T R E S.
Tobías y yo almorzamos al terminar de llenar unos papeles en la oficina. Nos encontrabamos con otros compañeros almorzando en nuestra pequeña cafetería, a algunos nos toca quedarnos todo el día trabajando y más que todo a los solteros ya que no tenemos compromisos en casa. Sin embargo, no todos los que se quedan son solteros porque hay veces que les toca quedarse. En fin, creo que es hora de llegar al edificio de la mujer que tiene por nombre Madaline Hosk; mientras almorzaba me tomé la molestia de leer lo que había apuntado Josh ya que él estuvo a cargo de estar en el hospital y esperar alguna información. Obtuvo suficiente porque con saber su nombre y dirección llegaremos sin problemas.
—¿Estás listo?—Volvió a entrar a mi oficina impaciente. Yo estaba sentado en mi escritorio buscando alguna libreta y un lapicero. Asentí cerrando la gaveta que había abierto.
—¿Nos vamos en tu auto?—pregunté caminando a paso rápido. Sin embargo, no había mucho que caminar hasta la salida. Saqué mi celular y encontré una llamada perdida, no es mi madre asi que no es importante y Nestor nunca me llama, él solo hace videollamada conmigo por las noches los fines de semana. Así que volví a guardar mi teléfono.
Al llegar a la salida la presencia de una mujer evita que siga caminando, de hecho, una pregunta ha surgido en mi cabeza desde que sigo encontrándome a esta mujer. Definitivamente, mi paciencia está atravesando su límite, mi pregunta es: ¿Por qué hay mujeres masoquistas? Yo las respeto porque tengo a una mamá y ella una vez fue joven pero, les aseguro que he sido claro con esta mujer con mucho respeto pero siento que entre más la alejo, mucho más me busca. Me perturba esta mujer. Por locas como ella es que no quiero tener algo serio o comprometerme con alguien. Las relaciones es para locos y resolutivamente me encanta estar solo, sin problemas.
Pero, no puedo negar que tengo buenos gustos hablando físicamente. Ella no necesariamente debe ser rubia o de tez blanca para ser linda o tener la mejor dentadura. Tiene retenedores pero su sonrisa es la más linda que he visto, después de mamá. A excepción de cuando sonríe como una maniática y enfermiza. Esta vez trae el vestido que le regalé para su cumpleaños, junto a unos zapatos altos; su cabello ondulado estaba recogido y se veía más delgada, lamentablemente. Siendo honesto, no me gustaba que quisiera adelgazar porque tal cual era o es siempre será linda.
Ella me sonrió como maniática, sentí el peso de una mano y era Tobías; él sabía a lo que me enfrentaba.
—Suerte, amigo—suspiramos—. Te espero en el auto-mencionó antes de alejarse de mi y dejarme con Daniella.
—Hola, Daniella—sonreí de lado y ella disminuyó su sonrisa—. ¿Qué haces aquí?—pregunté con miedo al recordar la última escena.
—Es solo que.. te extraño—dijo ella, y carrapee—. Pero, quiero disculparme contigo—su frente comenzó a humedecerse, estaba nerviosa—. No debí actuar de esa manera con tu amiga—me miró aún nerviosa, tomé su mano con miedo a que suceda lo mismo que hace dos meses. La abracé rogandole que por favor me olvidará y después dijo que la seguía amando.
—Tranquila, sé que eso no todos lo hacen pero tu eres distinta a todos-tomé su barbilla para levantar su rostro—. Eres hermosa, mereces a alguien que te valore, Dani—Ella me abrazó con fuerza, esta mujer es fuerte. Siempre lo ha sido.
—Te amo y siempre lo haré, te esperaré cuando estés listo—susurró a mi oído, para luego dejar un beso en mi mejilla.
—Por favor, Daniella..—una interrupción a mi frase fue causada con un beso, un beso que tuve la tentación de seguir pero no puedo porque eso sería darle falsas esperanzas y no soy así. Siempre aclaro las cosas.
ESTÁS LEYENDO
Prejuicio ©
Literatura KobiecaLa sociedad clasifica a las personas. No importa de dónde vengas, simplemente sacan prejuicios así como lo han hecho con Juliette. Conocerás los prejuicios que encuentran en ella y definitivamente ella si es diferente; Jean lo comprobó. Probablement...