Mi novia y mi prometido - Capítulo 4

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Yuuri, con el casco de armadura puesto, volteó hacia los otros adolescentes. Pero antes de que llegara a llamarlos para hacer alguna morisqueta, el control de Anissina que había sido abandonado en su bolsillo trasero comenzó a gritar. Si, gritar, porque no era ninguna otra clase de sonido.

Asombrado, el Maou llevó las manos hacia atrás, pero era complicado voltear la cabeza con eso puesto, así que intento quitárselo.

No salía.

—¡¿...Eh?!

—Yuuri, ¿qué haces con eso puesto? —le reprendió Wolfram.

—E-eso... creo que no es lo más importante ahora mismo —se quejó el rey con la voz haciendo eco dentro dentro de una lata.

—¿Qué le pasa a ese aparato, no lo puedes parar? —dijo la chica con las manos ya sobe los oídos para tratar de amortiguar el ruido ensordecedor.

El joven japonés, comenzando a desesperarse, tanteó el control sin ver, confiando en sus habilidades a oscuras. El ruido, y no poder quitarse la pieza superior de la armadura, hacían que sus movimientos fueran erráticos.

—Quítate ese casco —ordenó Wolfram.

—N-no puedo.

—¿Cómo?

—¿Se ha quedado atascado? —preguntó Asami, ahora mucho mas cerca pese al sonido.

Harto de la situación, el temperamento de Yuuri se hizo presente y el control terminó haciendo un ruido sordo a la distancia cuando lo arrojó enojado. Un problema menos. Ahora podía enfocarse en su cabeza.

—Ayúdenme a sacarme esto.

—A-ah, bien, simplemente voy a tirar.

Estaba de acuerdo con esa idea de Wolfram. Parados cerca de la puerta por donde entraron, el ex príncipe, dando la espalda a la pared, comenzó a tirar luego de cerciorarse que no hubiera ningún objeto detrás con el cual tropezar si trastabillaba.

—¡...No... sale!

—Déjame ayudarte —dijo Asami y metió la mano por debajo del cuello del casco para asegurarlo.

Luego de esperar un minuto, Wolfram y ella tiraron hacia un lado mientras Yuuri hizo fuerza hacia el otro. El rey sintió como si la cabeza se le desprendiera de los hombros y de repente el casco cedió. Estaba fuera con un "¡plop!".

La inercia hizo que los dos chicos que tiraban como si no les importara llevarse con ellos las orejas de Shibuya Yuuri salieran disparados. Apenas hubo tiempo para que evitaran caer de espaldas, y tambaleando torpemente, ambos continuaron con rapidez el camino hacia la pared. La espalda de Wolfram golpeó primero, y en un acto reflejo se preparó para el segundo impacto de la chica contra él.

Sin aire, rebotaron contra la piedra fría, el noble recibiendo los mayores daños fuera o no su intención protegerla. Antes de que pudieran tener un respiro, el piso crujió y Wolfram esta vez actuó a total conciencia al estirar un brazo y rodear los hombros de la joven, tomándola por debajo de la axila.

—¡Kyaa!

—¡...Gwaah!

—¡Wolfram, Hashimoto!

De repente, donde antes había piso ahora solo caían astillas. Una gran porción de los tablones contra la pared habían desaparecido, y el único soporte para que el mazoku se sostuviera era una viga.

Sin pensar en la suerte que tuvo al estar ese soporte justo frente a ellos, Wolfram tiró de Asami para que pudiera agarrarse también, fueron solo unos segundos los cuales sostuvo su peso, pero eran primordiales. De haber sido más, probablemente hubiera tenido que dejarla caer o tomar la decisión instantánea de irse con ella.

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