The day.El día finalmente había llegado.
Samuel no había conseguido pegar ojo, al contrario que el chico que tenía en la celda de al lado.
La confesión del día anterior lo había dejado dormir plácidamente esa noche.
Bastante presión fue aliviada en el momento en que todo aquello salió de sus labios.
En cambio, al mayor lo había pillado totalmente desprevenido. Ni siquiera fue capaz de responder a todo lo que le había dicho. Simplemente se limitó a asentir como un estúpido. Como a alguien que no le importaba nada. Como si sus palabras no hubiesen afectado en absoluto a su tranquilidad (lo más tranquilo que alguien podía sentirse en un caso así)
Se llevó toda la noche sintiéndose mal por no haber sido capaz de responderle nada.
El chico debía pensar que era lo peor de lo peor, después del gran discurso que había soltado, él tan solo se quedó en silencio.
Se levantó varias veces de la cama, comenzando a dar vueltas por el pequeño cubículo, sin saber realmente qué era lo que quería conseguir con ello.
Escuchaba los ronquidos de Guillermo y los del otro chico, envidiando no poder estar en la misma situación que ellos.
Si algo era bueno para dejar de pensar en las cosas, era dormir. Y, desgraciadamente, aquella parecía una meta muy lejos de poder cumplir ahora.
Sus pies y manos estaban increíblemente inquietos, no dejaban de moverse de un lado al otro. Pensaba que llegaría a enfermar y conseguiría morir antes de que lo sentarán en la silla. Sería casi un alivio si así ocurriese, pero no tendría esa suerte.
Al cabo de unos minutos, se cansó de moverse de un lado al otro, así que optó por sentarse en el suelo a esperar como un tonto que lo llamasen para cumplir con su destino.
Y justo al pensar aquello, Bob apareció frente a las rejas de De Luque.
—Veo que no has podido pegar ojo esta noche —Evidentemente aquello le parecía divertido—. ¿Qué te tiene tan preocupado, Samuel?
La carcajada del hombre ni siquiera llegó a molestarle. Ese día parecía que nadie llegaría a molestarle lo suficiente como para hacerlo enfadar.
El único prisionero despierto en aquel pasillo desvío la mirada del hombre que se encontraba tras las rejas quién apenas tenía preocupaciones en la vida.
—Tranquilo... no vengo para lo que crees —dijo—. Para eso tendrás que esperar a esta tarde.
—Entonces, ¿qué haces aquí? —preguntó con cara de pocos amigos.
Bob se colocó de frente a la celda de Díaz, la cual abrió sin pronunciar palabra.
—Por lo visto, hasta las personas tan despreciables como vosotros tienen derecho a volver a ver la luz del sol por última vez —Aquello lo iba diciendo al mismo tiempo que zarandeaba el cuerpo de Guillermo, para que se despertara y se pusiera en pie—. Vamos, despierta. Que no os queda mucho tiempo que disfrutar.
El chico de ojos rasgados se incorporó de la cama algo adormilado. Aún no era consciente de nada.
—¿Podemos salir al patio?
Roberto salió de allí, arrastrando, prácticamente, el cuerpo del prisionero más joven.
—Eso creo que he dicho, ¿no? —A Samuel no le gustaba que alguien le hablara en tono sarcástico, pero decidió no caer en sus provocaciones.
ESTÁS LEYENDO
Prisioneros [Wigetta]
FanfictionSamuel y Guillermo son dos prisioneros que empiezan su relación con mal pie. Uno hará lo posible para encarar al otro, quien, en vez de rendirse y dejar de molestarlo, se hará cada vez más pesado. ¿Qué pasará entre estos dos chicos? ¿Decidirán, alg...