El aire me falta mientras corro hacia la casa de mis padres, siento mi corazón latir a mil por hora con cada paso que doy. En cuanto más cerca estoy de llegar a mi destino voy aminorando el paso, hasta quedar de pie frente de la entrada, entonces poso mi mano derecha sobre el umbral de la puerta y dejo caer mi frente contra ella para tratar de recuperar el aire.
- Inhala, exhala, Inhala, exhala, me repito frenéticamente una y otra vez, como si fuera posible que alguien olvidara cómo respirar... o si?
Cuando logro calmarme ni siquiera puedo recordar porqué corría con tanta prisa, simplemente sentía como si mi vida dependiera de ello y entonces corri, corri a su encuentro. Aliso mi muy amarillo vestido, me arreglo el cabello y abro poco a poco la puerta, lo primero que noto es que la sala está a oscuras, algo extraño para un jueves a las 4 de la tarde, afuera el sol ilumina todo; entonces con un poco de recelo camino hacia el interior de la casa buscando el interruptor de la luz, en mi búsqueda tropiezo con uno de los muebles y caigo al suelo, santos angeles bebes, mi pierna arde por el golpe, entonces me levanto y las luces se encienden justo en el momento que aparece madre desde la cocina y su mirada se posa en mi.
- Linda has llegado tarde a su cita otra vez.
- De qué cita estas hablando? No recuerdo que tuviera una cita con nadie? De hecho no tengo una de esas hace mucho tiempo! ¿y cómo que otra vez? bufé un poco a la defensiva mientras tire mi cabello detrás de mi hombro de forma dramática.
- Si que eres despistada Jade, no te hagas la tonta que han esperado por esta cita desde hace mucho tiempo y ahora que ha llegado el momento lo olvidas por completo? qué te sucede niña?
A estas alturas estoy más que perdida ¿de qué cita habla? ¿con quién iba yo a tener una cita? ¿siquiera sé que es una de esas? Já estoy segura que no. Por suerte mi madre nota el desconcierto en mi rostro y adiciona:
- Menos mal él sabía que llegarías tarde y en estas fachas y lo ha preparado todo dice señalándome, por lo cual baje la vista para inspeccionarme y me dí cuenta que tenia puesto mi albornoz y unas pantuflas.
- ¿Por qué visto así? ¿Qué me está pasando? Recuerdo que tenía puesto un vestido al llegar aquí, acaso me he volví loca! creo que estoy trabajando tanto y durmiendo tan poco... Declaró sin entender nada, a lo cual mi madre hace caso omiso y me guia a mi habitación donde me espera un bello vestido de satén azul con escote corazón y falda larga, un lindo abrigo de cachemir beige que llegaba hasta la cintura y unos zapato de tacón alto color rosa que se ataba al tobillo con correas, un lindo atuendo muy lindo y romántico, quien sea que lo hubiese escogido conocía exactamente mis gustos, sabía que mi color favorito era el azul, sabía que me fascinaban los abrigos de cachemir, pero quien pensó en todo esto olvidó los accesorios, ante este olvido vino a mi mente un lindo collar para luci...
- Cariño, vístete y arréglate que él espera, dice madre sacándome de mis pensamientos mientras me deja a solas.
Entonces rápidamente me visto, me pongo los zapatos y me dirigo a mi tocador en busca de un collar y una pulsera, mientras buscó algo adecuado para la ocasión, en el fondo del cajón encuentró el estuche que contiene aquel collar de oro blanco con una preciosa flor de Jade e incrustaciones de cuarzos rosas, abro el estuche inspeccionó el contenido, roso con mis dedos el contorno de la flor e imaginó como se veria en mi cuello aquella noche, quizá esta noche sería su noche para brillar de nuevo, me cuestionó si debería lucirlo una vez más, al fin de cuentas se siente cómo la elección correcta, quizá debería darle la oportunidad... quiza, solo quiza, quizas si, este no será su día, cierro la caja y la dejó donde había estado antes, entonces tomó otro collar y una pulsera, los cuales mi madre me ayuda a poner.
- Estas preciosa, él se quedará sin palabras te lo aseguro, dice madre, ahora baja y no lo hagas esperar más. Argumenta mientras me guia al patio trasero de la casa, que en algún momento de mi ausencia se transformó en un maravilloso jardín con un pequeño lago artificial y un kiosco repleto de muchas luces a semejanza de las estrellas en medio de la noche como los de los cuentos de hadas.
- Ponte esto dice ella y me entrega un hermoso antifaz plata con incrustaciones en cuarzos rosas, el cual me pongo sin chistar y esta es su señal para señalarme directamente al quiosco y decirme
- Él está ahí, al tiempo que señala al hombre, animándome a acercarme a donde él está de espaldas, entonces camino dubitativa y lo observó atentamente, aun estando en la distancia se puede ver su torneado cuerpo y lo bien que aquel traje le queda, casi como una segunda piel, tiene un cuerpo muy bien trabajado, hombros anchos, brazos como vigas y caderas esbeltas, me quedo viéndolo por un momento y entonces comienzo a caminar dando pequeños pasos con un poco de temor hasta llegar a pocos centímetros de su presencia, en ese instante el tiempo se ralentiza y él se voltea para mirarme muy penetrantemente, lo primero en lo que me fijo son sus grandes manos y la copa de vino que sostiene, el magnetismo de este hombre es tan grande que mi cuerpo se mueve sin saber cómo lo está haciendo, subo las escaleras y lo siguiente que capta mi atención es la pajarita azul que combina con mi vestido, subo un poco más para notar sus dientes perfectamente blancos y hermosa sonrisa, su rostro está cubierto por un negro antifaz, al verlo directamente me congelo y mi alma reconoce a este hombre, sabe perfectamente quién es, pero yo no tengo una remota idea, él me regresa la mirada son esos profundos, fríos y misteriosos ojos cafés que me escudriñan el alma, me siento invadida, extraña y al tiempo amada, con un amor tan profundo que es capaz de sanar mi roto corazón, entonces él me extiende la mano y espera que la tome, al ver que no reacciono me dice:
- Hola Jade.
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En mis sueños
RomanceDicen que cuando nuestra existencia inicia elegimos a quien amar una eternidad, ese con quién vivir a plenitud esa maravillosa experiencia, vida tras vida, al hacer un pacto de amor eterno, un amor de almas gemelas. Dicen que muchos de estos pactos...