- Padre, ¿Quién soy?
- Hijo, tu eres mi creación. Yo fui quien construyó y programó.
- Ya, pero, ¿estoy vivo? ¿Soy como tú?
- Es complicado, pero la respuesta más sencilla, es no.
- ¿Por qué?
- Veras, para considerar a una entidad como ser vivo debe cumplir una serie de funciones. Una, debe nutrirse del medio en el que vive. Otra es que debe relacionarse con el medio que le rodea, y la ultima, es que debe reproducirse.
- Yo cumplo dos de esas funciones, y la tercera, aunque imposible, se que en un futuro podré hacerla.
- Pero hay otra más. Otra que quizás la ciencia actual no considere, pero desde mi punto de vista es importante. Un ser vivo debe morir. Es algo fundamental, y tú lamentablemente no puedes. Ahora, deja de preguntar y mueve.
Agachó su cabeza. Prefirió no seguir mirándole. En vez de eso, movió una pieza. El peón. Tan solo avanzó una casilla. Acto seguido, le tocó el turno al profesor Abraham Rosenberg. Movió su alfil en diagonal, acabando instantáneamente con el peón. Pero al hacerlo, cometió un grave error. Magnus aprovechó la oportunidad, y movió la torre, que con rapidez acabó con su alfil. Rosenberg tuvo que actuar con rapidez, y desplazó a la reina, su fuerza de elite y guardiana del rey, que acabó con esa torre. Pero no se percató de la proximidad de otro peón que Magnus había ido adelantado con paciencia en turnos anteriores. Con la reina caída, y a excepción, de un puñado de peones que tenía colocados muy atrás, Rosenberg se vio abrumado por la excelente estrategia seguida por su adversario. 2 turnos después, la torre y el caballo de Magnus tenían acorralado al rey de Rosenberg.
- Jaque mate, padre.- Dijo con voz hierática.
Rosenberg estaba en esta ocasión más impresionado de lo que creía. Se había logrado resolver esta partida en menos tiempo de lo que creía. Paró el cronómetro del reloj que tenían a su lado, y anotó varios apuntes en un bloc de notas.
- Estoy muy impresionado Magnus. 10 minutos. Cada vez tardas menos.
- Es fácil seguir tus pautas. Siempre sigues las mismas rutinas de juego. Solo tuve que memorizarlas para así poder anticiparme a ellas. Con dos partidas, ya me fue suficiente.
- Ya veo.- Exclamó el profesor ante la elocuencia expresada por Magnus.
El robot le observaba con infinita paciencia. Cada vez que venía a visitarlo solía pasar tres horas con él. En ellas, realizaba varios ejercicios de memoria, estadística, matemáticas complejas. Todo ello, para evaluar la capacidad mental de la máquina. También jugaban. El ajedrez no era más que un simple pasatiempo, luego hacía otras actividades como ordenar complejas figuras a partir de piezas en intrincados puzles, que a un humano ordinario podría llevarle una vida entera. Rosenberg estaba muy impresionado por el increíble proceso del autómata. Era increíble ver cómo tras su creación, en apenas tres semanas, su mente se volvía más rica y enredaba pensamientos más profundos. La evolución era espectacular y poco inusual para un simple robot que tan solo debía almacenar un puñado de datos y seguir unas directrices concretas para realizar una tarea determinada sin variar para nada. Era el primer ejemplo de pensamiento complejo ante el que se hallaba.
Magnus Silver era la nueva generación de androides creado por la compañía Bangalter-De Homem Cristo. Este modelo contaría con una capacidad aun mayor de memoria que le permitiría almacenar mucho más datos, pudiendo usarlos para llevar a cabo acciones más complejas y delicadas. Así, se hablaba de sus usos en infinidad de actividades complicadas para el ser humano, como intervenciones quirúrgicas, cuidado de niños y ancianos, trabajo en minas, misiones de rescate y salvamento, e incluso se hablaba de posibles aplicaciones militares. Todo ello, había generado un gran desconcierto entre la población. Si ya la inclusión de maquinas en las actividades más cotidianas del ser humano había provocado bastante controversia, el hecho de llevarlos al siguiente nivel resultaba aun más inquietante. Por ello, la compañía decidió tan solo activar uno de sus modelos, y bajo una estricta supervisión, comprobar cómo el autómata funcionaría y se comportaría en el mundo humano. Para ello, sería su propio creador, el profesor en Biomecánica y Experto en Robótica Abraham Rosenberg, quien se ocuparía de llevar a cabo el seguimiento. Habían pasado tres semanas, y todo parecía estar en orden, aunque Rosenberg alertó de que el modelo 001 empezaba a realizar demasiadas preguntas. La compañía no le dio demasiada importancia.
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En el espacio, nadie leera tus relatos.
Ciencia FicciónRelatos de ciencia ficción muy cortos, para vuestro disfrute. Portada de pompon59.