No volví a la biblioteca, salvo para devolver un libro y contestar cabizbaja las preguntas preocupadas de la señorita Stratus. Le comenté del accidente, que me había perdido y luego caído.
Dios, para ya de mentir, Rebecca.
Christian también se horrorizó un poco al verme con mi brazo en un yeso y los moretes en mis piernas que el short dejaba a la vista. Supongo que debí usar jeans ese día.
Él me dijo que me daría algo, una especie de regalo, así que me quedé esperándolo cerca de una de las estanterías. Incluso cuando me dije a mí misma que me mantendría quieta y sin prestarle atención a la poca gente que había, Allen captó mi atención unas mesas más allá.
Se veía ocupado, con sus auriculares azules y su vista plenamente concentrada en lo que escribía. De vez en cuando gruñía cosas entre dientes y borraba con la parte trasera de su lapicero, volviendo a escribir para luego quedarse pensativo y fruncir sus labios de una manera extraña.
Recordé otra vez el día en que terminé frente a su casa, sintiéndome algo ridícula una vez más pero solo resoplando y quitándome un mechón de cabello de la cara.
Pasaron algunos minutos, terminé apoyándome de la escalera en la que Christian se subía de vez en cuando para acomodar las repisas y seguí esperando mientras movía mi pie al ritmo de alguna canción que había escuchado por ahí de camino a la biblioteca.
O al menos eso hice hasta que sentí cierta mirada sobre mí y me maldije internamente por voltear como tarada a encontrarme con esos ojos azul bebé.
Otra vez quise echar a correr, pero tenía varios impedimentos.
Uno; mis piernas dolían mucho por los golpes.
Dos; no podía dejar a Christian como si nada.
Tres; otra vez...estaba paralizada frente a su mirada.
La última era la peor de todas, debía garantizarlo.
Parpadeé varias veces, dispuesta a girar y hacer como si nada hubiese pasado. Pero me vi interrumpida cuando Allen chasqueó sus dedos debajo de la mesa, consiguiendo llamar mi atención de inmediato y que le mirase una vez más bajo mi propio riesgo.
Pareció aliviado de que lo hiciera, sonriéndome de lado por alguna razón. Nos quedamos así por un rato, viéndonos en silencio. En más de alguna instancia los nervios siguieron ahí, pero desaparecieron poco a poco junto al terror que antes me recorría de los pies a la cabeza.
De repente sacó algo por debajo de su brazo, haciéndome mirarle perpleja mientras parecía escribir algo rápidamente con uno de los marcadores que destapó con su boca. Se quitó la tapa de la boca y luego giró el cuaderno hacia mí.
¿Estás bien?
Esa pregunta me perforó cada rincón de la cabeza, y en alguna instancia me habría reído de lo ridícula que me veía sonriendo lentamente con tal de volver a mentirle incluso a él. Alguien que no conocía en lo absoluto y se preocupaba por mí.
Ironía.
Allen bajó lentamente el cuaderno ante mi diminuta sonrisa, para luego apuntar a su propio brazo enyesado. Me pareció algo divertido que él tuviese su brazo derecho lastimado y yo el izquierdo.
Miré brevemente el extraño material que envolvía mi lesión, luego alcé la mirada nuevamente hacia él y asentí.
Estaba bien... Eso decía mi asquerosa y mentirosa yo.
Christian no tardó en regresar luego de eso, interrumpiendo nuestra conversación sin palabras por mi parte y dejando que esta pudiese desvanecerse como cualquier otro día sin importancia.
Pero no para mí. Por alguna razón, había tenido importancia para mí.
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Goodbyes [Starlight 0.5]
FanficFragmentos a un chico idiota que trató de salvarme. Mensajes de Rebecca antes de lo ocurrido en Starlight. Portada bella por mi bebita Candies <3