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Seis meses atrás.

La música sonaba demasiado alto, hasta el punto en que un dolor de cabeza comenzaba a asomarse. Ahincó la presión en sus ojos, resultando ser bastante doloroso de hecho.

Taehyung odiaba las cosas ruidosas, tanto que lograban sacarlo de su constante buen humor como un pez siendo jalado desde el anzuelo a la superficie. Le ponían nervioso, lo alejaban de su orden; quizás lo único ruidoso que quería era a su mejor amigo. Y cómo deseaba que Hoseok estuviese allí en ese momento.

Su novio no estaba por ninguna parte, y eso le ponía de los nervios. En ese club había un aura a lujuria y perdición que se sintió sucio de solo mirar a sus alrededores, jóvenes con poca ropa y ojos perdidos por el alcohol y la droga.

Divisó por fin a un grupo de hombres, inclinados en un círculo cerca del centro del club, y era impresionante como muchas personas pasaban de ellos con facilidad. Estaba sudando, y su camiseta de vestir blanca con rayas grises empezaba a tornarse apretada en torno a su cintura.

Taehyung corrió hacia dicho tumulto de personas, encontrándose luego de varios empujones con la poca sorpresiva imagen de siempre; Jungkook siendo golpeado por un hombre dos veces más grande -de largo y ancho, para su mala suerte-, con una mirada furiosa que lograba paralizarle como a un pequeño niño.

-¡Pegas como una marica! -se burló el hombre, estampando su puño en el pómulo de su novio. Detestaba ver a su amado ser golpeado con tanta violencia, y sin saber de dónde sacó la valentía, Tae se metió entre ellos, empujando con su espalda el cuerpo del más bajo por un centímetro.

-¡Déjalo en paz... Uh... Tonto! -trató de poder verse intimidante como Jungkook, pero era imposible. Solo logró que las risas se hicieran más fuertes, y vio casi en cámara lenta cómo el mismo puño golpeaba su nariz, enviándole a hincarse con un dolor profundo y ensordecedor, era demasiado.

-¡Desgraciado, a mi novio no!

Solo podía oír a Jungkook lanzándose hacia el tipo y moliéndolo a golpes.

[...]

No quería hablar, no se sentía capaz de dirigirle la palabra a Jeon. Se veía molesto e incluso dolido, tan ensimismado en sí que le impedía introducirse en la burbuja que el menor había creado en su interior.

Finalmente, tras unos segundos, Jungkook abrió su boca.

-Taehyung... No debiste venir -musitó, ambas manos metidas en los bolsillos de su sudadera y la mirada fija en el camino que tenían rumbo al apartamento alquilado de Jungkook. Este vivía con Jin, pero mantenía dicho alquiler para cuando necesitasen estar juntos-. Odio que te metas en mis cosas, y más cuando son cosas... malas.

-Me duele verte metido en esto -su voz se hallaba rota y temblorosa. Taehyung era de llorar fácilmente, no desde siempre, pero sí desde que podía decir que compartía su vida con Jungkook-. ¿Hasta cuando? ¿Hasta cuando tengo que soportar verte metido en esto? ¿Crees que ganar dinero por peleas callejeras es algo... digno? Ya hasta paralizaste tu semestre en la universidad... Jungkook, hasta Hoseok está preocupado por ti.

El castaño había dejado de caminar, jalando a su chico por el brazo. Jungkook endureció su mirada, fijándola en el rostro tembloroso del mayor. Se veía cansado, física y emocionalmente, y su nariz estaba algo morada.

JUEGO TÓXICO | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora