"Me llamo Julian, tengo 19 años y soy un molesto de mierda." Tendría que haberte dicho eso el día que te vi por primera vez. Partamos de la base de que soy muy arisco, que me gusta beber mucho, amo fumar solo y que la nariz se me ponga rojita por el frío. Cuando te vi llorando en el rincón de la cocina y con el maquillaje corrido porque "esa puta" no se había dado cuenta de lo que habías hecho por ella, algo me decía a gritos que me aleje, que estaba a tiempo y que si seguía ahí parado probablemente empezaras a insultarme. Ahora te miro, estás dormida a mi lado, bajo cuatro frazadas porque en invierno te gusta estar calentita, tenés el pelo alborotado, y sonreís dormida.
Seguro estás soñando con chocolate.
Menos mal que se me dio por hacerme el macho y me quedé con vos esa noche. Quiero decirte que amo cuando te mordés el labio inferior cuando estás eligiendo un sabor de helado (Aunque siempre elegís ese gusto horrible de menta). Me vuelve loco la forma en que te deseperás y empezás a insultar por lo bajo cuando vas perdiendo en Cry of Fear, y que si me gusta que te rías en los momentos menos oportunos. Amo tus ojos bicolores, y como cocinas. También quería decirte que te amo demasiado porque sí, y ¿Por qué no? Pero mejor dejo de escribir, ya te despertaste y estás renegando porque dejé la cocina hecha un asco. Entendí que sos lo mejor que tengo y no quiero que me dejes nunca. Por favor, no me dejes.