Chains

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Estaba sola en aquella habitación. Lo sabía, lo podía sentir, pues sólo se escuchaba su respiración pesada por el extremo momento por el que tuvo que pasar un hace un momento.

Había comenzado como un juego. Un juego sexual. Siguiendo aquel juego "macabro" que está de moda para Octubre pero llevándolo a algo más íntimo para así tener un poco más de diversión.

Katsuki le dio la idea, se suponía que todo se haría de forma pareja. Los del se someterían a lo que indicaba aquella tabla. "Cadenas" era el tema de esta ocasión y a ambos les pareció curioso, nuevo y una idea un tanto complicada. Para ella, pero no para Katsuki.

Mala idea— para ella.

Él le vendó los ojos y sujetó sus manos tras su cuerpo con una cadena delgada que compró. No esposas ni grilletes, sólo cadenas.

Estas hacían doler las muñecas de Ochako pero si sólo se dejaba llevar, nada malo pasaría. Y así lo hizo, sintió a Katsuki comenzar con fuertes jalones a su ropa, rasgándola seguido de un beso nada suave y muy propio de él. Uno de aquellos. Uno de aquellos que lograban quitarle el aliento en cosa de nada y encender su cuerpo.

Y tan bien que lo sabía Katsuki, sabía qué hacer y donde tocar para despertar el cuerpo de su mujer. Y hay veces que que sólo necesita de unas cuantas malas palabras y movimientos bruscos sobre su cuerpo pero ahora se tenía que contener y hace volar su imaginación con aquellas cadenas. Y se estaba volviendo loco porque tenía algo en mente pero era muy simple.

Así que—

Al final optó por usar todo y agregar las cadenas. Tomó a Ochako de los hombros y la empujó a la pared apegando sus cuerpos y besándola con completa lujuria desenfrenada, murmurando una que otra palabra vulgar, más no hiriente, con aquel tono de voz que su garganta modificaba gracias al pacer y la lujuria.

Es que, ¿para qué estamos con cosas? Katsuki estaba loco por el cuerpo de Ochako. ¡Por eso es su mujer! ¡Su esposa! No sólo la ama, ¡la desea! Cada parte de ella, cada rincón, cada curva, su deliciosa fragancia y exquisito sabor. ¡La ama y desea! Y cada vez que inician un beso o, ni siquiera eso, una simple mirada, él quiere llevar las cosas un poco más allá. Y tampoco es que a Ochako no le guste, después de todo, son el uno para el otro porque los dos se aman y se desean con la misma intensidad. Y no es que sean adolescentes hormonales, ya son adultos y profesionales pero optaron por no tener bendiciones aún para así disfrutarse por más tiempo y establecerse en sus carreras como héroes.

Katsuki es siempre brusco y mal hablado, pero no con ella. Bueno, no siempre. Pero le encanta que sea brusco cuando quieren coger, pero es porque siente que aquello que a ella le falta, Katsuki se lo trasmite en ese acto. Se considera una persona muy pasiva y alegre, feliz, por lo que siente que le falta ese lado que a Katsuki le sobra y sólo lo puede sentir en su piel de esa forma. Ella siente que así, por fin, se siente completa.

Pero ahora lo sentía y lo escuchaba pero no podía corresponder apropiadamente y no verlo le generaba una deliciosa ansiedad. Más. Quería más. Quería rogar por más pero no lo haría, aun era "muy pronto" sus sentidos aun estaban conectados y la vergüenza no la dejaba.

Sintió las manos de Katsuki recorrer su espalda y su pecho desnudo tocar el pecho firme de él. Se mordió su labio inferior. Él la quería tortura y esas cadenas en sus muñecas se volverían uno con su piel para cuando todo esto terminara, o es posible que antes. Las caricias se volvieron más salvajes cuando pasó de la espalda a sus hombros y de estos a sus pechos. Los apretó y mordisqueó, los besó y succionó, su lengua se movía descaradamente por uno de ellos mientras que el otro era atendido por una mano nada delicada. Suspiros salían de sus labios pero uno quedó a medio salir cuando sintió algo frío sobre sus pechos.

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora