(In)decisiones

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¡Ya, está decidido! O eso creo...

No quiero herirlo, pero tampoco puedo ignorar mis sentimientos, porque sino no estaría siendo totalmente honesta conmigo misma. El Nacho es mi mejor amigo, lo entenderá y todo seguirá como siempre entre nosotros, como si él nunca hubiese declarado su amor por mí. –Sí, estoy tomando la decisión correcta.

Creo que debo decírselo en persona. Respuestas así no pueden darse por teléfono y debo aprovechar que la decisión está fresca en mi mente para ir a responderle ahora mismo. Me acerco a la puerta, lista para partir, pero al tomar mi cartera reparo en que probablemente debería llevar algo abrigado por si llegara a desocuparme tarde. Si todo sale bien, probablemente decidamos comer algo juntos, ver alguna serie o jugar Play. ¿Quién sabe?, para alivianar el ambiente. Pero si el Nacho no se toma muy bien mi decisión, será una conversación bastante breve y probablemente habré llevado el abrigo a puro pasear.

¡Qué va! Agarro las llaves, mi celular con los audífonos y salgo con determinación, tal como estoy, pensando que de todos modos no debería tardar tanto, pero apenas pongo un pie en la calle, admito que está haciendo más frío del que tenía previsto. –¡Maldición!– Me devuelvo y resignada me pongo un abrigo y agarro un bolso extra en el que embuto una bufanda, un cuello, guantes de lana e incluso incluyo un maldito paraguas por si llegase a llover. Salgo nuevamente, ahora cargada como equeco y molesta por el retraso.

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