Capitulo 24

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Estamos junto a la chimenea, en un momento de la noche donde me quede dormida, Illán aprovecho para colocar algo de leña y encenderla, estoy con una sábana cubriendo mi piel desnuda, mi cabello esta desordenado, cubriendo parte del pecho de Illán y mi espalda.

Estoy siendo la mujer más idiota del planeta tierra, estoy siendo una completa idiota al aceptar nuevamente esto. Ya no puedo con mis decisiones absurdas, ya no puedo continuar siendo tan incoherente con lo que ocurre, yo no puedo tapar el jodido sol con un dedo, estoy teniendo esta absurda dependencia emocional por Illán y no, definitivamente esto no está bien, nada está bien.

–Me encanta tenerte a mi lado –susurra y muy dentro de mí, me gusta escucharlo decir eso, pero siento como vuelvo a caer en lo mismo, como soy incapaz de no alejarlo de una vez por todas. – ¿Lu?

–Deberíamos volver –susurro, niega.

–No, no deberíamos, es de madrugada, volveremos por la mañana –niego y él comienza a dejar besos en mi cuello.

–Illán no, detente –las ganas son más fuertes, pero mi cabeza se vuelve un ocho.

El sonido de la candela quemando la leña, el calor que emite, la lluvia un poco más leve y nuestros besos que se vuelven más intensos.

Me separo de una vez por todas de él y en silencio busco la ropa que se encuentra por todo el lugar, siento la mirada fija de Illán en mi espalda, no me detengo, continúo vistiéndome, ya es suficiente, caí una vez y ya no tengo porque volver a ello.

–Te necesito, Lucia –susurra, me detengo le miro por encima de mi hombro, siento ese jodido nudo en mi garganta.

– ¿Cuándo necesitas de mí? –le enfrento. –Cuando tienes ganas de tener sexo, ¿No? –Illán no dice nada, sonrió. –Nos vamos por la mañana, pero dormiré en el sofá, tú quédate allí.

Recojo mi cabello en una cola alta y tomo el camino directo al sofá que está a una considerada distancia de Illán, le sacudo un poco y me acuesto. Dándole la espalda me quedo en silencio, no siendo capaz de darle la cara, no después de haberme permitido estar con él una vez más, y es que no debería sentirme de este modo, pero si me siento así, ultrajada con mi consentimiento y es realmente horrible.

–Lo siento –le escucho decir, no digo nada. –Supongo que las cosas no cambiaran, ¿Verdad?

–Ya duérmete.

–Lucia, yo...

–Buenas noches Illán.

...

Algunos rayos del sol se cuelan por la ventana y chocan en mi rostro dándole un poco de calidez, abro mis ojos de a poco y noto a Illán a mi lado, pero no junto a mí, está a una considerable distancia del mueble donde me encuentro.

–Buenos días –le escucho susurrar con la voz ronca.

–Buenos días –abre sus ojos, todo en mí se vuelve una jodida revolución, pero evito que sea notable.

– ¿Estás segura de volver? –asiento. –Lucia, yo...

–Con respecto a lo de Manu, seré yo quien decida qué hacer con él, solo no lo vuelvas a golpear de ese modo ni de otra forma –Illán se incorpora y se sienta en su lugar, nos miramos fijo.

– ¿Volverás a lo que tenías con él? Pero si ayer me dijiste que... –me encojo de hombros

–Si tú lo hiciste con tu ex, ¿Por qué yo no? –este suspira. –Segundas oportunidades, ¿No?

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora