|Día 04| Oscuridad |Estados Unidos|

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Fue una mala broma, una pésima de ese maldito cejon

Pensó tiritando de miedo, estrujando los bordes de la sabana que mantenía a mitad de su rostro como si fuera un escudo que lo protegia de las sombras imaginarias difuminadas en la oscuridad que se mantenían en el pie de su cama, observándolo.

El pequeño Alfred había sido atormentado como de costumbre en los días de Octubre por las macabras historias de Inglaterra con el único fin de asustar al pobre niño que, en su mayoría, cumplían su misión y hacían que no pudiera dormir para luego recibir burlas del mayor.

Resoplo liberando el aire comprimido del miedo en sus pulmones, quería dejar de pensar en el horripilante cuento que hace unas cuantas horas -Las que les parecía eternas- que Arthur le había narrado. Odiaba que su mente le jugará bromas de esa magnitud; y sobre todo odiaba al maldito cejon.

El menor chilló y se escondió completamente cuando el chillido grave y débil de la puerta abrirse lentamente de una manera bastante aterradora para el infante que de por sí ya estaba lo suficiente aterrado; mientras el aclamado mayor de cejas gruesas yacía oculto detrás de la puerta semi abierta sorprendido de lo rápido que se podría llegar a  asustar el menor Estados Unidos.

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