-Cuéntame, tigre, ¿Qué estaban haciendo ella y tú antes de que desapareciera?- Dijo Buck mientras analizaba con cuidado la nieve.
-Bueno, como es el día de su cumpleaños yo le había dicho que daríamos una vuelta por aquí... para platicar un poco y... yo iba a darle las flores que tanto le encantan... e e es el primer cumpleaños juntos así que...- le contaba Diego algo triste y cabizbajo, mientras Buck le contestaba con un ajá ocasional- yyo yo quería que fuera algo especial... pero cuando volví, ella ya no estaba ... por más que la busqué
-Mmm... no quiero adelantarme y sacar conclusiones apresuradas pero... ya creo saber qué es lo que pasó aquí.
-¿Lo que pasó aquí? ¿De qué hablas Buck?
-Bueno, verás...No sé por dónde empezar...¿Recuerdas lo que les había contado? ¿De la vez en la que Rudy me había tragado y yo luché por salir de su garganta?
Diego estaba confundido y esto se notaba en la expresión de su rostro.
-Sí...- dijo torciendo la boca y frunciendo el ceño, en casi una mueca de repulsión-... Sí la recuerdo, ¿porqué preguntas? ¿Crees que fue Rudy quien se la tragó a ella?
-Nope, sólo quería saber si te acordabas.
Diego se dio cuenta de que Buck había logrado vacilarlo y, mirando ligeramente hacia arriba, torció aún más su boca al pensar que había sido víctima de una "ridiculez". Buck soltó una risa.
-En serio tienes buena memoria, tigre.- la comadreja no podía parar de reír- Yo ni me acordaba de eso... ¡Ya, pongámonos serios! Mi teoría es la siguiente...- Buck miró con los ojos bien abiertos a Diego para aumentar el suspenso-... Shira ha sido secuestrada por un secuestrador.
-¿Secues...? Por favor, Buck, eso no me dice nada relevante. ¿Al menos una pista de su "secuestrador"?
-Bueno, ¿Y esto te dice algo relevante?
Buck avanzó unos pasos y señaló en el suelo unas marcas que quedaron plasmadas en la nieve.
-¿Esas son... huellas de lobos?
-Huellas de lobos- dijo asintiendo con la cabeza - y según mis cálculos, fueron hechas hace una hora, justo en el momento en el que ella desapareció... y además encontré esto.
Buck le mostró a Diego un mechón de pelo grisáceo.
-Esto no es pelo de lobo, ni tampoco de tigre. Sin duda, el dueño de este mechón de pelo acompañaba a los lobos y, probablemente, es el secuestrador.
Diego examinó con cuidado el mechón. Primero su aspecto, luego su textura y por último su olor.
-Me recuerda a algo... pero no estoy muy seguro... creo que... creo que no sé lo que es. Y ¿algún rastro que nos diga a dónde pudieron haber ido?
Buck apuntó con su cuchillo hacia su izquierda, señalando hacia una parte donde no había nieve y sólo se veía tierra y rocas.
-Ahí es donde la tienen. Ahí es donde iremos.
Diego contemplaba en silencio aquel sombrío lugar. El viento soplaba y revolvía el pelo a ambos. Estaba dispuesto a avanzar cuando escucharon un ruido que los hizo sobresaltarse. Algo se movía dentro de los arbustos.
-Me acercaré yo- dijo la comadreja. Se acercó lentamente con el cuchillo en la mano al arbusto, bien preparado y a la expectativa. Las hojas se movieron bruscamente y Buck lanzó con fuerza el cuchillo hacia el arbusto. Dos delgadas voces gritaron y las hojas dejaron de moverse.
-¿¡Pero qué de...!?
Apartó las ramas del arbusto y encontró a las zarigüeyas Crash y Eddie paralizadas y viendo el cuchillo. Luego miraron a Buck y se relajaron un poco
-¿Qué hacen ustedes aquí?- Les preguntó la comadreja.
-¡Queríamos acompañarlos!- gritaron al unísono
-Nosotros teníamos la intención de participar en esta misión de rescate desde el inicio- dijo Crash
-¡Pero ustedes no nos dejaron!- dijo Eddie- así que decidimos seguirlos sin que se dieran cuenta.
-Bueno, se dieron cuenta ahora... pero antes ni siquiera lo habían notado, y esa es una prueba de lo muy sigilosos que podemos ser.
-¿Pero es que acaso no entienden?- los regañó Diego- ¡ustedes no pueden estar aquí!
-P Pero nosotros...
-Tienen que volver a la fiesta con la manada, hagan caso.
-Déjalos venir -interrumpió la comadreja- con su agilidad nos pueden ayudar bastante.
Diego quedó boquiabierto ante la propuesta de Buck
-Dejarlos... ¿venir? ¿Es en serio?
-¿Cuál es la regla número uno, tigre?
Diego torció la boca al darse cuenta que no había forma de contradecir la propuesta de Buck. Las zarigüeyas comenzaron a saltar y a gritar de la emoción, incluso corrieron en círculos. Buck puso su cuchillo sobre su hombro y comenzó a marchar, sonriendo.
-¡Vamos, mamíferos! Hay una dama a quien rescatar.
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Fanfic: Corazón de Hielo (Editando)
Fanfiction(Fandom: La Era de Hielo 1-5) Sinopsis: Una nueva aventura está a punto de comenzar para la manada de la Era de Hielo. Esta vez el peligro acecha a la pareja de tigres dientes de sable y podría poner fin a su sueño de vivir felices por siempre. ¿a q...