Única parte.

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¿Alguna vez han sentido que su vida pasó de estar a todo color y a un alto volumen, a ser de blanco y negro y en  modo mute, en apenas un segundo?

Eso me estaba pasando.

La vida parecía derrumbarse frente a mis ojos. Mi maravilloso y fantasioso mundo poco a poco iba terminando, y mi suerte iba de la mano con mi felicidad y las ganas de continuar adelante.

Pero ¿Cómo quejarme? ¿Por qué hacerlo?

Me lo merecía.

...

Estoy en otra zona, donde varios músicos callejeros realizan sus presentaciones. No estoy con ellos, me encuentro en una esquina, con mi guitarra en mano y su funda en el suelo, está abierta, esperando a ser llenada con alguna moneda o tal vez con mucha suerte, con un billete.

Solo juego con las cuerdas de mi guitarra, le regalo solo caricias ya que mi mente no puede concentrarse. Desvío mi mirada a través de toda la plaza y veo chicos bailando, otros tocan sus desgastados violines y uno con más suerte realiza un acto impecable con su brillante y maravilloso saxofón.

Empiezo a tararear, la gente solo me ignora y sonrió a la nada. Suelto una risa sarcástica, burlesca y llena de rabia.

Los recuerdos invaden mi cuerpo y la culpa se hace presente por medio de escalofríos, mis manos se encuentran frías y detienen las caricias a mi instrumento.

Estúpidos recuerdos.

Llegan como lluvia de agua helada, tan de repente, salen de lo más profundo de mi mente para martirizarme y hacer que nunca olvide mi dolor. El dolor que le causé.

Pero ahora alguien está a su lado.

Él está con alguien más.

El gran y único amor de mi vida está con alguien más.

Él sonreía, los dedos de su mano se encontraban entrelazados con los de aquel hombre. Caminaban juntos y hablaban de algo que los mantenía contentos y mirándose fijamente. Compartían miradas y algunas personas incluso volteaban para mirarlos y sonreían. Su felicidad era tanta que la gente a su alrededor podía contagiarse de ella también.

Luce más feliz.

Mi amado y dulce Minseok luce feliz.

Regreso al presente, algo me obliga, abro los ojos y observo a un niño llorando frente a mí.

Su mirada es triste y brilla debido a las pequeñas lágrimas que derrama.

- Estoy perdido.

Yo también, quiero responder. Sin embargo solo sonrío y dejó mi guitarra para ponerme a su altura.

- No llores.

- Quiero a mamá.

- Estoy seguro de que la quieres.

Él solo frunce el ceño y luego sonríe.

- La quiero mucho.

- ¿Cómo es que te perdiste?

- Yo-... me alejé de ella. Quería ver a los músicos de esta plaza, pero ella no me quería traer y-... le dije que era muy  era mala y luego... solo corrí.

El niño vuelve a llorar y yo sonrío amargamente.

- Y te arrepientes ¿Verdad? -él asiente- Le hiciste daño, al hablarle de esa manera y alejarte de ella, tan de repente.

HAPPIER || CHENMIN (OS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora