientada y tras soltar un suspiro lleno de cansancio, susurro:— No de nuevo.
Karin totalmente desconcertada, tuvo que preguntarle a la niña aquella reacción tan calmada aun después de haberse desmallado tan repentinamente y la obviedad de que aquel desmallo no era la primera vez que le ocurría a la rubia menor.
Takara, quien ya se esperaba la pregunta tras su acostumbrada y cansada reacción, simplemente opto por explicarle todo lo que sabía a su salvadora. Aquella información tenía muchos espacios en blanco debido a que la mayoría del tiempo Takara se encontraba en un estado de descanso por distintas razones —generalmente por los experimentos—; sin embargo, trato de explicarlo de la mejor forma posible esperando que no la tachara de loca y decidiera que su camino se encontraría mejor sin ella.
—Supongo que estaba más emocionada por la idea de escapar de ahí, que olvide mi estado de salud. No era mi intención ser una carga para ti, pero no tengo mucha información sobre lo que me pasa, incluso Orochimaru me ha dicho que aún no tiene la respuesta clara de como o porque suceden estos desmayos y mi estado de salud. Solo sé que ocurren cada vez más seguido y por más tiempo... simplemente suceden y no sé qué hacer... —bajo la mirada mientras continuaba hablando con un tono apenado— Entiendo que estés molesta conmigo por omitir este gran detalle que puede afectarte en cierto punto a ti también, pero algo en mi interior me dice que no me dejaras sola.
Tras aquel discurso en donde la niña aseguraba que ella no la abandonaría tras salvarla de las garras del renegado, Karin suspiró. Es verdad que nunca le dijo que es lo que había pensado cuando acepto rescatar a la niña; sin embargo, ella se había prometido llevarla a su hogar sana y salva y por más contratiempos o secretos que guarde Takara sobre ella, aquello que pensó antes de aceptar no cambiaria.
Porque Karin detestaba que le hicieran promesas, pero siempre cumplía las suyas.
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Tras aquel incidente que dejo en claro que el estado de salud de la menor no era el más fuerte y que con el paso del tiempo este empeoraría, el pronóstico no se vio tan desalentador conforme pasaban los días juntas. Ya que, a pesar de aquella noticia que Takara se había reservado, la situación de ambas parecía dar indicios de recorrer el mismo destino.
Aunque Karin contara con pocos conocimientos acerca de lo que realizaba Orochimaru, el poco entendimiento que poseía sobre sus experimentos era suficiente para crear ideas sobre porque Takara había escapado de ahí en tan malas condiciones. No obstante, la voz en su interior le decía que aquello, por más sorprendente que sonara, no tenía absolutamente nada que ver con el renegado, sino que era algo mucho más allá del conocimiento de cualquier ser humano en el mundo.
